No he querido ser oportunista y por eso quiero debutar en esta sección, tras las dos grandes entregas del genio Isi Roquer, hablando sobre los Capitals. Si uno echa la mirada atrás puede apreciar una cierta mejora del equipo y de Alex Ovechkin, sin contar la debacle de esta pasada madrugada en Philadelphia. Pero amigos míos, que no os engañen, no os dejéis embaucar, porque lo que hoy es blanco ayer fue negro y la irregularidad está presente en cada golpe de patín que da el conjunto capitalino.
Si uno echa la mirada aún mucho más atrás, viendo un poco la evolución de la divisiones en la NHL, es fácil darse cuenta que la Sudeste es la más flojas de liga desde que se actualizó el nuevo formato en 1998. A pesar de todo, dos equipos de este selecto grupo han ganado una Stanley Cup, y no, ninguno de ambos llevaba el nombre de Washington Capitals.
El conjunto del magnate Ted Leonsis, desde su fundación en 1974, solo ha jugado una vez las finales por llevarse el título. Fue en el 98, cuando entonces había cuatro divisiones, donde cayeron contra Detroit por 4-0. Es curioso, ya que si no contamos las primeras temporadas de crecimiento del equipo, tan solo han faltado siete veces a la cita de los playoffs en casi 30 temporadas. Aunque en su debut firmó récords de derrotas tan negativos que todavía siguen vigentes en la actualidad.
Quitando o no que podamos llamar a los Caps el “pupas” de la NHL por su aciaga historia, me gustaría centrarme sobre todo en las últimas temporadas donde el equipo, con un potencial envidiable, ha demostrado ser un gigante con pies de barro en los playoffs. Sobre todo en 2010, donde los Canadiens los eliminaron en primera ronda, cuando partían con la ventaja de ser el mejor equipo de toda la liga.
Como siempre dicen, las cosas pasan por algo, y creo que en la franquicia Washington D.C. han pecado, y lo siguen haciendo, y por eso el Dios de la NHL los castiga con malos resultados, hundiéndolos en el fondo de la liga, a pesar de estar en una de las divisiones más asequibles del campeonato. He aquí los “siete pecados capitales”:
1- George McPhee: El general manager es uno de los mayores culpables de la situación del equipo. Y digo de la situación, porque si bien es cierto que ha sabido asumir con éxito las reconstrucciones y hacer un equipo competitivo en muchas ocasiones, también ha metido la pata hasta el fondo en momentos cruciales. Quizá no sepa controlar sus nervios, como ya nos demostró en la pretemporada del 99, cuando casi medio equipo de los Balckhawks lo lincha por bajar a los vestuarios a recriminar el juego duro de los de la ciudad del viento.
2- Siguiendo con el personaje número uno, nos centramos en una de las decisiones que a día de hoy sigo sin entender. La destitución de Bruce Boudreau. Sí, el mismo técnico que le está plantando cara en el Oeste a Chicago con los Ducks. Un entrenador al que no le valió ganar cuatro títulos de división en el banco capitalino y, como bien se rumoreó, se lo cargaron gracias a las pataletas del capitán Alex Ovechkin.
3- Los recambios que se han realizado hasta la fecha no han tenido ni de lejos el efecto esperado. Dale Hunter, sustituto de Broudeau, metió al equipo en playoffs con tres puntos de ventaja sobre los Sabres y llegaron a semifinales de conferencia. No terminó nada mal la temporada, pero debido a los rifirrafes, siempre presente en esta franquicia, no siguió a cargo del equipo.
4- Adam Oates, ha sido su recambio, o más bien digamos un parche. No sabemos cuánto durara en el banquillo de Washington, pero está claro que los resultados no le están acompañando. No lo hizo mal como asistente en Tampa y en New Jersey, pero a pesar de su carácter, se le ve aún muy verde para el peso de un banquillo de la supuesta calidad que tiene el de los Capitals.
5- Aquí tenemos al hombre sobre el que gira todo. Alex Ovechkin. Un jugador que ha ido de más a menos. De ser considerado el mejor de la liga a tener en la actualidad un bagaje ofensivo pésimo. Está temporada tiene un paupérrimo porcentaje de acierto de cara a gol (como poco más de un 10%), siendo además con mucha diferencia el jugador del equipo que más dispara a puerta. Aunque es curioso, que tras el hat-trick a los Devils el pasado sábado, contra Carolina ni siquiera disparó a portería.
6- La blue-line tampoco se libra de la quema de las irregularidades. Y aquí sí que es más debido a la mala suerte que a otra cosa. Está claro que McPhee ha tomado durante éstas últimas temporadas decisiones un tanto peculiares en esta parcela, pero no podemos culparle de que el bueno de Mike Green haya sufrido una y otra vez el infortunio de las lesiones. El defensa de 27 años prometía ser uno de esos jugadores que marcan época, aunque todavía está a tiempo de seguir mostrando su valía.
7- En portería, las cosas no pintan para nada mucho mejor. Holtby-Neuvirth, Neuvirth-Holtby. Los dos juntos no llegan ni a promediar un 90% de paradas. El portero canadiense está siendo el más utilizado por Oates y ya mostró su gran nivel en los pasados playoffs. Pero esta temporada se ha contagiado de la irregularidad del equipo. Capaz de dejar su meta a cero contra los Hurricanes y encajar al día siguiente cuatro goles en Philadelphia.
Como ya he dicho, no he querido ser oportunista y hacer más sangre de la que ellos mismos se hacen. Parece que el equipo está despegando tímidamente y pueden incluso clasificarse para playoffs. Pero sinceramente, es de traca ver a una franquicia con tanta calidad empezar tan mal una temporada o hundirse cuando llegan los playoffs. Pero como siempre en esto del hockey, la cosa es como se acaba y no como se empieza, y si no que pregunten por Los Angeles.