Es de bien conocido que los Isles nunca han gozado de la fama que sus vecinos los Rangers disfrutan en Nueva York, mientras unos se codean los grandes nombres de la sociedad neoyorkina mientras frecuentan el Madison Square Garden, los otros se retuercen en las entrañas del vetusto Nassau Veterans Memorial Coliseum de Uniondale, lejos de cualquier famoso que se quiera preciar. Es cierto que ambas franquicias llevan “NY” delante de sus sobrenombres pero las similitudes llegan aquí, incluso los souvenirs o productos de los Isles ni siquiera se venden en muchas partes del centro de la ciudad, como comentaba mi buen amigo Álex Calvo, en su visita a New York ni siquiera había llaveros de los Isleños.
Aunque todo esto puede dar un vuelco significativo, tampoco voy a vaticinar el fin de los Rangers como primeras espadas del hockey NHL en la Gran Manzana (por algo son Original Six) pero si una mejoría más que notable en la popularidad de los Islanders. ¿Por qué? Pues bien sencillo, su inminente traslado al magnífico y súper moderno Barclays Center de Brooklyn para hacer de “pareja de baile” de los Nets de la NBA, como en los primeros días de la ABA y los entonces New York Nets comandados por el gran Julius Erwing, ganando campeonatos en el pabellón de Nassau con los Isles de compañeros de arena, igual que sucederá dentro de un año. Cosas del destino, quien sabe si los anillos y campeonatos volverán a las diferentes vitrinas.
Como en la vida, una buena casa no te asegura el éxito, los Isles parece que ya no toman las decisiones pensando en ayudar a las demás franquicias a cogerles ventaja cediéndoles buenos jugadores en malas operaciones. O por ende, firmando grandes contratos a jugadores que al final tienen que comérselos sin patatas, a palo seco. Está tónica tan funesta parecía no tener fin pero este verano la claridad se le vino a la cabeza a Garth Snow (por cierto, nombre que siempre me moló cuando jugaba de portero en NY), algo que no venía ocurriendo estos últimos años. Primero adquiriendo al infravalorado guardameta Jaroslav Halak, cubriendo la portería perfectamente para luego dar el golpe del mercado estival, haciéndose con los defensas Boychuk y Leddy, dejando por cierto a más de un general manager con un palmo de nariz y aumentando de golpe el rating defensivo del equipo. Visto los resultados, parece que salió redonda la jugada.
Claro está que sin los drafteados John Tavares y Kyle Okposo nada sería lo mismo, su calidad en ataque es la diferencia entre un conjunto mediocre o que aspira a dar un salto en la clasificación. Antaño esos jugadores ya estaban en la delantero pero la falta de seguridad detrás impedía cosechar mejores resultados, ahora parece que el círculo se ha cerrado entorno a una plantilla compensada y llena de calidad en todas sus vertientes.
Es temprano para decir si llegarán a buen puerto o se quedarán por el camino pero actualmente avanzan por la autopista con la tarjeta del “teletac” para evitar pararse a pagar peajes, estilo que únicamente utilizan las franquicias que aspiran a todo, sean los Penguins o Blackhawks por citar algunos. Precisamente en la división metropolitana, sus duelos con Pittsburgh se presentan apasionantes si continúan con la paridad existente hasta ahora, está mini rivalidad ya empezó un par de años atrás cuando NY ya se metió sorpresivamente en Playoffs, enfrentándose a los Pingüinos en primera ronda, los cuales sudaron de lo lindo para acabar pasando.
En Nueva York existen varias franquicias profesionales de las distintas grandes ligas y entre ellas se agrupan en dos mini grupos. Por un lado aparecen los Giants, Rangers, Knicks y Yankees, los cuales escenifican la creme de las franquicias neoyorkinas, por el otro nos encontramos a los Jets, Isles, Nets y Mets, grupo que a simple vista parece representar a los de “las afueras”, vamos los que no son de Manhattan, aunque en realidad únicamente los Knicks y Rangers juegan allí, el resto está repartido por diferentes lados de Nueva York. Incluso varias veces, franquicias del mismo “grupo” homenajean a las otras en forma de saque de honor o por el estilo, pero siempre entre los mismos. Ahora que habrá también dos franquicias MLS en la ciudad, ambas se podrán repartirse, a simple vista los Red Bulls por antigüedad tendrían que formar parte del grupito excelente pero dado que el NY City FC jugará en el Yankee Stadium, la división parece estar clara.
Retomando el tema de los Isles, más que subirme en las ramas, parecía que estaba volando encima de los aviones con temas banales, los Islanders con su traslado más al centro de la popularidad (Brooklyn) junto con un equipo joven y talentoso, podría hacer sombra a los Rangers y por fín, empezar a ser respetado de verdad en su propia ciudad, no únicamente en Uniondale como lo fuera antaño, años en que cosecho cuatro Stanley cups consecutivas. Así que, retomando las palabras de mí amigo Álex Clavo pero retocándolas un poquito, puede que los Isles no tengan llaveros que vender pero vienen para comprar la máquina que los fabrica. El tiempo dirá si han tenido el éxito esperado.