Irvine Wallace «Ace» Bailey (Bracebridge, ON), como cualquier chaval canadiense soñaba algún día con jugar al hockey profesional. Desde sus años como junior y senior hasta el fin de su carrera dio todo, primero como incondicional y luego como jugador por sus tan queridos St.Patricks, equipo que más tarde pasaría a llamarse Maple Leafs de Toronto. Ace se crió y jugó en su querida Toronto donde murió en abril del año 1992 a la edad de 88 años. A pesar de que su carrera acabó el 13 de diciembre 1933, no dejó de servir a sus Leafs hasta los 81 años. Pero empecemos por el principio.
Su sueño se hizo realidad en noviembre del año 1926 cuando firmó por los St. Patricks de Toronto. Tardó poco tiempo en despuntar como un ala derecha rápido con un olfato de gol que pocos podrían igualar en los años venideros, es más, se convirtió en el máximo goleador de la liga en su tercera temporada como jugador de los Leafs (22 goles en 44 partidos), tras dos temporadas con 15 y 9 goles respectivamente, lo que hacía a Bailey ser el preferido de las gradas de Toronto. Si bien en los años siguientes no volvió a coronarse como el máximo anotador de la liga, supo mantener durante tres años consecutivos su marca personal por encima de los 20 tantos.
Tras un comienzo de carrera espectacular, y para poner la guinda al pastel, gana la Stanley Cup venciendo junto a su equipo a los todopoderosos Rangers en una serie al mejor de cinco partidos,donde los de Toronto ganaron los tres primeros con gol para la victoria de Ace Bailey incluido. Tampoco hay que olvidar que la aportación de Bailey esa temporada fue de solo ocho goles, el peor registro anotador de toda su carrera. La temporada siguiente los Leafs conseguirían repetir final, pero serían los de Manhattan los que se llevarían la Stanley Cup a casa en una serie al mejor de tres encuentros.
El curso 1934-1934 pintaba como otro cualquiera para Bailey, aprovechar el buen momento de salud del equipo, asegurarse la titularidad la siguiente temporada (no hay que olvidar que su rendimiento bajó respecto a temporadas anteriores a la Stanley Cup), repetir Playoffs por cuarto año consecutivo y con un poco de suerte llevarse el campeonato a Toronto. Pero la tarde del 13 de diciembre del año 1933 la
vida de Ace cambiaría para siempre.
Red Horner, defensa de los Maple Leafs, además de compañero de vestuario de Bailey estaba teniendo probablemente uno de los más emocionantes duelos de su carrera contra Eddie Shore, defensa de los Boston Bruins, a ciencia cierta uno de los jugadores más bestias encima del hielo en la historia de este deporte. En uno de los lances que estaban manteniendo estos jugadores, Horner, apenas más alto que Shore, golpeó a este y le envió directamente al suelo. Tras probar el sabor del hielo, Eddie se levantó para devolverle el golpe al defensa de Toronto pero, al no ver a éste, decide desahogarse con el primer jugador con el que se cruza, en efecto, Bailey. Fue tan brutal el golpe que, tras perder el equilibro, Ace cayó al suelo y se fracturó el cráneo. Horner, al ver el tremendo golpe que recibió su compañero de vestuario, se abalanzó sobre Shore dándole puñetazo y haciéndole caer justo donde Ace había caído al hielo. Más tarde, a Eddie Shore le sería diagnosticado una conmoción cerebral con un resultado de siete puntos de sutura en la cabeza. Pero sin duda la peor parte se la llevó el de los Leafs.
Rápidamente los servicios sanitarios llevaron a Bailey al hospital donde fue operado de urgencia; la vida de Ace continuaría dependiendo de la habilidad de los cirujanos. Tras tener cuatro horas al mundo del hockey en vilo, Ace Bailey salía victorioso de la operación que marcaría su vida, mejor dicho su carrera para siempre. Probablemente, y más doloroso que el hielo, fue el diagnóstico de los médicos: rras ocho años sobre los hielos de toda Norteamérica, el que estaba llamada a ser la estrella de los Toronto Maple Leafs decía adiós al deporte.
La carrera de Ace Bailey puede que acabara en este punto, pero no su historia. El 14 de Febrero de 1934, Eddie Shore, sí, el mismísimo jugador que le fracturó la cabeza en aquella fatídica tarde, había conseguido organizar un partido en honor a Bailey en el Maple Leafs Garden de Toronto donde un combinado de las estrellas de la NHL se enfrentó a los Toronto Maple Leafs. Al parecer, los 16 partidos de sanción hicieron reflexionar a Shore que, caprichos del destino, fue el primer jugador de la historia del hockey en llevar un casco en el desarrollo de un partido. Gracias a la asistencia de mas de 14.000 personas al hielo de Toronto, se consiguieron recaudar mas de $20.000 para Bailey y su familia.
Lo más destacado del evento, además del anuncio por parte de la directiva de Toronto que el número de un jugador sería retirado por primera vez en la historia de la NHL (el 6, obviamente de Ace Bailey), fue la tensión que se pudo cortar con un cuchillo cuando Ace y Eddie volvían a encontrarse meses después del incidente. Lo que ocurrió a continuación hizo explotar a los presentes en un aplauso que sería recordado para siempre en los anales del hockey: Ace Bailey y Eddie Shore firmaban la paz a pesar de lo ocurrido.
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