Guy Boucher es, ahora mismo, el entrenador más interesante de la NHL. Un manager rookie, el más joven de la NHL, venido de las ligas menores (AHL), que ha puesto a Tampa entre los mejores equipos de la Liga tras la decepcionante campaña pasada, pese a perder un par de partidos esta semana y quedarse en un balance de 7-4-1 con 16 puntos. Lo que hace interesante a Boucher es por su metodología de trabajo.
Boucher estudió Psicología Deportiva, Ingeniería de Biosistemas, Biología Ambiental e Historia en la Universidad McGill de Montreal y está haciendo una maniobra simple para que sus jugadores rindan: reiniciar en el momento correcto los relojes biológicos de sus jugadores. Eso significa que de los habituales 45 segundos de cambio de línea, el entrenador canadiense de 39 años aplica entre 30 y 35. Para Boucher, con la intensidad que se juega en la NHL hoy en día, el cuerpo solo puede rendir durante ese medio minuto, después dice «sal de la pista» y es algo que ha confirmado el propio preparador físico del club, Chuck Lobe, quien comenta que estos turnos posibilitan que en los 90 segundos que tiene el jugador para descansar, la media de latidos por minuto baje de 170 a 115 de forma drástica, permitiendo un mayor descanso al atleta.
Sin embargo, las ideas de Guy Boucher van más allá, es un innovador del hockey hielo aplicando simplemente lo que la ciencia ha estudiado sobre el ser humano. Una idea radical es que ninguno de sus forwards supere los 20 minutos por cada partido; comparado con lo que suele jugar Pavel Datsyuk para los Red Wings, superando el tercio de partido con creces cada noche que juega, es un cambio importante. Una idea rara para un equipo que tiene unos jugadores como Steven Stamkos, Vincent Lecavalier o Martin St. Louis, capaces de llegar a los 25 minutos rindiendo a la perfección, sacrificándose por su equipo y con una condición física superlativa. Habrá que ver si estos métodos, ponen a Boucher en la elite de los entrenadores al final de la temporada regular.