El apoyo de un político al equipo de football local en las dos semanas anteriores a unas elecciones tiene unas repercusiones positivas en las urnas para esa campaña según un estudio de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos. La ciencia, por lo tanto, confirma lo que los políticos saben de forma inherente antes de lanzar una campaña y lo que su equipos les recomiendan, acudir a un partido, especialmente de football o baloncesto, los dos deportes universitarios más populares, para ganarse los favores del electorado.
El estudio se ha basado en las elecciones presidenciales, a gobernadores y al senado desde 1964 a 2008, comparándolas con los resultados de 62 equipos de football universitario. Los investigadores han encontrado la evidencia de que las victorias de estas escuadras dos semanas antes de las elecciones, con la aparición o declaración del político de su apoyo, crean tendencias favorables de voto, en torno al 1 y el 1,5%. La investigación, por un poco absurda que parezca, se inició por la búsqueda de datos irrelevantes que afecten a la actividad de un votante de cara a las elecciones.
El último ejemplo fue en 2009: cerca de 3.000 personas fueron preguntadas sobre su preferencia de equipo de baloncesto universitario antes y durante de los Playoffs en áreas afines a esas instituciones. Sabiendo de la afición del presidente Obama por el college basketball, se interrogó a los encuestados sobre la valoración hacia el comandante en jefe, subiendo más de un 2% la opinión favorable.