El asunto de las muertes prematuras de ex-jugadores de NFL está empezando a ser una noticia constante las últimas semanas por la coincidencia de varios fallecimientos de atletas retirados en una edad mediana. Hace unas semanas Dave Duerson se suicidaba y, posteriormente, se ha sabido del dramatismo de tal acto: que si una trágica nota a su mujer, que si sufría de depresiones, que si se disparó en el pecho para que su cerebro fuera examinado de cara a prevenir enfermedades mentales de jugadores de football. Aunque el caso que vamos a describir no está relacionado con esta nueva discusión en los foros NFL sino con una mere coincidencia.
La última muerte ex la del ex-defensive line Shawn Lee a los 44 años, lo que supone el sexto jugador de San Diego Chargers de la plantilla de 1994 que llegó a la Super Bowl que fallece prematuramente; Lee ha muerto por causas no relacionadas con enfermedades mentales que han podido ser provocadas por los golpes continuos en la cabeza. Su caso ha sido una doble neumonía propiciada por sus problemas con la diabetes y sus 300 libras de peso, sin embargo los otros cinco ex-jugadores son casos que realmente ocurrieron en insólitas circunstancias.
El primero fue el linebacker David Griggs a los 28 años en un accidente de tráfico, un año después el running back Rodney Culver a los 26 años en un accidente de avión. Los otros tres, en 2008 el center Curtis Whitley a los 39 años de sobredosis, también en ese año el defensive lineman Chris Mims a los 38 años por un fallo cardiaco propiciado por las 438 libras de peso que tenía y el linebacker Doug Miller fue alcanzado por uno, sino dos, rayos en 1998.
Los Chargers de 1994 no solo perdieron la única aparición en la Super Bowl en la historia de la franquicia sino que además parece que aquel equipo está maldito.