No es una broma. La ambición por llegar más lejos que nadie con las habilidades en un deporte lleva a muchos atletas ya no solo a tomar las sustancias prohíbidas habituales (o que se las inyecten) sino también a nuevas áreas desconocidas, como el cuerno de ciervo, que contiene una sustancia, IGF-1, cuyos efectos son parecidos a los de la hormona de crecimiento.
La sustancia en sí, la cual ya han reconocido varios jugadores de NFL haberla consumido según comenta en un artículo Yahoo Sports, es un líquido que hace más duros los cuernos de los ciervos cada primavera. Es simplemente recolectada para usos medicinales, todos buenos para la salud como dormir mejor, propósitos sexuales o, en este caso, atléticos. Es decir, que tras dos décadas de productos sintéticos gestados en laboratorios para potenciar el rendimiento, los atletas se fijan ahora en productos naturales, en algo que ya sabían los chinos hace 2.000 años.
«Es similar al HGH en términos de ayuda a la recuperación del atleta. Hace construir tejido de fuerza y tejido de construcción más de lo que puede hacer una persona en situación normal. Es, por lo tanto, una sustancia prohibida», declara el director de la Agencia Mundial Anti-Dopaje, Jonathan Danaceau.
El safety de los Bengals Roy Williams a admitido usarlo, el defensa de los Ravens Ray Lewis ha admitirlo usarlo y, lo más curioso de todo, el nuevo head coach de los Raiders Hue Jackson lo distribuía a varios jugadores. Como otras sustancias, el cuerno de ciervo es muy difícil de detectar, al menos mediante análisis de orina tal como pasa con la hormona de crecimiento, incluso cabe la posibilidad de no detectarse con análisis de sangre. Pero, como ya sabemos, los controles anti-dopaje mediante muestras de sangre no son obligatorios en la NFL, por mucha batalla que quieran librar desde la Liga.