Hay opiniones que molestan. Lo vemos contínuamente en la televisión, en Twitter, en debates, en tertúlias y en cualquier dirección en la que miremos. En el fútbol americano también las hay. No es algo que suela generar insultos ni descalificaciones personales pero haberlas las hay. Uno de los ejemplos más claros es eso que se está haciendo últimamente de simplificar los equipos de football a sus quarterbacks. Es una opinión que parece que molesta bastante y la verdad es que no me extraña, minimizar el esfuerzo de un montón de jugadores que se parten el alma cada vez que saltan al campo para reducir el rendimiento de todo un equipo a lo que haga el quarterback es algo que no debería suceder. Pero sucede. Y lo hacemos todos, puede que involuntariamente pero lo hacemos. En esta liga dominada totalmente por los quarterbacks, los equipos parece que siempre rinden en función de cómo rinde su quarterback. Sí, probablemente la lesión de Aqib Talib fue clave en el partido que los Patriots perdieron contra los Broncos, pero los comentarios más extendidos respecto al encuentro fueron cosas como «si Brady no hubiera fallado ese pase largo a Edelman habríamos visto», «Brady no puede bloquear, lanzar y recibir al mismo tiempo» o «Brady no ha estado tan fino como en él es habitual». Todo centrado en el quarterback. Muy injusto porque fallaron muchas cosas en el lado de New England, ya sea a nivel de planteamiento o a nivel de personal (sería impensable olvidar la plaga de lesiones que sin duda condiciona el rendimiento del equipo), pero estoy convencido de que gran parte de la gente piensa que si Brady hubiera jugado mejor, el partido se podría haber ganado sin problemas. Pero lo más curioso no es eso, lo más curioso es que de los dos campeonatos de conferencia éste ni tan siquiera fue el que estuvo más condicionado por el rendimiento del quarterback. Y es que la mala actuación de Colin Kaepernick ante los Seahawks jugó un papel fundamental para entender la derrota de los Niners ante Seattle.
Sí, he leído las estadísticas y soy perfectamente consciente de que pone que Frank Gore corrió 11 veces para un escalofriante total de 14 yardas. Es más que obvio que los Niners no pudieron usar la que a priori es su mayor arma ofensiva, pero el hecho de que Seattle intentara inutilizar a Gore y provocar que Kaepernick fuera el que tuviera que ganar el partido era algo que entraba dentro de la lógica. Había que tener algo más previsto, y así fue. Desde el principio del partido, los Niners quisieron atacar la defensa al hombre de los Seahawks corriendo con Kaepernick. Tiene lógica, primero porque es una de las mayores virtudes de Kaepernick, pero también porque si cada defensor está concentrado en su par no hay muchos jugadores pendientes de si el quarterback empieza a correr. ¿Resultado? Kaepernick consiguió 130 yardas de carrera y San Francisco corrió para un total de 161 yardas. Una efectividad pasmosa. Por lo tanto, aunque Gore se quedara en unas estadísticas ridículas sí hubo juego de carrera, lo que pasa es que las yardas no las consiguió el corredor sino el quarterback. Ahora bien, ¿cuál es la principal función de un quarterback? Pues pasar el balón. Y pese a que Kaepernick hizo un muy buen trabajo a la hora de correr con el balón, hizo un pésimo trabajo a la hora de lanzarlo, y eso fue lo que enterró las opciones de San Francisco para ganar el partido.
Fueron 14/24 para 153 yardas, con 11 intentos y 70 de esas yardas en el último cuarto, con un touchdown pero también con tres costosos turnovers (un fumble perdido y dos intercepciones), todos también en el último cuarto. Interpretando los datos vemos claramente que en el último cuarto, en los momentos decisivos y cuando más nervioso está el personal, a Kaepernick y muy probablemente también a Greg Roman se les olvidó correr. Y pasó lo que algún día tenía que pasar. Sí, se consiguieron más yardas, pero los tres drives que tuvo San Francisco acabaron en turnovers. Y lo más importante, se perdió el partido. Obviamente que no me olvido de que delante tenía la mejor defensa contra el pase, y de hecho si los Seahawks decidieron saturar la caja y aislar los emparejamientos entre receptores y defensive backs fue porque sabían que podían tener éxito en ello, pero estamos en una final de conferencia y uno no puede esperar que los rivales den facilidades precisamente. El problema es que como he dicho antes algún día tenía que pasar, porque los problemas de Kaepernick con el pase no se han visto sólo en este partido, ya hace tiempo que existen. Sí, también he visto que durante la temporada no ha tirado demasiadas intercepciones y que sus números de pase aunque no son una maravilla tampoco son explícitamente malos, pero si no fuera por los grandes esfuerzos de sus receptores para coger sus pases (especialmente por parte de Anquan Boldin, que ya está acostumbrado a ello de su anterior etapa en Baltimore) y en muchas ocasiones el desacierto de los cornerbacks rivales, el número sería muy distinto. Sin ir más lejos, en el partido de wildcard contra los Packers Micah Hyde tuvo en sus manos una intercepción prácticamente calcada a la que este fin de semana consiguió Kam Chancellor. Ambos fueron lanzamientos que parecían decididos antes de leer lo que la defensa ofrecía y en ambos pases el balón fue justo en la dirección donde estaba el defensive back, es complicado argumentar que no vió al defensor porque estaba justo ahí donde lanzaba. La diferencia fue simplemente que Hyde no tuvo el acierto de coger el balón. No hay más. Gracias a ese poco acierto puntual San Francisco pudo alzarse con el triunfo y Kaepernick fue injustamente coronado como el héroe del partido cuando en realidad estuvo mucho más cerca de ser el villano, pero en caso de haberse consumado la intercepción muy probablemente los Niners habrían quedado eliminados en el Lambeau Field, algo que sin duda habría provocado una avalancha de críticas hacia Kaepernick. Porque una pedazo de plantilla como la de San Francisco no puede permitirse quedarse fuera de playoffs a las primeras de cambio por el mal juego de un solo jugador.
Es ahí donde debería entrar la figura de Jim Harbaugh. El entrenador de los Niners ya jugó como quarterback en la NFL y sacó lo mejor de Alex Smith mientras fue el quarterback titular en San Francisco, pero sobre todo es conocido por haber sido uno de los principales artífices de convertir a Andrew Luck en uno de los mejores prospectos de quarterback en salir al draft en la última década puesto que fue su entrenador en la universidad de Stanford. Tiene el conocimiento necesario para hacer que Kaepernick dé el paso que le convierta de un lanzador poco fiable a un lanzador capaz de ganar una Superbowl. Pero tiene que entender que Kaepernick no es Andrew Luck. Luck es un jugador con una capacidad de análisis y con un conocimiento del juego excepcionales, Kaepernick es un jugador muy atlético, capaz físicamente de hacer prácticamente cualquier cosa encima del campo, pero que no tiene el conocimiento del juego como uno de sus puntos fuertes. Hay partidos en los que se le ve perdido, sin saber lo que hacer, forzando pases donde no hay nada y quemando tiempos muertos a granel para ahorrarse penalizaciones por delay of game. Y a eso hay que añadirle algunos problemas en su mecánica de lanzamiento, algo que afecta directamente a su precisión de pase y que se pone bastante de manifiesto cuando tiene que cambiar a su segunda lectura. Los Niners han hecho un gran trabajo resguardando a Kaepernick de tener que lanzar de forma excesiva pero eso no significa que haya mejorado mucho en ese aspecto, y ese debería ser el objetivo número uno de los Niners durante la próxima offseason. Porque ahora mismo Kaepernick es un quarterback con el que se puede ir tirando en temporada regular, en parte también porque tiene una gran plantilla que le acompaña, pero con el que difícilmente se podrá ganar un campeonato. Aunque haya estado muy cerca siempre que lo ha intentado.
Con esto no quiero enterrar a Kaepernick ni mucho menos, es un jugador que lleva tan sólo un año y medio jugando como titular así que aún le queda un montón de tiempo para mejorar y convertirse en el quarterback que los Niners esperan que sea. Es más, aunque pida un dineral para renovar con San Francisco yo apoyaría la decisión de pagarle porque, al contrario de otros que han firmado renovaciones multimillonarias, un Kaepernick mejorado es una opción de futuro que bien vale lo que pueda pedir. Pero eso no puede esconder que este año sus deficiencias le han costado a los Niners la opción de ganar el anillo. Y es que en esta liga de quarterbacks, igual que un extraordinario pasador necesita una buena plantilla para ganar la Superbowl, una extraordinaria plantilla también necesita un buen pasador para conseguir ese mismo objetivo. Y, aunque tiene el potencial para serlo, ahora mismo Kaepernick no lo es.