Los Seattle Seahawks son los recientes campeones de la Super Bowl XLVIII, pero no solo han llegado a la cima por su gran juego, sobre todo en defensa, hay un factor que ha sido clave tanto en siete partidos de temporada regular como en dos de playoffs, estoy hablando evidentemente del CenturyLink Field y de las gentes que poblan sus gradas.
El estadio fue abierto al público el 28 de julio de 2002 como Seahawks Stadium, y una de las grandes características es que debido a la estructura del estadio el sonido se incrementa de forma exponencial, siendo imposible hablar con la persona que se tiene al lado. Y como comenta el arquitecto del recinto David Murphy: es justo lo que querían, querían un “Thunderdome”. La idea era aprovechar la cultura de Seattle: no hay ninguna razón para no volverte loco durante un partido, que ya se veía en la buena época de los SuperSonics en los 80 y en los encuentros de los Washington Huskies.
Este estadio es probablemente el único en el cual el equipo local tiene mayor ventaja, puesto que aparece el famoso 12th man, 68.000 gargantas jaleando como locos, haciendo toda clase de ruidos para desconcentrar a la ofensiva rival. No es algo que nadie se tome a broma, de toda la NFL, es el estadio en el cual se han registrado más salidas falsas, una falta poco común en un lugar con un ruido medianamente aceptable, pero esto es Seattle. En 2005 en un partido contra los Giants se registraron 11 salidas falsas, el GM de los Giants pidió a la NFL que investigase si habían usado ruido artificial pero se quedó ojiplático cuando le dijeron que era todo natural, y es que animar es todo un arte, y en Seattle lo llevan a un nivel superior puesto que consiguen influir en el devenir de un encuentro. Es más, los Panthers en 2005, prepararon la final de la NFC con sonidos de los motores de un jet de fondo para acostumbrarse al ruido.
Tal es la influencia del público en los partidos de los Seahawks que tras un año en el CenturyLink Field, Todd Leiweke puso un gran mástil en uno de los fondos del estadio y colocó una bandera con el número 12, siendo el “12th Man” la única afición en tener su “dorsal” colgado de lo alto del estadio.
La gran química entre el 12th Man y la defensa han llevado a este equipo a un nivel superior, consiguiendo la Super Bowl sin apenas despeinarse. Pero no solo tiene una gran química con la defensa si no que respeta a su ofensiva, cuando Wilson sale al campo para dirigir a los suyos, parece que hay 68.000 angelitos que no han roto nunca un plato, que solo sacan a sus demonios en caso de anotar.
Este año, de los diez partidos que han disputado en casa, únicamente perdieron contra Arizona, lo que demuestra una vez más que los Seahawks tienen un auténtico fortín y hacen valer el factor campo más que nadie, por algo ostentan el Récord Guinness de ruido en un recinto deportivo.