Por normal general, detrás de un éxito deportivo suele haber una base y un proyecto mínimamente sólido y con sentido. En el caso de los actuales campeones de la Super Bowl, los Seattle Seahawks, una de las claves de este éxito es el trabajo realizado de forma conjunto por el entrenador, Peter Carroll, y el director general, John Schneider. Si hay algo que define perfectamente la relación entre estos dos miembros del staff de la franquicia de Seattle, es la química que existe entre ellos. Se podría decir que ambos han sabido aprovecharse el uno del otro. Carroll necesitaba un director general que le pudiera proporcionar los jugadores ideales para su filosofía de juego. Por su parte Schneider requería de un entrenador que le permitiera desarrollar sus poder creativo a la hora de escrutar el mercado en busca de talento para la plantilla. Por lo tanto podemos decir que compartían la misma filosofía, o como se dice en Estados Unidos, ambos estaban in the same page.
Los caminos de estos dos profesionales se cruzaron en el año 2010. Los Seahawks habían experimentado un trayectoria claramente descenderte desde el año 2005, en el que perdieron la Super Bowl frente a los Pittsburgh Steelers. Los dos últimos años, 2008 y 2009, fueron especialmente desastrosos: balances de victorias-derrotas negativos, dos entrenadores, mal juego, etc. Se decidió entonces contratar al entrenador Peter Carroll (procedente de la Universidad del Sur de California) y posteriormente a un nuevo director general, John Schneider procedente de los despachos de los Green Bay Packers.
Peter Carroll había fracasado en sus dos experiencias previas en la NFL (Jets y Patriots). Tenía una reputación de demasiado entusiasta, amable y excesivamente positivo. Este perfil encajó perfectamente en la Universidad del Sur de California (USC) donde estuvo desde el 2001 al 2009 con buenos resultados. Cuando en 2010 recibió la oferta de Seattle, Carroll tenía claro que seguiría con su filosofía, personalidad y forma de trabajar. Se trataba de afirmar que era un entrenador de principios, con un gran nivel de competitividad y que era capaz de transmitir todo esto a un vestuario profesional y mantenerlo unido y altamente competitivo.
En el primer año en Seattle, Schneider realizó un total de 284 transacciones de jugadores en la plantilla. En el cómputo de los cuatro años, este número se ha incrementado hasta 839. A fecha de hoy solamente hay tres jugadores en la plantilla que ya estaban antes del 2010 (teniendo en cuenta de Red Bryant ha sido recientemente cortado). Se han conseguido jugadores en rondas altas del draft pero el aspecto por el que sin lugar a dudas destaca Schneider, es el saber reclutar jugadores en rondas bajas del draft y agentes libres de un perfil más bien bajo. El círculo se cierra cuando Carroll es capaz de hacer que todos estos jugadores se impliquen en el proyecto desde el primer día, vayan creciendo y formando un vestuario conjuntado y con pocas fisuras. La base del equipo siempre ha sido el draft, que permite rejuvenecer la plantilla, pero por otro lado también se necesitan jugadores experimentados que guíen al equipo y lo mantengan unido especialmente en los momentos complicados.
Un ejemplo de la forma de trabajar de Schneider es el caso del quarterback Rusell Wilson. Se reclutó en el draft del 2012 en una tercera ronda. Muchos analistas se echaron las manos a la cabeza. Willson era un quarterback de poca estatura que había estado en dos universidades y con una etapa previa en el béisbol. Generaba muchas dudas de poder encajar en la NFL. Se trataba de una apuesta arriesgada de Schneider que incluso tuvo que convencer a Carroll. Finalmente Wilson ha conseguido llevar al equipo a la Super Bowl y proclamarse campeón. Y lo ha hecho en su segundo año.
Diferentes directores generales y entradores de otros equipos reconocen el gran trabajo realizado tanto por Carroll como por Schneider. Alaban la capacidad de conseguir jugadores que se adapten al sistema de juego.
Ahora se abre una nueva etapa. Tras proclamase campeones de la Super Bowl queda el reto de mantener unida la plantilla lo máximo posible. Sin embargo muchos jugadores han incrementado su valor en el mercado y algunos de los importantes se convierten en agentes libres este año o el próximo. Esto hace que sea necesario un ajuste de plantilla cortando jugadores o negociando a la baja los contratos de otros. Tal y como dicen Carroll y Schneider: habrá que tomar ciertas decisiones importantes y nada agradables para cumplir el objetivo de hacer a este equipo de nuevo campeón.
En Seattle, en este momento, nadie duda de que esta pareja usará su química y su sinergia para conseguir el objetivo final.