Cuarenta y cinco años de dominio, control total y absoluto de las operaciones deportivas centralizadas en su figura de propietario (y al mismo tiempo de general manager). Así era la estructura de los Raiders hasta hace unos meses, la franquicia más anticuada en términos de gerencia deportiva de toda la NFL que veía como su equipo lo notaba en el campo tras años y años de ausencias en postemporada. Todo orquestado bajo la dirección de Al Davis, ese hombre que desafió en su día a la National Football League, ese hombre carismático que hizo mucho por el football profesional en su día pero que nunca supo adaptarse a los nuevos tiempos y llevó los Raiders con puño de hierro bajo su cabezonería.
La muerte de Davis en octubre de 2011 supuso la llegada de uno de sus hijos al cargo más alto, Mark, y sus ideas de modernización estaban bastante claras. La primera medida una vez terminada otra desastrosa temporada fue contratar un general manager, Reggie McKenzie, directo desde la gerencia de los Packers, que ya está implementando algunos cambios: de entrada se ha creado una «draft room», una sala para hacer una especie de brainstorming sobre las impresiones de gerencia y coaches de cada jugador, algo que sí que tienen desde hace años muchos equipos de la NFL, un ridículo cambio tecnológico que es la señal de que el nuevo general manager quiere acoplar a la organización a 2012, y no a los noventa, que es donde vivían antes. Otra medida, se ha creado algo tan simple como un departamento de relaciones públicas según comenta el analista Steve Wyche en nfl.com.
El problema es que muchos comentan que no solo las mejoras tecnológicas darán crédito a la nueva gerencia, sino los resultados en el campo. Se ha traído a un nuevo coach, Dennis Allen, pero el problema asoma en una plantilla con ciertos agujeros, pese a piezas buenas como McFadden y la línea defensiva, y que su primera elección en el draft de este fin de semana está en tercera ronda. Solo cinco picks en tres días gracias a traspasos como el de Carson Palmer el pasado otoño. Además, ha habido problemas de salary cap y se ha tenido que dejar marchar a Michael Bush, Stanford Routt y Kemerion Wimbley. Tendrán que confiar los seguidores de los Raiders, y tener algo de paciencia, en el ojo de McKenzie con solo cinco picks, aunque su pasado en Green Bay como evaluador de jugadores da alguna garantía.