La pregunta es clara, todos nos estamos dando cuenta, ¿qué pasa este año con las rodillas? Treinta y un jugadores (mientras escribíamos el artículo Geno Atkins se rompió el ACL o Ligamento Cruzado Interno en inglés) ya están en “Injury Reserve” por esta lesión, tienen destrozado el LCA. Esta cifra habla por sí sola, es una cifra desorbitada, en ocho jornadas hay más lesionados que en todo 2011 y casi los mismos que en todo el 2012.
“StatsPass.com” a través de “ESPN Stats & Information” confirma esta cifra. En el 2011, 25 jugadores fueron enviados a “Injury Reserve” (IR) y en 2012 fueron 32. Lo peor es que el ritmo se acelera tras la pretemporada y las primeras jornadas. En cada una de estas últimas jornadas jugadores top se rompen el cruzado. Esto es un problema para la NFL. Este año se han puesto muy serios con el “helmet to helmet”, los placajes con el casco a la cabeza contraria están siendo duramente castigados, pero ¿y las extremidades?.
Desde pretemporada hemos visto estos golpes, Dustin Keller se rompió el ligamento cruzado anterior y otros dos ligamentos por un placaje del línea defensivo D.J. Swearinger de Houston Texans. Otra gran lesión por golpe por debajo de la cintura fue la de Brian Cushing. Jamaal Charles en su intento por protegerse, hundió su casco en las rodillas del maltrecho linebacker de los Texans. Cushing se rompió el ligamento cruzado anterior de la misma rodilla que ya se fracturó en octubre del año pasado por la que se perdió toda la temporada. Volvería a jugar al final de la pretemporada de este año y no se había perdido un partido de temporada regular hasta este momento. Otro año perdido para el jugador de 26 años.
A lo largo de la competición los jugadores han ido cayendo como moscas. Todas las jornadas un “top player” se rompe el LCA y no por golpes de otros rivales, malos gestos al caer, correr, las condiciones de algunos campos, en definitiva una plaga. Esta lesión es de las más complicadas para un jugador de football. Las rodillas lo son todo. La rotura del ligamento cruzado provoca inmediatamente el abandono de la competición durante todo el año, y no solo eso, una rehabilitación exigente, dura y muy extensa. ¿Por qué esta lesión es tan determinante? Algunas fracturas de huesos y conmociones provocan la pérdida de partidos pero puede que los jugadores vuelvan después de unas jornadas de rehabilitación y reposo, el LCA no. El ligamento cruzado anterior conecta la parte posterior -lateral del fémur con la parte delantera-media de la tibia, pasando por detrás de la rótula. Esta unión permite evitar un desplazamiento hacia delante de la tibia respecto al fémur, mientras que el ligamento cruzado posterior (LCP) evita un desplazamiento hacia atrás de la tibia respecto al fémur, ambos combinados proporcionan estabilidad rotacional a la rodilla.
Sin un LCA intacto, caminar se vuelve extremadamente difícil después de su desgarro, por no hablar de carreras de velocidad y corte. La rodilla se siente inestable y movimientos que causan la rotación interna de la tibia (como el cambio de direcciones, saltos al recibir, sprint, etc.) pueden causar que la rodilla se colapse bajo el peso del propio jugador. Esta rotura puede provocarse por un impacto o por un mal gesto de la rodilla. Por una torsión vimos el caso de Adrian Peterson en 2011, uno de los más impactantes. Los jugadores jóvenes como Bradford, Bulaga, Gibson, Atkins, el propio Peterson (el cual pensábamos que no volvería a su nivel y en 2012 casi pulveriza el récord de yardas en un año) pueden recuperarse, es duro, pero sus ligamentos aún son operables e incluso pueden saltarse la operación con trabajo. Los casos de jugadores con más edad como Reggie Wayne preocupan, su recuperación es más complicada.
Los médicos, fisioterapeutas, entrenadores de los equipos de la NFL están dándole mucha importancia a estas lesiones, para poder evitarlas. Están estudiando el tema por si es un problema de pretemporada, o una falta de trabajo de las rodillas, ya que solo se trabaja de forma frontal para obtener resultados a la hora de correr más rápido, saltar más, golpear más fuerte y no tanto a la hora de evitar lesiones. Por otro lado existe una cultura de protección por parte de la NFL de golpes que no incluyen las extremidades, se castiga duramente a jugadores que impactan a otros con su casco en la cabeza provocando conmociones y no a los impactos inferiores. Remitiéndonos a las declaraciones de Brandon Meriweather, jugador de los Redskins con su famosa frase de la semana pasada: “Si me sancionan por golpear un casco con mi casco, a partir de ahora iré a romper los ligamentos cruzados”. Obviamente, este “tipo” no debería pisar el césped.