Los domingos sin NFL son una mierda. Siento ser así de contundente y malhablado pero lo he comprobado en mis propias carnes este último fin de semana. Uno no sabe qué hacer, ahora miro la tele, ahora estoy en el ordenador, ahora ya me he aburrido y sólo son las 7 y media. Y además estaba más solo que la una, porque le fui a preguntar a mi hermano si hacíamos algo y me contestó que no podía porque esta semana tenía siete exámenes. ¡¡siete exámenes!! Hay que joderse como se llega a apretar al estudiante en la época fuerte de exámenes, pero sobre todo hay que ver como me alegro yo de haber superado esa etapa de mi vida, porque esto de los exámenes me ponía negro. Muchos nervios, mucho estudio (bueno, eso quizá no tanto), mucho leer los enunciados para no cagarla en memeces, mucho repasar para no haber puesto nada indecente, muchas pajas mentales posteriores contando posibles puntos que podía tener,… Vamos, un estrés increíble, aunque supongo que muchos de vosotros conoceréis la sensación. Pero por mucho que me jodiera todo esto, entiendo que un examen es la única forma justa que existe de valorar a todos los estudiantes. Porque no hay nada más justo que reunir a todos los estudiantes en un mismo recinto, pedirles a todos que hagan exactamente los mismos ejercicios y luego valorar lo bien que lo ha hecho cada uno en base a eso. Precisamente por eso considero que la NFL Combine es la mejor manera de valorar a los prospectos del próximo draft.
Dejémonos de hostias, a muchos les podrá parecer que es trasladar a la NFL la típica excursión al zoo de primero de básica, pero ver a la multitud de jugadores todos vestidos igual haciendo los ejercicios uno detrás de otro es la mejor manera de analizarlos individualmente. Probablemente la única que impide que factores externos nos condicionen a la hora de ver a un jugador. En la Combine no hay clases ni distinciones, simplemente un nombre y un número en una camiseta. No hay compañeros que te ayuden ni rivales que te hagan quedar mal, lo único que existe aquí es el jugador contra él mismo y contra sus limitaciones físicas y/o técnicas. Luego se pueden hacer todas las sesiones de vídeo del mundo, algo que probablemente también es indispensable para poder ver intangibles de juego que son imposibles de ver en un examen tan pautado, pero la Combine es necesaria para evaluar de forma totalmente objetiva las habilidades atléticas y técnicas de los jugadores. Pero aun así, pese a que considero que es el evento pre-draft más importante para los prospectos, hay varias cosas que hay que reformar de cara a próximas ocasiones.
El 40-yard dash
Hay que eliminar esta prueba porque no sirve de nada. Lo que para la gran mayoría de aficionados es la prueba más popular de toda la Combine es lo más inútil que se hace durante estos días. ¿Qué puñetas importa lo rápido que sea un jugador en línea recta? Como mucho te puedes hacer una idea de lo rápido que es un jugador pero eso también lo consigues en los shuttles o en el drill de conos, ejercicios mucho más completos que sirven mucho más a la hora de evaluar a un jugador. Porque no nos engañemos, en la NFL no hay casi ninguna situación en la que el jugador corra en línea recta a máxima velocidad, con lo que esta prueba sólo aplicaría en el caso de receptores que aspiren a ser Torrey Smith o a corredores y/o retornadores que aspiren a romper muchas jugadas largas (en cuyo caso tampoco tiene mucho sentido la salida en una stance de tres puntos). ¿De qué sirve entonces hacer pruebas de sprint al personal? Ya lo he dicho antes, no sirve de nada. Como mucho lo que se podría hacer serían hacer drills de velocidad personalizados según la posición, un drill saliendo desde dos puntos con cortes en distintos ángulos para corredores y receptores, sprints de back peddle para los defensive backs, pulls cronometrados para los líneas,… al menos que el medir la velocidad de los jugadores se convierta en algo que merezca la pena.
Ausencias notables
Precisamente porque me parece un ejercicio muy interesante de igualar a los jugadores, me parece incongruente que la NFL permita que ciertos jugadores con un cierto caché se borren de la Combine porque no les apetece. Lo único que debería frenar a un jugador de participar en la Combine es si los médicos de la propia Combine, que realizan una revisión médica a los jugadores un par de días antes de los drills, determinan que el jugador está lesionado; si un jugador está bien físicamente debería tener que ejecutar todas las pruebas para su posición., porque si se supone que eres un jugador destacado en una posición y has tenido el privilegio de ser invitado a la Combine (no todos los jugadores reciben invitación), al menos ten la decencia de demostrar tus habilidades en el campo. Es especialmente sangrante el caso de los quarterbacks, que a veces no quieren lanzar por alguna razón desconocida. Millones de excusas se han puesto al respecto, que si me duele un hombro, que si no estoy lanzando a mis receptores, que si ese mismo día tengo que llevar al loro al logopeda,… excusas que lo único que hacen es decepcionar a los scouts y a los pocos frikis que vemos la Combine y que queremos ver si realmente esos jugadores son buenos o no en comparación con el resto. Este año, Andrew Luck y Robert Griffin han querido mantener la tradición de absentismo y han dejado su sesión de lanzamiento para el Pro Day. Obviamente, ambos tenían muy poco que ganar pero también tenían muy poco que perder, teniendo un día excepcional o un día horrible habrían seguido siendo pick 1 y top 5 respectivamente, pero como es habitual que algunos se salten este día nos lo tomamos como algo normal. Pues no, no me da la gana. En un evento como este en el que se fomenta la igualdad entre todos los jugadores hay que salir al campo y hacer lo que los scouts digan, a no ser que los médicos digan lo contrario, porque el hacer distinciones para algunos pocos elegidos distorsiona completamente el espíritu del evento.
Verdades absolutas
Este problema no es estrictamente de la Combine pero está relativamente relacionado con ella, y es que muchísima gente se toma los resultados de las pruebas como si fueran axiomas sobre el jugador. Por ejemplo, si un jugador hace un tiempo mediocre en las 40 se le pone la etiqueta de lento, y ya puede tener un rendimiento acojonante sobre el campo que esa etiqueta de lento le va a colgar un mínimo de tres años. O un ejemplo incluso más claro, gente que saca puntuaciones de risa en el Wonderlic Test y son tachadas de tontos durante el resto de sus carreras. Más allá de que pueda hacer gracia que algún jugador saque un 6/50 en un examen digno de principios de primaria, que en algunos casos la hace, este resultado nos la tendría que soplar a lo ancho y a lo largo porque mientras el jugador entienda el juego y pueda cumplir bien con la profesión que va a tener, da igual si es una eminencia en matemáticas, naturales, en literatura swahili o si cuando juega al Trivial lo primero que se le ocurre es comerse los quesitos. Porque no nos engañemos, para esta gente la respuesta a la pregunta «si compras tres manzanas y te comes una, ¿cuántas te quedan?» podría ser perfectamente «me da igual, si quisiera me podría comprar la frutería entera».
Seleccionar la información
Este aspecto va estrechamente relacionado con el anterior, y es que la gente suele sobredimensionar cualquier dato que adquiera en la Combine. Por ejemplo, resulta gracioso cuando expertos de por el mundo destacan por encima de cualquier otra cosa que tal jugador ha dado una pulgada menos en la medición oficial que la altura que se suponía que tenía. ¿Le convierte eso en un jugador totalmente distinto e incapaz de trasladar su juego a la NFL? Es sólo una pulgada, no tiene ningún tipo de importancia, que a veces parece que en vez de faltarle un par de centímetros de altura en la Combine hayan descubierto que le falta un brazo entero. Y precisamente para que esto no ocurra, lo que hay que hacer es separar la información digna de análisis de los datos numéricos. Los números son lo que son: mide tanto, pesa tanto, y en las pruebas físicas nos proporcionan información del estilo «corre rápido» o «salta mucho». ¿Qué es digno de análisis entonces? Pues los drills posicionales. Allí es donde se vende el pescado, allí se puede ver si un quarterback tiene una buena mecánica de lanzamiento (si se le antoja lanzar, claro está), si un runningback corre con el centro de gravedad bajo, si los linebackers reaccionan rápido al balón, si los defensive backs cambian bien de dirección, y un largo etcétera. Si la Combine merece la pena es precisamente por este tipo de ejercicios porque para los scouts, y por extensión para cualquiera que esté viendo la Combine, resulta mucho más interesante ver a los jugadores en situaciones relativamente similares a las de juego que no ver como corren uno detrás del otro por una pista blanca o ver a qué palito llegan a darle cuando saltan.
En fin, que la Combine está muy bien como evento pero hay que saberlo interpretar, y hay que interpretarlo como el único acontecimiento pre-draft en el que en pocos minutos tenemos la oportunidad de ver y comparar a todos los jugadores de una misma posición en igualdad de condiciones, porque es precisamente la comparación lo que enriquece la Combine. Ya sea a nivel de rendimiento en los drills, a nivel de enfocar los propios drills (los scouts también valoran si los jugadores van andando o corriendo a realizar las pruebas) o incluso a nivel de entrevistas personales, donde los GMs pueden entrevistar a varios posibles candidatos a ser seleccionados en un breve lapso de tiempo, el poder comparar se convierte la herramienta más útil para poder ordenar el draft board de un equipo. Y es precisamente porque existe esa oportunidad de hacer comparaciones entre jugadores que la Combine resulta un evento imprescindible y mucho más efectivo que ver a los jugadores en sus respectivos Pro Days. Porque de todos es sabido que es mucho mejor hacer un examen final en un aula que no que los alumnos lo hagan cada uno en su casa y cuando les apetezca.
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