El otro día, hará un par de semanas o así, quedé con un amigo al que hacía bastante tiempo que no veía. Entre muchas otras cosas, cosas que no voy a relatar porque no quiero aburriros con detalles personales que no vienen al caso, me contó que hacía poco había estado en Dinópolis con su familia, ese parque temático dedicado a los dinosaurios situado en Teruel. Y ya sé que una cosa no tiene demasiado que ver con la otra, pero en lo primero que pensé cuando me lo contó no fue en el parque en concreto, fue en esa plataforma creada para pedir un trato justo a nivel de infraestructuras por parte del estado en la que, de un modo vehemente, se reinvidicaba su existencia. Y es que, por mucho que se esfuerce uno en prestar la misma atención a todo lo que le rodea, cuando hay cosas con mucho más peso específico que otras siempre hay una tendencia a magnificar lo más famoso a la vez que se deja un poco de lado a lo que lo es menos. Hasta que los no tan conocidos la lían parda. Pasó en este país hace unos años, cuando Teruel se dió a conocer por esa plataforma y campaña tan llamativas, y también ha pasado en la NFL este pasado fin de semana. Porque después de una temporada en la que prácticamente nadie ha hablado de ellos, los Cincinnati Bengals dieron un golpe encima de la mesa al apalizar a los New York Giants. Y el mensaje fue muy claro: Cincinnati existe.
Y es que, sinceramente y así a bote pronto, ¿sabéis qué récord tienen los Bengals? ¿Qué tal lo está haciendo BenJarvus Green-Ellis como corredor principal? ¿Cuántos touchdowns lleva AJ Green? ¿Qué tal está rindiendo su primer pick en el último draft Dre Kirkpatrick? No creo que me aleje mucho de la realidad si afirmo que muchos vosotros no tenéis ni pajolera idea. Y de hecho, francamente, ni yo mismo tenía las cosas demasiado claras antes de empezar a hacer este artículo. Porque, aunque el riesgo de que suene a excusa barata está ahí, la cobertura mediática tan desproporcionada que reciben ciertos equipos de la NFL (ya sea por su buen juego, por su juego espantoso o simplemente por la ciudad en la que están ubicados) impide que otros equipos más modestos en cuanto a talento y en cuanto a nombre destaquen a nivel informativo. Pero cuando un equipo del que casi nadie habla aplasta a un equipo del que habla todo el mundo es cuando uno se puede dar cuenta de que en la NFL pasan muchas cosas más de las que se comentan, y de que puede ser que haya equipos que estén haciendo un buen trabajo sin ponerse carteles de neón encima para que todo el mundo les mire y les diga lo guapos que son. Y esto es precisamente lo que está pasando con los Bengals.
¿Y si tan bien lo están haciendo como es que nadie habla de ellos? Pues porque en la NFL hacerlo bien no es siempre sinónimo de ganar. Los Bengals han pasado por momentos muy duros durante esta temporada, y probablemente tendrán más partidos difíciles antes de que se acabe el año, pero son momentos totalmente imprescindibles a la hora de consolidar un proyecto de reconstrucción. Y son momentos especialmente vitales para la posición de quarterback. Sin ir más lejos, antes de este partido contra los Giants, Cincinnati llevaba una racha de cuatro partidos seguidos perdiendo que les dejaba con un récord de 3-5, y una racha en la que el juego mediocre tirando a malo de Andy Dalton fue una de las noticias más destacables (6 TDs y 7 INTs). Estaba en el epicentro de lo que comúnmente se denomina sophomore slump (bajón de rendimiento de los jugadores de segundo año y que especialmente afecta a los quarterbacks), pero como nadie exigió resultados los jugadores se tomaron esta racha de la mejor manera posible. Estoy convencido de que el equipo entero pero muy especialmente Dalton han estado interiorizando todos estos errores y aprendiendo de estos momentos malos para que, en un futuro no muy lejano, no sólo se repitan lo menos posible sino que, si se diera el caso, poderlos solventar con entereza. Pero es que las ventajas para Dalton, y por extensión para el resto del ataque, no se terminan ahí. Siguiendo con la premisa de que nadie les está exigiendo resultados, Dalton se está permitiendo el lujo de establecer conexiones con sus receptores en vez de distribuir el balón para confundir a las defensas rivales. De momento, la primera ya está hecha. AJ Green ha pasado esta temporada de ser una promesa a toda una realidad, pero lo que más asusta no son sus estadísticas (líder de la liga en touchdowns de recepción con 9) sino la sensación de que podrías poner un antifaz tanto a Dalton como a Green y serían capaces de seguir completando pases y anotando touchdowns. Pero no contentos con eso, en Cincinnati hace un par de semanas que están intentando crear un par de conexiones más; la primera con Jermaine Gresham, un tight end que sin duda ofrece el juego corto que Green no puede dar, y la segunda con Mohamed Sanu, uno de los receptores más infravalorados del pasado draft. Si consiguen tres opciones de pase complementarias, igual de buenas e igual de fiables, este ataque de pase puede ser demoledor en años venideros. Otra cosa será el juego de carrera, donde Green-Ellis no está aportando tanto como se esperaba de él, pero cogiendo a un corredor en el próximo draft ya no para llevar el peso del ataque de carrera sino simplemente para que le complemente, el tema debería estar más que subsanado.
Pero aunque el ataque es probablemente lo que más salte a la vista, el progreso de la defensa no se está quedando para nada atrás. Lo que más salta a la vista de la unidad defensiva es que, sin que prácticamente nadie se haya dado cuenta, los Bengals tienen al defensive tackle más completo de toda la NFL. Supongo que no hace falta que diga qué tan importante es la posición de defensive tackle a la hora de parar la carrera del equipo rival, pues Geno Atkins no es sólo capaz de ser un muro contra la carrera sino que además posee un pass-rush desde el interior prácticamente único en la liga (7 sacks hasta el momento). Si a Atkins le añadimos un pass-rusher exterior como Michael Johnson (y Carlos Dunlap si se reencuentra con su juego) tenemos una línea que prácticamente garantiza presión al quarterback en cada dropback. También es muy destacable lo reconversión que en Cincinnati han hecho de Vontaze Burfict, un jugador que hace un año pasó del infinito al cero, acabó por no ser drafteado y que ahora probablemente se ha convertido en el mejor jugador de ese cuerpo de linebackers (dados los graves problemas en cobertura de Rey Maualuga). Y de la secundaria aún no podemos decir nada porque, si bien es verdad que Terence Newman se ha convertido en un parche decente, el futuro de la franquícia pasa por un Dre Kirkpatrick que aún no ha podido jugar de forma regular debido a una lesión. Sí, probablemente la defensa necesita más piezas y más tiempo para engrasarse, especialmente en el back seven, pero de buen seguro que Marvin Lewis y compañía ya están trabajando para que imágenes como la de Chris Crocker intentando placar a Arian Foster en el partido de wildcard del año pasado no se repitan nunca más. Y lo bueno del tema es que, mientras la defensa se termina de poner a punto, los Bengals pueden empezar a coger inercia ganadora porque probablemente el ataque ya estará listo para esconder sus carencias. Y es que, como todo salga bien, Cincinnati en un par de años será un equipo con un ataque espectacular, una defensa sólida e inercia ganadora. Como para echarse a temblar.
Así pues, volviendo al principio, las preguntas lanzadas al aire han quedado respondidas. Pero en el fondo cualquier dato que se refiera exclusivamente a esta temporada tampoco es realmente interesante. Lo que verdaderamente importa es que los Bengals son un equipo joven que parecen estar avanzando en la dirección correcta y que, este pasado domingo, nos enseñaron el futuro que aspiran tener. Un futuro en el que tendrán un equipo dominante en ambos lados del balón y en el que de buen seguro aspirarán a ganar su división año tras año. Podrían haber seguido otro camino: hay temas de los que se habla por inercia, hay personas que escupen declaraciones polémicas para que se hable de ellos o incluso hay equipos que sueltan globos-sonda con rumores para reclamar un poco de atención mediática. Pero todos sabemos que ese no es el camino a seguir. Por suerte, no es el que han elegido los Bengals, los Bengals han seguido su propio camino y han decidido hablar sobre el campo. Y ahora que se han puesto debajo de los focos, que nadie les pierda de vista porque se puede arrepentir muy pronto de ello.