El debate de cómo crear a un gran atleta profesional se divide entre los que piensan que un ser humano nace con unas características innatas, unas habilidades inherentes en él para ser una gran estrella en un deporte, y una minoría que cree que empleando horas y horas de trabajo se puede llegar a la altura de aquellos que han sido dotados por el dios en el que crean.
La primera vertiente es la más obvia y a la que todos alegamos cuando hablamos de una estrella de la NFL, NBA, MLB o NHL. Tú no puedes ser un gran maestro del ajedrez, un running back rompedor o un pitcher que lanza la bola a 90 mph porque no tienes la anatomía necesaria, las condiciones biológicas dadas.
Por otro lado, existe una llamativa regla que se ha convertido en un cliché expuesta por K.Anders Ericsson, un psicólogo de la Universidad de Florida State, la cual dice que cualquier persona que entrene unas 10.000 horas puede llegar a convertirse en experto en un deporte. Ericsson asegura en su informe ‘El papel del entrenamiento deliberado en la adquisición de una actuación experta’ que “un periodo largo de esfuerzo y entrenamiento elimina la diferencia entre atletas expertos y adultos normales”.
El vivo ejemplo de esta teoría podría ser Tiger Woods, ‘la parábola de Tiger’ se puede llamar. El pequeño Woods vio desde pequeño a su padre dar bolas en el garaje de su casa, le fascinaba. A los nueve meses, cuando apenas caminaba, empezó a hacer swings, a los dieciocho meses ya estaba en el campo de prácticas, a los tres años jugando nueve hoyos, a los once ganando a su padre un partido, a los quince ganando el Campeonato Junior Amateur de Estados Unidos y a los veintiuno llevándose el Masters de Augusta por la mayor diferencia de la historia; dos meses después era nº1 del mundo. Es un ejemplo de 10.000 horas de entrenamiento, desde que el ser humano es joven.
Sin embargo, hay que añadir otros factores que secundan esta parábola como señalan científicos de la Universidad de Queens quienes, en un estudio a 2.000 atletas de deportes profesionales, detectaron que la mayoría de esos jugadores provienen de ciudades pequeñas. El 52% de la población estadounidense vive en ciudades por encima de 500.000 habitantes, pues bien, solo el 13% de los atletas NHL, el 29% de NBA, el 15% de MLB y el 13% de PGA han salido de esas grandes urbes. Explicación: las comunidades pequeñas ofrecen más apoyo psico-social a los niños y los jóvenes para desarrollar sus habilidades deportivas, hay más oportunidades y menos competitividad, esto último facilita que el chaval pueda cambiar de deporte o alternar.