Por Axel Andrés
Era el 20 de abril de 2001, justo un día antes de que se celebrara el draft de la NFL de ese año, y en los San Diego Chargers discutían acerca de sus opciones de cara a la inminente elección de futuros jugadores. John Butler, el entonces general manager de los Chargers, le contaba al presidente del equipo Dean Spanos cómo iban las cosas, y la conversación que tuvieron se pareció bastante a esto:
– «Hemos mandado el pick #1 a Atlanta a cambio de un paquete que incluye el pick #5»
– «Muy bien. ¿Y quién te gusta entonces para el pick #5?»
– «Bueno, está este running back de TCU que podría ayudarnos»
Y con esa misma idea actuaron el día siguiente cuando con el pick #5 eligieron a ese running back de TCU, pero lo que no sabía ni Butler, ni Spanos ni nadie en el mundo es que esa decisión cambiaría la historia del equipo. Los Chargers, un equipo tradicionalmente perdedor que por aquellos entonces intentaba superar el fracaso que supuso poner a Ryan Leaf al mando de su ataque, acababan de elegir a su jugador franquícia y al que acabaría siendo uno de los mejores corredores de la historia de la NFL. Y es que, con el pick #5 del NFL Draft de 2001, los San Diego Chargers seleccionaron a LaDainian Tomlinson.
Desde el principio que en San Diego ya vieron que no habían drafteado a un jugador cualquiera. Desde su temporada de rookie ya empezó a sacar su visor tintado a pasear (más de 1.200 yardas de carrera), pero eso no sería nada comparado con lo que estaba por llegar. La contratación en 2002 de Marty Schottenheimer como head coach (y el fichaje asociado de Cam Cameron como coordinador de ataque) fue el detonante para que Tomlinson creciera como jugador hasta convertirse en una leyenda. Durante las cinco temporadas en las que Schottenheimer fue entrenador de los Chargers (2002-2006), Tomlinson nunca bajó de las 1.300 yardas de carrera, nunca bajó de las 50 recepciones y consiguió hazañas individuales tales como hacer 100 recepciones en una temporada (2004), establecer un nuevo récord de partidos consecutivos con almenos un touchdown de carrera (18, entre 2004 y 2005) y, muy por encima de estos dos, estableció el récord de la NFL de touchdowns en una temporada con 31 (2006), superando los 28 que había conseguido Shaun Alexander el año anterior. De hecho, si hay alguna imagen emblemática de Tomlinson es sin duda esa en la que sus compañeros le llevan a hombros justo después de romper este último récord, no en vano acababa de hacer historia. La lástima es que esa sería su penúltima temporada buena. Con el despido de Schottenheimer y la llegada de Norv Turner, Tomlinson haría una última temporada buena antes de que el castigo físico le empezara a pasar factura. El estilo más pasador de Turner o el despido de Lorenzo Neal pueden ser factores menores que también influyeron en el bajón de rendimiento de Tomlinson, pero eso no debe esconder que ya no le quedaba casi nada en el tanque, que eran ya muchos años alrededor de 300 carreras por temporada y simplemente no podía. Entre todos habían desgastado a la superestrella y el recuerdo de tiempos pasados impedía que la gente, entre la que se incluía el staff técnico, exigiera a Tomlinson menos de lo que había dado en años anteriores. Se veía a la legua que la única solución factible para ambas partes era seguir por caminos distinto, una separación que se produjo cuando los Chargers le cortaron a principios de 2010.
Pero Tomlinson no quería dejar de jugar, tenía un objetivo entre ceja y ceja e iba a luchar por conseguirlo: quería un anillo. De entre todos los equipos interesados en sus servicios consideró que los Jets eran quienes más garantías de campeonato ofrecían así que aceptó su oferta con ese objetivo en mente, incluso sabiendo que el corredor titular de ese equipo sería Shonn Greene y no él. No le fue de mucho puesto que los Jets llegarían en 2010 a la final de conferencia, partido que perderían contra los Steelers por 24-19 y con Tomlinson fallando una oportunidad de anotar un touchdown en 4th & goal en el último cuarto del partido. Aunque siguió intentándolo un año más, ese momento probablemente fuera el último de relevancia en su carrera. Y es una lástima, porque el hecho de que Tomlinson ni tan siquiera haya llegado a una Superbowl es una espinita que no sólo tendrá él clavada en el alma, también la tendremos la mayoría de los aficionados. De hecho, eso de que su imagen más célebre en la NFL fuera un logro individual no deja de tener un punto triste. Pero precisamente por eso, a falta de campeonatos, los logros individuales son exactamente el legado que nos deja Tomlinson: un montón de récords individuales como los anteriormente mencionados, un montón de reconocimientos a su labor como jugador (MVP en la temporada 2006, cinco veces Pro Bowler, cuatro veces en el primer equipo All-Pro) y como persona (como el Walter Payton Man of the Year ganado en 2006) y, muy especialmente, una infinidad de highlights (cortes, quiebros, placajes rotos, recepciones y hasta algunos pases) que deberían hacer que hasta el más novato de los aficionados se quedara maravillado.
En abril de 2001, gracias a la oportunidad que le dieron los Chargers, Tomlinson empezaba su andadura por la NFL. Once años han pasado desde entonces, once años en los que Tomlinson ha desarrollado una carrera en la NFL comparable a la de muy pocos jugadores, con un total de 13.684 yardas de carrera (quinto en la historia de la NFL) y 162 touchdowns (tercero en la historia de la NFL), estadísticas que le deberían valer sobradamente para entrar al Hall of Fame en la primera votación dentro de cinco años. Y una carrera a la que él mismo puso fin este pasado lunes anunciando que se retiro. Como es tradicional en estos casos Tomlinson se retiró como miembro de los Chargers, su verdadero equipo, después de firmar un contrato de un día. Convocó una rueda de prensa para hacer el anuncio pero es tanta la grandeza de Tomlinson que en el día en el que decía adiós a la NFL, en el día en el que todos los focos apuntaban en su dirección, en el que probablemente sea su último día de gloria, quiso ceder el protagonismo a uno de sus amigos. En el día de su retiro Tomlinson quiso acordarse del recientemente fallecido Junior Seau con la siguiente despedida: «Hoy tomo prestadas las palabras de Junior Seau: siento que me estoy graduando». Un detalle que, al igual que su carrera deportiva, está al alcance de muy pocos, y un detalle que debería situar sin ninguna duda a LT como el mejor Charger de todos los tiempos.
LaDainian Tomlinson, el mundo del football confirma tu sentimiento. Desde luego que te has graduado, y con honores. Muchas gracias por todo y mucha suerte en el futuro.