Me da la sensación de que no hace falta ni que os diga qué día fue ayer. Sí, ayer fue Navidad, uno de los días más importantes del año, si no el que más. En Navidad todo el mundo hace planes para ir a visitar a la familia, para recibirla en su casa, para irse al cine o para quedarse en casa haciendo cubos de Rubik con los pies si se tercia pero, tanto si se quiere disfrutar de la festividad como si se quiere evitarla, es un día para el que la gente tiene los planes hechos desde hace mucho tiempo. Y esos planes son lo más importante del mundo. Para bien o para mal, pasar la Navidad como estaba previsto es muy importante para la gran mayoría de gente, hasta el punto de estar extraordinariamente feliz si se cumplen dichos planes o de estar muy mosqueado o triste si se tuercen. Es posible que el ejemplo sea algo exagerado pero es para ilustrar que hay cosas que irremediablemente son fundamentales para entender otras cosas. O para poner nombres a una frase tan abstracta y poco comprensible, en el caso de la Navidad los planes de cada uno y su grado de realización son fundamentales para entender el éxito de la festividad. O, por poner un ejemplo al azar de otro caso muy poco relacionado con la Navidad como podría ser la NFL, hay jugadores que irremediablemente son fundamentales para entender el éxito o fracaso de un equipo. Y no creo que haya un ejemplo más claro de esta situación que lo que estamos viviendo estos últimos dos años con los Washington Redskins y Robert Griffin III como protagonistas.
No nos engañemos, Robert Griffin III es el centro del universo de los Redskins, absolutamente todo lo que pasa en ese equipo en la faceta deportiva está directamente relacionado con él. Quiero aclarar lo de la faceta deportiva porque la discusión legal sobre el propio nombre de los Redskins es algo en lo que RGIII no tiene nada que ver, pero es que es lo único, el resto de cosas que pasan en la franquicia de Washington están relacionadas con su quarterback estrella. La más importante es precisamente esta, que Robert Griffin III es su quarterback aparentemente titular y es su mayor estrella. Es muy triste que tenga que decir quarterback aparentemente titular, pero es que es lo que hay, y es que la gestión de Robert Griffin durante el último año ha sido tan nefasta que ha acabado con RGIII sentado en el banquillo y con Kirk Cousins de titular. Empecemos por el principio. Los Redskins tuvieron un final de temporada regular de 2012 fantástico y lograron una clasificación para playoffs que parecía imposible al principio de esa temporada, y el mayor responsable de esa brillante actuación y de esa clasificación para playoffs fue Robert Griffin. Hasta ahí todo bien. El problema es que, en el partido de playoffs contra los Seattle Seahawks, RGIII sufrió una lesión en su rodilla justo antes de lanzar su segundo TD de pase (que ponía a su equipo 14-0 arriba). Parecía una lesión sin demasiada importancia puesto que siguió jugando durante todo el partido… y nosotros que somos tontos y nos lo hemos creído. A partir de ese momento se notó que RGIII iba tocado, que cojeaba cada vez más y que le resultaba complicadísimo mover al ataque con la soltura con la que lo había movido hasta entonces. Y los Seahawks empezaron a remontar. Y Robert Griffin que cada vez jugaba peor por culpa de esa lesión. Y los Seahawks remontaron del todo. Y Robert Griffin que lo seguía intentando. Hasta que en un snap en shotgun no demasiado preciso, RGIII se agachó para recoger el balón del suelo y su rodilla petó por completo. ¿Mala suerte? Quizá. Que se te lesione tu mejor jugador en un partido de playoffs siempre tiene parte de mala suerte, pero aquí hay una intrahistoria que también hay que tener en cuenta.
¿Cómo puede ser que Robert Griffin siguiera jugando cuando era más que evidente que no podía hacerlo a un nivel parecido al normal? Algunos dicen que fue culpa de Robert Griffin, que ante las preguntas de Shanahan, insistió en jugar. Otros dicen que fue Shanahan que se negó a sentarle porque pensaba que sólo se podría ganar con RGIII en el campo. Vaya zurullo de excusas ambas dos. La primera es totalmente normal, que un jugador joven quiera seguir jugando el partido más importante de su vida hasta el momento a pesar de que le duela una rodilla es algo muy natural y comprensible, pero ahí tiene que haber un entrenador que vea la situación y actúe en consecuencia, aunque sea en contra de la voluntad del jugador. Y la segunda es incluso peor porque, además de faltar a la realidad porque era obvio que Robert Griffin no daba demasiadas esperanzas de ganar, era la oportunidad para Shanahan de justificar el pick de Kirk Cousins en el draft anterior, pick que nadie entendió porque ya se drafteó a RGIII; ¿si tanto confiaba en él entonces, qué puñetas le impedía ponerlo cuando el equipo más lo necesitaba? En cualquier caso, aunque nunca sabremos exactamente qué porque nadie de nosotros estuvo allí, pero sí que parece bastante lícito culpar a Shanahan porque tanto en un caso como en el otro debió tomar la decisión de sentar a RGIII y poner a Cousins, por el bien del equipo y también por el del propio jugador. No fue así, Robert Griffin siguió jugando y el resultado lo sabemos todos. Fantástico. Eh, pero que no pasa nada. Al menos, dentro de la gravedad del asunto, quedaba el consuelo de que según las previsiones RGIII iba a estar listo para el inicio de la temporada que viene e iba a volver con más ganas que nunca.
Y sí sí, después de una recuperación milagrosa que fue seguida en todo momento por los medios de comunicación, RGIII estaba mágicamente listo para la jornada 1 de la temporada 2013… y nosotros que somos tontos y nos lo hemos creído otra vez. Quizá físicamente estaba totalmente recuperado, pero el papelito con el alta médica no lo es todo. Primero porque psicológicamente no es lo mismo jugar sin preocupaciones que jugar con el miedo de que en cualquier jugada te puedes volver a romper, esto es algo que requiere de un proceso de adaptación. Y segundo, y probablemente más importante porque también engloba el primero, porque volver de una lesión grave y empezar a jugar sin haber hecho ni pretemporada ni prácticamente ningún entreno es una salvajada, especialmente en el puesto de quarterback, puesto que al miedo ya comentado de recaer en la lesión se le suma el óxido propio de no haber estado en una situación real de juego durante tanto tiempo. ¿Pero para qué molestarse en facilitar a Robert Griffin su vuelta a los terrenos de juego cuando se le puede echar al campo porque hay un papel que dice que está bien?
Pues eso, RGIII volvió al equipo para la semana 1 y el resultado fue el esperado, o sea, a Robert Griffin se le vió muy temeroso a la hora de correr con el balón, estuvo falto de ritmo en el juego de pase durante buena parte del partido, y los Redskins, y cuando se empezó a soltar los Redskins ya estaban demasiado por detrás en el marcador como para remontar. De hecho a RGIII le costó fácilmente un mes y medio volver a parecerse al RGIII que nos había maravillado en su temporada de rookie, pero para entonces ya había otro problema en los Redskins: un récord de una victoria y cuatro derrotas. Mejoraría un poco contra victorias ante Chicago y San Diego, pero a partir de entonces la dinámica del equipo volvería a caer en picado. Son ya siete las derrotas consecutivas que llevan los Redskins desde entonces, pero ya no son sólo los resultados sino la imagen que se está dando. Y no precisamente en el campo. Es obvio que después del incidente y la gestión de la lesión Shanahan y RGIII no son los mejores amigos del mundo, pero ha sido en esta última racha de derrotas donde ha quedado un poco más claro que directamente no se tragan el uno al otro. Primero fue RGIII, que soltó después del partido de Philadelphia que el ataque era previsible y que por eso no sacaban todo el rendimiento posible, algo que quizá es verdad, pero es algo que siempre hay que decir de puertas hacia dentro para no fomentar especulaciones. Pero la respuesta de Shanahan ha sido mucho peor porque, y de ahí viene lo de quarterback aparentemente titular, el tío desde hace un par de partidos ha decidido sentar a Robert Griffin porque es la mejor opción para el equipo y para que él pudiera descansar. Ahora. Manda cojones. Lo que popularmente se conoce como «para lo que me queda en el convento, me cago dentro». Y es que teniendo en cuenta la racha de resultados del equipo, la imagen ofrecida y que prácticamente no se pueden ni ver con el quarterback estrella, es muy posible que a Shanahan le echen a final de temporada de forma fulminante. Porque si Snyder tiene que elegir, se quedará siempre con el quarterback antes que con el entrenador, ya no sólo por la relación personal que les une (que también) sino simplemente por la cantidad de cosas a las que Washington ha tenido que renunciar para tener a RGIII vestido con el uniforme de los Redskins. Habiendo pagado tanto y renunciado a tanto, ahora Snyder no puede echarse atrás y renunciar a Robert Griffin. Porque esta es la otra.
Es obvio que el bajón de juego de Robert Griffin es importante para entender el bajón de juego de los Redskins durante esta temporada, pero ¿es responsable RGIII de todos los problemas de los Redskins en todas las facetas del juego? Pues no. Pero en el fondo sí. Washington es un equipo con muchas carencias, hay falta de talento y de profundidad en varias posiciones (receptores o safeties son un ejemplo claro) y hay jugadores veteranos a los que los años les pesan muchísimo pero que tienen que seguir jugando simplemente porque no han podido ser reemplazados de forma fiable (el caso de London Fletcher es el más claro). Las penalizaciones retroactivas en el salary cap impuestas por Goodell aún no se sabe muy bien porqué juegan un papel importante ahí pero lo que también es evidente es que, cuando los Redskins subieron el día del draft a por RGIII, dieron una cantidad indecente de picks (tres primeras rondas y una segunda) que podrían haber usado perfectamente para ayudar al equipo en muchas otras facetas del juego. O dicho de otra manera, dar tantas elecciones de draft hipotecaron el futuro del equipo a corto plazo. Eso no significa que haya dejado de estar de acuerdo con el trade, de hecho sigo pensando que si un quarterback franquicia cuesta lo que se pagó por RGIII hay que pagarlo porque, aunque pueda doler en el momento, en esta liga en la que mandan los quarterbacks si Robert Griffin juega al nivel de su temporada de rookie el equipo automáticamente se convierte en aspirante a playoff. Lo que pasa es que si este jugador por el que has pagado hasta los riñones del vecino porque con los tuyos no llegaba, a parte de no poderlo acompañar por la escasez de opciones de las que se dispone, además le tratas de la forma en la que lo has tratado y eso provoca que su rendimiento no sea el óptimo, las comparaciones son especialmente odiosas. Los datos objetivos nunca cambiarán, si tenemos en cuenta trades posteriores de los Rams con los picks que obtuvieron Robert Griffin III fue tradeado por Michael Brockers, Janoris Jenkins, Rokevious Watkins, Alec Ogletree, Stedman Bailey y la mitad de Zac Stacy (usaron uno de esos picks y uno propio para subir a buscarle). Ah, y una primera ronda de este 2014 que, dependiendo de lo que hagan los Texans, podría ser o Teddy Bridgewater o Jake Matthews. Ahora mismo a más de uno le pueden sangrar los ojos al ver esto, pero en los tiempos felices de 2012 el precio tampoco parecía tan elevado, entre otras cosas porque en condiciones normales este pick de 2014 nunca debería haber sido el #2. Pero estoy convencido de que si RGIII vuelve a su nivel de esos tiempos felices, habrá pocos aficionados de los Redskins que se quejen.
Es por eso que a partir de ahora, cualquier esfuerzo del front office de Washington tiene que ir dirigido a recuperar la figura de RGIII y convertirle en el referente e ídolo de masas que todos sabemos que puede ser. Si eso tiene que significar echar a Mike Shanahan porque no son compatibles, pues se le echa. Si eso tiene que significar contratar a Art Briles como head coach porque es el que convirtió a RGIII en lo que es durante su carrera universitaria en Baylor, se le contrata. Y si eso significa tradear a Kirk Cousins para que Robert Griffin no se sienta presionado por un suplente que le pueda quitar el sitio y para recuperar parte de los picks invertidos en contratarle, pues que así sea. Robert Griffin III tiene que ser a partir de ahora líder indiscutible del equipo tanto en el campo como en el vestuario, el tío más popular en todo el distrito de Columbia y estados colindantes y, si hace falta, quien diga de qué marca tienen que ser los mochos que usen las señoras de la limpieza para fregar el FedEx Field. Robert Griffin III, como centro del universo Redskin que es, tiene que ser y sentirse la figura más importante de los de Washington a partir de la temporada que viene. Porque los Redskins sólo funcionarán si él funciona, y Dan Snyder tiene que ser el primero en darse cuenta de ello y actuar en consecuencia. Porque cuando tienes algo para que sea el centro de tu universo, tienes que asegurarte de que es el centro de tu universo porque sino tu universo no funcionará para nada como habías imaginado.