Ir a un estadio de la NFL se está empezando a convertir en algo peligroso…al menos si llevas la camiseta del equipo contrario. En estos días, los aficionados al football están dejando a los fans del hockey a la altura de Miss. Daisy y haciéndose replantear a los estadounidenses las críticas que tienen hacia los europeos por la violencia en los cambos de fútbol. Poco puede decir la prensa yanqui tras ver imágenes como la encarnizada pelea entre seguidores de UCLA y USC en el duelo de Los Ángeles hace un par de semanas, con heridas de arma blanca incluidas: es algo que vemos en Europa continuamente sí, y a la prensa sensacionalista deportiva le encanta airearlo por la Red, pero los americanos deberían mirarse delante de un espejo para ver como está creciendo la violencia en los estadios de, especialmente, NFL, no es un hecho a gran escala, pero es mejor prevenir antes de curar.
El football es, para algunos, un deporte violento, para otros simplemente un deporte más, pero ese despliegue físico que se ve en el campo nunca se ha traducido en el nivel de agresividad que hay en los estadios de fútbol, un hecho cada vez más incontrolabe cuando se trata de un juego menos rudo que su primo americano. Un niño de 8 años vistiendo la camiseta de los Jets de la mano de su padre arrollado por un fan borracho de los Browns, un hombre muere en el Soldier Field al caer 6 metros de un anfiteatro, un tipo apuñalado antes de empezar un partido en el Candlestick Park, son algunas señales que invitan a pensar a los padres porque no llevar a sus hijos un domingo al football.
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Son solo algunos ejemplos, te puedes sentar ahora mismo y «disfrutar» dos horas de videos en Youtube sobre peleas en los estadios, y tres ciudades se llevan la palma: 1. Nueva York, tanto aficionados de Giants como de Jets son muy marrulleros, lo llevan en la sangre neoyorquina, y yo puedo confirmarlo porque esa gente también es fan de los Yankees y me vi envuelto en un duro rifirrafe en el Yankee Stadium, 2. Cleveland, que LeBron se fuera de los Cavs no ha hecho más que incendiar más los ánimos de un público agresivo, y 3. Oakland, estos también lo llevan en la sangre, y no hace falta ir al Black Hole para ver una pelea en el Oakland Alameda Coliseum, vi con mis propios ojos como atizaban a un aficionado de los Seahawks, y en grada alta.
Soluciones: 1- no ir con la camiseta del equipo contrario, es la principal causa de pelea 2- no llevar una cartel de adoración a un jugador rival, bien lo sabe una niña de 14 años que fue golpeada el año pasado en el antiguo Meadowlands por escribir en una cartulina «I love Tom Brady», 3- no te sientes muy arriba en el estadio, si los asientos son bleachers son los más baratos, tienes todas las posibilidades de encontrarte con los más ultras 4- no vayas a Oakland con la camiseta de San Diego; en el Qualcomm Stadium ya aprendieron de las continuas peleas e instalaron unos calabozos en el estadio. Y si, simplemente, te importa un pimiento todo esto y quieres vestir tus colores, házlo, yo lo hice para ir al Yankee Stadium, y en los peores bleachers de toda la MLB.
En casi todos los casos de conducta violenta el principal causante es la cerveza. La NFL no puede prohibirla en los estadios, sino todo el circo se viene abajo. Es la principal fuente de ingresos y la ‘ley seca’ no se contempla, pero hay soluciones intermedias como abrir los parkings dos horas antes del partido en vez de cuatro, para evitar largas mañanas de borrachera, dejar de vender «birra» en el descanso o en el tercer cuarto o que las televisiones no enfoquen a los típicos aficionados subnormales que se han hecho famosos a costa de hacer el imbécil como el bombero Ed de los Jets.
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