Supongo que la prensa USA echaba de menos tener en cartera otro mediático, desde que Superman Tebow dejo la NCAA para ingresar en las filas de la NFL, la NCAAF estaba huérfana de un jugador que atrajera los focos a todas horas. Y entonces llegó él, desde el estado del football aparecía en escena Johnny Manziel. Se llevó el puesto de starter de los Aggies como Freshman y empezó a sumar y sumar estadísticas, hasta que llegó LSU y Johnny se diluyó un poco con una floja actuación. Pero el 10 de Noviembre de 2012 los Dioses del football y de la prensa se unieron para que Johnny tuviera su hueco en el Olimpo de la NCAA. Sus números ese día no fueron los mejores de su temporada freshman, pero Johnny fue el referente para que los Aggies en su primera temporada en la SEC se marcaran el upset del año. El Bryant-Deny Stadium fue testigo de cómo los Aggies endosaban un 0-20 en el primer cuarto a los Crimson Tide y gestionaron muy bien la ventaja para endosar la única derrota a los de Nick Saban en toda la temporada.
De ahí «Johnny Football» salió reforzado como nuevo icono del college football y se dispararon sus acciones en el Heisman Trophy, trofeo que se adjudicó el 8 de diciembre como primer freshman en conseguirlo. La fama estaba servida, y mientras que su predecesor era el chico bueno, el santo del football, Johnny parece que ha elegido el camino de ser mediático por el camino del chico malo, con un arresto en su haber antes del inicio su primera temporada. Este verano Manziel ha seguido en el candelero y nunca por motivos positivos para su haber, ya que salió por la puerta de atrás del campus de los Manning, algún tweet polémico, la “invitación” a abandonar una fiesta en la Universidad de Texas, y para terminar la offseason se le abre una investigación por recibir beneficios por firmar autógrafos en productos tipo mini cascos, balones etc.
Con todo esto nos encontramos en una nueva temporada en la NCAA, la segunda para Manziel, en la que entra como el jugador mediático, el que hay que ver como respira, como bebe, como…, bueno, lo de siempre. Empieza con una sanción que por lo absurda ya envía los focos sobre él, una sanción para los dos primeros cuartos del opener contra Rice. La NCAA pone el aperitivo y Johnny lleva los aperitivos, la comida y el postre, los gestos provocativos de dinero al rival o tras una anotación son la nueva firma de Manziel y la prensa no pierde detalle de las portadas que les ofrece Johnny.
Manziel está subidito, sabe que todo lo que hace interesa, pero él no debería dejar de fijarse en lo que a él le debería interesar, es un quarterback, juega en la posición más delicada del football, y sus aspiraciones deben ser la NFL, y los pro son de los que te etiquetan con facilidad si tienen dudas de tu carácter y personalidad. Amén de tus habilidades para el puesto, por supuesto. Y de momento Manziel acumula etiquetas rojas, algo no muy bueno para sus acciones en un futuro draft. No sabemos si puede realizar todo tipo de lanzamientos, ni como lanza en movimiento, si sabemos que tiene que mejorar su precisión. También sabemos que es un quarterback móvil, algo que se vende bien ante la nueva moda de la read option, pero para triunfar en la NFL siendo un quarterback que le queman los pies en el pocket deberá añadir a su maleta algunas cualidades más y que no son las que ocupan las portadas de la prensa últimamente. Johnny Manziel debería bajar de su particular Olimpo, trabajar sus debilidades y aspirar a no repetir la historia de Tebow, el tiempo nos dirá.