Hace dos días, 19 de Noviembre, se cumplieron ocho años de la batalla campal entre Detroit Pistons e Indiana Pacers (y los propios aficionados de los Pistons) en el Palace de Detroit. Conocida como «Malice in the Palace», aquella infamia implicó a jugadores, entrenadores y público dando una imagen lamentable a la NBA; terminó con nuevo jugadores supendidos por un total de 146 partidos con $11 millones en salarios congelados. Además, cinco jugadores tuvieron cargos criminales lo que les llevó a algunos a un año de libertad condicional y servicios para la comunidad, pero no se libraron algunos aficionados que les fue prohibida la entrada de por vida a ver partidos de los Pistons. Las consecuencias más inmediatas para la NBA, además de las sanciones a jugadores, fueron el incremento de las medidas de seguridad entre fans y jugadores y reducir la venta de alcohol en los estadios.
El partido llegaba como un rematch de las finales de conferencia 2004, con mucha atención mediática y televisado por la ESPN para toda la nación. Indiana dominó el partido y, a falta de 45 segundos para el final, Ron Artest hacía una dura falta a Ben Wallace. El pivot contestó con un empujón fuerte, empezó una tangan entre jugadores y banquillo. Artest se acercó a la mesa, cada equipo dio una versión de lo que hablaba el jugador de los Pacers con la mesa de anotación, cuando un aficionado le lanzó una Coca-Cola al pecho. Artest se lanzó a las gradas en una batalla campal con el aficionado, apoyado por Stephen Jackson. Continuó la pelea con Pistons y aficionados sobre el parquet, y el resto podéis verlo en el video que os dejamos. Escalofriante.
Los jugadores de Detroit se llevaron la menor cantidad de sanciones mientras que los de los Pacers el mayor bloque: Artest, el resto de la temporada, Jackson 30 partidos y O’Neal 15.