Por Dani García
La mayoría de la gente llegó a esta serie de televisión tarde, con una temporada (incluso tres) ya estrenada. Aquello fue en 2007, la premiere de Friday Night Lights, un show que se antojaba dramático, con cierta atmósfera de serie teen como apuntaban las críticas pero era la vida de unos jóvenes bien contada (nade pijerías a lo The O.C. o Dawson Crece) tal como puede ser en cualquier pueblo del estado de Texas donde el football es una religión. Era un viernes noche football.
Nunca volveremos a escuchar esta sintonía (Your Hand In Me de Explosions In The Sky). El pasado 9 de Febrero se puso fin a la serie tras cinco temporadas; muchos ya han visto ese final, unos han llorado, otros tienen una horrible sensación en el estómago y otros esperan a poder terminar el ciclo entero de seasons. Friday Night Lights quedará para la historia de la televisión como una de las series menos valoradas y de más calidad, primero porque ni siquiera la NBC aguantó emitiéndola pasando directamente al cable (DirectTV), además venía con el handicap de haberse estrenado la película (basada también en la historia real del libro), y segundo porque no se han apreciado los verdaderos valores que se muestran (el público general lo ha visto como una serie de football) como la familia, los amigos, la vida en general. Es una enseñanza sobre la vida (con su obvio componente dramático), y la prueba es la figura del entrenador Taylor, no es solo un head coach.
Mientras el football es un vehículo que conduce a la ciudad a puntos altos y bajos de la serie, la brillantez de FNL es la habilidad para hacer que la gente se preocupe por los argumentos más pequeños, por cada miseria de cada personaje, por los placeres que experimenta cada joven en el pueblo, por el día a día que hace desafiar a la ciudad de Dillon. Un ejemplo, cualquiera que no ha tenido la oportunidad de jugar al football se siente plenamente identificado Matt Saracen, el infinito underdog, no solo por el hecho de que empiece a jugar bien sino por el mero hecho de cuando besa por primera vez a Julie Taylor.
Sí que es cierto que se trata de un documento fílmico que puede agarrar desde lejos más a los aficionados al football, especialmente si hablamos de España donde no somos tantos, sí que es cierto que es una serie que puede atraer más a gente joven porque cuenta historias de unos chavales. PERO NO, es una tremenda equivocación. La andanzas juveniles para ese público, la manera que tiene el coach Taylor de manejar sus asuntos familiares para los padres de familia. Sé que muchos de los que ven esta serie en España no están necesariamente en la veintena y en cuanto a la audiencia yanqui pasa lo mismo. Porque es una serie sobre la vida real y la vida la vivimos todos.
«TEXAS FOREVER. CLEAR EYES, FULL HEARTS, CAN’T LOSE»
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