La mecha la pudo encender José Canseco con su libro autobiográfico de 2005 Juiced: Wild Times, Rampant ‘Roids, Smash Hits & How Baseball Got Big en el que no solo reconocía el uso de esteroides, además de calificarlo como algo «no tan malo» y darse crédito personal de introducir los esteroides en el béisbol, sino que mencionó una lista de jugadores que también lo hacían. Aparecieron nombres como Jason Giambi, Mark McGuire, Juan González o Roger Clemens; en total, según comentó Canseco en el prestigioso programa 60 Minutos, el 80% de los jugadores utilizaban sustancias dopantes.
Paralelamente, el escándalo se iba a desatar por otra vía. En 2005, el centro de nutrición BALCO era acusado de distribuir esteroides a estrellas del béisbol como Barry Bonds. La polvareda con Bonds se levantaría un año después a raíz de un libro, Game of Shadows, en el que se detallaba como su entrenador le suministraba sustanicas dopantes y crearía un gran acoso cuando el de los Giants consiguiera el home run 762, siendo así el mejor jugador de todos los tiempos en esa faceta. Bonds siempre dijo que sabía que tomaba algo, que creía que era legal y que, hasta su conocimiento, pensaba que era para su artritis.
Por entonces, 2005, La MLB empieza a endurecer su política de test anti-dopaje haciendo pruebas aleatorias, pero para el Congreso no es suficiente y se crea un panel para tratar la cuestión. Se llama a testificar a jugadores top en marzo de 2005 como Alex Rodríguez, Sammy Sosa, Rafael Palmeiro, Mark McGwire y Curt Schilling, además de José Canseco. Palmeiro negó el uso de esteroides, hecho que se probó falso unos meses después (agosto) cuando dio positivo en un control anti-dopaje: la MLB le suspendió únicamente 10 días. McGwire sin embargo se vio más presionado y repitió durante todo el testimonio «no quiero hablar del pasado»; posteriormente se vería que su conciencia le atraparía, McGwire confesó el uso de sustancias dopantes este enero, siendo entrenador de bateo de los Cardinals.
Marzo de 2006. Un año después de la polémica, el ex-senador (y presidente de Disney) George J. Mitchell empieza a liderar una investigación que el comisionado Bud Selig le encarga. La atención de Selig por el escándalo y la «tolerancia 0» que prometió fue a raíz de la controversia del libro Game of Shadows. Mitchell iba a explorar en el uso de sustancias para mejorar el rendimiento, tales como hormona del crecimiento (HGH) y esteroides. Los 21 meses de investigación resultaron en un informe de 409 páginas publicado el 13 de Diciembre de 2007 en el que se resaltaban 89 jugadores de la MLB que habían consumido sustancias dopantes. Los nombres más importantes: Gary Sheffield, Barry Bonds, Jason Giambi, Roger Clemens, Andy Pettitte, Ryan Franklin, Miguel Tejada, Mike Stanton, Eric Gagne, Rafael Palmeiro o José Canseco.
La investigación se centró únicamente en los jugadores y no en el papel que podían haber tenido los equipos en el consumo de sustancias dopantes; además Mitchell apuntó que la Asociación de Jugadores se mostró claramente poco cooperativa. Hubo dos «gargantas profundas» que soportaron el peso de casi todos los nombres dados, Kirk Radomski, un ex-empleado de los Mets, y Brian McNamee, ex-entrenador personal de Roger Clemens y Andy Pettitte.
El caso de Clemens es el que ha atraído más atención mediática, un único ganador de 7 galardones Cy Young. Tras todos estos acontecimientos, de 2005 a 2007 (Clemens era mencionado 82 veces en el ‘Informe Mitchell’), el ex-pitcher apareció en el programa 60 Minutos y le contó a Mike Wallace que su longevidad en el béisbol se debía al duro trabajo, incluso unos días después denunció a McNamme por difamación. Clemens y su agente se preocupaban de limpiar la imagen mientras aparecían mas signos de su dopaje, como un informe de la Universidad de Pensilvania que demostraba la anomalía de sus estadísticas cuando entro en la treintena. Roger Clemens declaró bajo juramento en febrero de 2008 ante el comité del Congreso: «nunca he usado esteroides ni hormona del crecimiento para mejorar mi rendimiento«, dijo. El comité encontró sietes aparentes inconsistencias en el testimonio del ganador de dos World Series. Las conclusiones ayer, cuando el gran jurado federal le acusó de falso testimonio, perjurio y osbstrucción a la justicia.
Estos últimos años han sido para confirmar que toda la porquería levantada ha sido cierta. Manny Ramírez fue suspendido 50 partidos, David Ortiz fue acusado de consumo en 2003 y se confirmó el dopaje de Alex Rodríguez durante 2003 (año en que ganó el MVP de la AL) como jugador de los Rangers gracias a un reportaje de Sports Illustrated. Este año, Mark McGwire, ya como entrenador de bateo de St Louis, reconoció el uso de elementos dopantes en parte de su carrera para recuperarse de lesiones (McGwire tiene el récord de homers en una sola temporada), y Edinson Vólquez (Reds) fue suspendido 50 partidos en lo que él dijo que fue el consumo de un medicamento para que su mujer pudiera quedarse embarazada.
La actual política anti-dopaje de la MLB data de noviembre de 2005, antes de la investigación del congreso y del ‘Informe Mitchell‘, y reemplazaba unas leyes anteriores que no habían suspendido nunca a un jugador por dopaje. Ahora, si un jugador da positivo es suspendido 50 partidos. Un segundo positivo son 100, y un tercero una sanción de por vida.