Lawrence «Larry» Harris, offensive tackle de la Universidad de Oklahoma State, seleccionado en la séptima ronda del draft 1976 (nº 197), dejó las barbillas en el suelo de todos sus compañeros cuando se arrancó con una canción italiana de ópera en la habitual tradición de los rookies de entonar una canción tras ser seleccionados en el draft. Un hombre de 6-5 de altura y 317 libras de peso con esa poderosa y cautivadora voz cantando esas sensibles letras, obviamente, no era nada habitual.
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Harris jugó siete años y medio en la NFL para Houston Oilers, después un año en la CFL y otro en la USFL. Se retiró en 1989 del football profesional en 1989 tras una serie de lesiones y su vida de jubilado no supo un problema para él. Mientras la mayoría de los jugadores retirados sufren crisis de identidad, otros cuantos apuntan para analistas de las principales cadenas de televisión, pero Harris inició su carrera como cantante de ópera. «Era algo que tenía que intentar», comentó el ex-jugador, «da la sensación que el football solo fue un desvío de lo que realmente tenía que hacer».
Larry Harris es ahora un prestigioso baritono que ha actuado a lo largo y ancho de todo el globo terrestre en los coliseos más prestigiosos y calificado por el New York Times como una «tremenda voz». Ha sido el protagonista en obras como La Traviata o Rigoletto, actuaciones que le han valido premios de la Wagner Society de Nueva York y la Metropolitan Opera Guild.
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