La selección de Estados Unidos de fútbol está fuera del Mundial de Brasil 2014, pero este Campeonato del Mundo marcará un antes y un después del deporte rey en suelo yanqui, y de ello quizá nos acordemos mirando en la hemeroteca dentro de unos años.
La evolución del soccer en Norteamérica ha ido en clara curva ascendente los últimos treinta años. Se dice que Pelé o Johan Cruyff fueron los que «abrieron la lata», pero el verdadero interés en la población se despertó con la organización del Mundial de 1994. Aquel equipo, cuyo diseño de la camiseta era reflejo de los coloridos noventa, estaba dirigido por Bora Milutinović, y tenía jugadores cuyos nombres han quedado grabados en muchas de nuestras mentes: el pelirrojo Alexis Lalas, el bético Tab Ramos o el delantero Eric Wynalda.
Aquel equipo pasó a octavos de final donde cayó ante Brasil y el soccer no siguió pasando de ese deporte que todos los padres con hijas de 10 años conocían. Por entonces, la categoría femenina empezó a cosechar resultados notables desde 1991, cuando las chicas conquistaron la Copa del Mundo. Era fruto del trabajo de toda la década de los ochenta. 1999 fue el segundo título mundial de las féminas, pero antes vino una medalla de oro en Atlanta 1996 (y posteriormente tres más, 2004, 2008 y 2012). El desarrollo del fútbol femenino de Estados Unidos contribuyó notablemente en los 90 a dar un empujoncito a sus colegas masculinos y situar, prácticamente, al soccer como el quinto deporte más seguido de Estados Unidos, detrás de fútbol americano, béisbol, baloncesto y hockey.
El inicio del boom
Esa dinámica al alza pero haciendo ruido en contadas ocasiones fue la que dominó el panorama mediático y social durante década y media. El equipo nacional era un fijo en los Mundiales cada cuatro años (incluso alcanzando su mejor resultado con los cuartos de final en Corea y Japón 2002, sin contar el primer Campeoanto en Uruguay 1930 donda acabaron terceros) y ganaba Copas de Oro CONCACAF (2002, 2005, 2007). En cuanto a la liga nacional, la Major League Soccer (MLS), se empezaban a construir estadios específicamente para soccer (seis entre 2003 y 2008), surgían nuevas franquicias con guiños a la población hispana (Real Salt Lake en honor al nombre de Real Madrid y Chivas USA derivado del Chivas de México) y los jugadores yanquis llegaban a Europa, especialmente la Premier League, como el sonado contrato del portero Tim Howard por el Manchester United.
La explosión
Pudo ser en torno a 2008-2009 e influyeron muchos factores además de todos los mencionados anteriormente. El primero de todos es la propia población de Estados Unidos: los inmigrantes europeos, latinoamericanos y los hispanos de padres inmigrantes acudían frecuentemente a los bares de las ciudades a presenciar los partidos de Champions League y Premier League. Porque desde Inglaterra, sabiendo del crecimiento de las audiencias televisivas del soccer, supieron ver con astucia anglosajona que el fútbol se podía vender a los yanquis. No tardaron los americanos en sacar a pasear su propaganda y marketing del espectáculo, por lo que el soccer se colaba como un habitual en los medios de comunicación, empezando a «contaminar» de la afición al deporte a los propios estadounidenses.
David Beckham firmaba por Los Angeles Galaxy en 2007. Sin duda, el británico marcó el comienzo de esta nueva era, el buffet mediático estaba listo. Llegaron otros jugadores de nombre mundial en sus últimos años de carrera como Cauthémoc Blanco, Juan Pablo Ángel, Robbie Keane o Thierry Henry. Seguían surgiendo nuevas franquicias (Philadelphia, Seattle) incluso expandiendo la liga al país vecino del norte (Toronto, Vancouver y ya Montreal en 2012). Y el combinado nacional, además de ganar Copas de Oro y tenerle tomada la medida a México, histórica dominadora de la CONCACAF, daba la sorpresa en la Copa Confederaciones 2009 al derrotar a España en semifinales y jugar la final ante Brasil.
La era Klinsmann
El desarrollo de la MLS es desde 2007 un tren sin frenos. Y si los americanos ven negocio en un deporte es que lo hay. La construcción de estadios específicos para el fútbol no ha cesado, la asistencia a los estadios sigue creciendo alcanzando un media por temporada superior a NBA y NHL (en 2011, 17.872), cada partido amistoso y oficial de la selección nacional entra en el top 10 de asistencia de todos los tiempos y las audiencias televisivas empiezan a dar la razón a ESPN, NBC y Fox Sports (propietarias de los derechos) tanto a nivel de la liga doméstica como con la Champions League y la Premier League. Ni que decir tiene a nivel social, ya que en los bares yanquis (de las principales ciudades) no cabe un alfiler en los partidos de Liga de Campeones como si un partido de Playoffs MLB se tratara. De hecho, una encuesta de 2013 muestra que la MLS es más popular que la Major League Baseball entre los niños de 12 y 17 años.
La Liga ha puesto toda la habilidad de gestión deportiva estadounidense a funcionar, hasta tal punto que los mejores jugadores nacionales están volviendo de Europa a franquicias americanas, casos de Clint Dempsey o Michael Bradley. Dos nuevos clubes se estrenarán en la temporada 2015 con dos estrellas en la última etapa de su carrera, New York City FC con David Villa y Orlando City Soccer Club con Kaká. Para 2017, la MLS tendrá 22 equipos con el ingreso de una franquicia en Atlanta.
2011 es también otro punto de propulsión importante con la llegada al banquillo de la selección nacional de Jürgen Klinsmann. El alemán sucedía a Bob Bradley tras la derrota del equipo americano en la final de la Copa de Oro 2011 en casa y ante el rival México. La Federación Estadounidense y el alemán tenían claro lo que querían: un entrenador con conocimientos y mentalidad de fútbol de élite, que vivía en Estados Unidos (con familia americana) y que podía absorber perfectamente el funcionamiento de las categorías inferiores a través de high school y college. Todo ello para crear un proyecto unitario y una identidad de estilo futbolístico en todos los conjuntos estadounidenses. Los resultados no se hicieron esperar con la victoria en la Copa de Oro 2013 y una brillante clasificación para el Mundial 2014 de Brasil.
Pero no es solo el proyecto deportivo lo que está propiciando este furor por el soccer en Estados Unidos. Evidentemente, y como dicen muchos americanos estos días, «solo vemos fútbol cada cuatro años», pero algo ha cambiado en el panorama mediático. La propaganda y el marketing del espectáculo han encontrado en el fútbol algo que vender, y en esto de vender los yanquis son los mejores. Esto es una muestra de la viralidad marketiniana que ha tenido la selección de Klinsmann estos días en la Copa del Mundo, tanto a nivel online como en el boca a boca:
- El video viral «One Moment Doest Not Define Us» antes del partido ante Alemania.
- El presidente Barack Obama viendo los partidos de la fase de grupos y llamando al capitán, Clint Dempsey, para felicitarle por el campeonato hecho tras la derrota en octavos de final ante Bélgica.
- Klinsmann escribiendo una carta para que cualquier trabajador del país pudiera entregársela a su jefe y ver el partido contra Alemania. El alemán es un yanqui más porque ha sabido interpretar a la perfección esta propaganda del espectáculo y utilizarla.
- El actor y cómico Will Ferrell visitando a la afición en Recife antes del partido ante Alemania.
- El Secretario de Defensa, Chuck Hagel, llamando a Tim Howard tras el impresionante partido ante Bélgica. La página de Wikipedia de Howard fue cambiada hilarantemente por un usuario que le puso el título de Secretario de Defensa. Hagel le dijo a Howard: «de secretario de defensa a secretario de defensa, te felicito».
- Todo lo que rodea y sigue rodeando a la actuación de 16 paradas de Tim Howard ante Bélgica, desde memes a su libro escolar.
- Estrellas del deporte y celebrities norteamericanas animando al equipo nacional via Twitter, Hulk Hogan, LeBron James, jugadores de béisbol, el pitcher de los San Francisco Giants Tim Lincecum con la camiseta sobre el césped del AT&T Park.
El soccer ha encontrado su protagonismo en el marketing y los medios de comunicación. Por eso, y por el proyecto deportivo ambicioso de Jürgen Klinsmann, este Mundial de Brasil 2014 marcará un antes y un después en el fútbol estadounidense, a nivel social, en la MLS y, sobre todo el más beneficiado a última instancia, el combinado nacional. Como gritaba la numerosa afición yanqui en Brasil «We Believe That We Will Win», un We Believe que será el protagonista en cada campeonato y que en Sportsmadeinusa.com secundamos porque pronto inauguraremos una sección de Soccer-MLS.