La screwball es un tipo de lanzamiento que ha caído en desuso después de la falsa creencia que lesiona el brazo de quien la lanza. En otra época, tener un screwballer en la plantilla era una obligación. Hoy, solo queda Hector Santiago.
Es una técnica precisa, muy difícil, y resulta realmente efectiva. Se forma un círculo con el pulgar y el índice y se extienden los demás dejando unos tres centímetros entre cada uno. El secreto reside en no ejercer ningún tipo de presión con los dedos anular y meñique pero mucha con el corazón. Durante el lanzamiento, además de aplicar la presión con el corazón, se debe girar la mano y soltar la pelota cuando esté casi mirando al suelo, algo parecido a la mecánica de la bola curva pero al revés.
Realizando esta acción debidamente se consigue lanzar una screwball, un lanzamiento parecido a la curva pero que va en la dirección contraria. Actualmente, en la MLB no hay casi ningún pitcher que incluya la screwball en su repertorio. El menú habitual de los lanzadores de las grandes ligas consta, casi siempre, de una rápida, una curva y una changeup. Luego, hay algunos que introducen otro tipo de lanzamientos, como la slider, la sinker o la knuckleball para completar y hacer más peligroso su repertorio.
A diferencia de la kncukleball, por ejemplo, que es fácil de lanzar pero difícil de dominar, la screwball precisa de una práctica increíble solo para llegar al plate. El pitcher que domina la screwball debe superar la sensación incómoda que se siente agarrando la pelota de una manera tan antinatural y ejercer mucha fuerza con la muñeca a una velocidad altísima. Entre los grandes maestros de la screwball figuran nombres como Christy Mathewson, Carl Hubbell, Juan Marichal o Warren Spahn.
En el año 1974, Mike Marshall, de Los Angeles Dodgers, ganó el Cy Young confiando recurrentemente en su screwball y Tug McGraw la usó para ganar tres World Series como relevista ante los Mets y los Phillies. El último gran lanzador de screwballs fue Fernando Valenzuela, de los Dodgers, que tenía un amplio repertorio de lanzamientos muy letales, pero ninguno como su screwball.
Probablemente el partido en el que se lanzaron más screwballs en la historia fue el 19 de octubre de 1981, en las series de campeonato de la Liga Nacional. Los Expos se enfrentaron a un joven Valenzuela, de 20 años, y sus Dodgers. La noche anterior el lanzador había confesado a su entrenador Tommy Lasorda que iba a tirar muchísimas screwballs durante el partido. Aunque no existen datos que lo demuestren, probablemente fue el partido en el que más veces usó el impredecible lanzamiento. Al final, los Dodgers ganaron 2-1 a los Expos para clasificarse para las World Series tras ocho innings y dos outs de Valenzuela en los que solo cedió tres hits.
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Una especie en extinción
Hoy en día, solo unos pocos pitchers en las Ligas Menores lanzan la screwball. En la MLB, solo se conoce la existencia de un lanzador que use este tipo de lanzamiento, Hector Santiago, de los Minnesota Twins. Los entrenadores de instituto y universidad disuaden a sus pupilos de usar o practicar este lanzamiento por la creencia de que puede arruinar brazos. Don Baylor, ex-entrenador y jugador, dijo en una entrevista para The New York Times que los lanzadores se han olvidado de la screwball y los entrenadores ya no hablan de ese lanzamiento.
Muchos de los mejores bateadores de las grandes ligas nunca han visto una screwball. De hecho, Buster Posey fue preguntado por este lanzamiento en 2012 y declaró que no creía que existiera un pitcher diestro capaz de lanzar una pelota como si fuera un zurdo. Tim Hudson, entrenador de lanzadores de los Giants, le enseñó entonces unos vídeos de Jim Mecir, un lanzador que dominaba la screwball, y Posey vio la luz.
Parcialmente el declive de la screwball se puede atribuir al crecimiento de otros tipos de lanzamientos como la circle-change, la cutter o la split-finger. En los ’60 y ’70, la mitad de los equipos tenían un screwballer en sus rotaciones en una era en la que los bunts y los hit & runs dominaban el juego ofensivo. Entonces, una curva endiablada servía para intentar garantizar ground balls. Hoy en día, las alineaciones de las grandes ligas cuentan con muchos jugadores capaces de mandar la pelota fuera del campo y los pitchers actuales se centran en evitarlo lanzando strikeouts. Sin embargo, la screwball no es un lanzamiento para lograr eliminaciones porque su trayectoria termina por ser impredecible.
En la cultura actual, los lanzadores jóvenes con más potencia de tiro son los que se llevan las becas para estudiar en las mejores universidades. Solo los que fallan en convertirse en los nuevos Clayton Kershaw terminan buscando nuevas vías para encontrar un hueco en alguna plantilla. Algunos intentarán aprender nuevos tiros, añadiendo a su fastball y changeup lanzamientos como una cutter, una curva o, incluso, una knuckleball.
Si algún pitcher aprende la screwball son este tipo de jugadores que solo con su recta no conseguirían ser lo suficientemente buenos como para llegar a las Mayores.
Según Joe Moeller, ojeador de los Miami Marlins, Hector Santiago sería un jugador por debajo de la media sin su screwball. Hace años, cuando Santiago jugaba en los Angels, Moeller lo vio jugar y se sorprendió cuando vio que el lanzador no tenía más que una recta no muy rápida y un control medio. Luego, Santiago le sorprendió con la screwball, un lanzamiento que definió como »plus-pitch», y entendió que fuera titular en una rotación de las Mayores.
Mal informados
El segundo problema, además de la inercia natural del juego, es la falsa creencia que lesiona a los que lo usan. En una entrevista hace unos años, Tim Lincecum, dos veces ganador del premio Cy Young, afirmó rotundamente, y sin informarse demasiado, que la screwball destroza el hombro de los pitchers. Sin embargo, la afirmación no tiene una prueba que la refute. Saber por qué lesiona la screwball es motivo de debate. Algunos entrenadores dicen que carga demasiado el hombro, otros que es mala para la muñeca…Pero pese a todo lo negativo que se dice del lanzamiento, Valenzuela, a los 55 años, defiende que aún puede lanzar bien hoy en día. Además, el lanzador asegura que en sus tiempos de jugador ningún compañero ni entrenador decía que la screwball era un lanzamiento peligroso.
Durante los últimos 14 años, el doctor Carl Nissen, un cirujano, ha estado investigando acerca del estrés inherente en los lanzamientos del béisbol. Nissen llamó en 2014 a Matt Bartolomei, un lanzador universitario, el único que usaba la screwball entre una generación que parecía haberse olvidado de la existencia del lanzamiento. El doctor le pidió que se prestara a hacer un experimento para dictaminar si de verdad el lanzamiento era peligroso.
Con varias cámaras apuntando a Bartolomei, el joven lanzó cuantas screwball quisieron los médicos para analizar la fuerza usada en la mecánica de lanzamiento. Los resultados fueron concluyentes. La fuerza ejercida por el codo de Bartolomei lanzando una screwball era casi la misma que tirando una curva. Además, el estrés en el hombro también era idéntico y en los resultados finales una frase cerraba con contundencia el debate sobre el peligro de la screwball: “Realmente los niveles en la screwball no exceden a los de la fastball en ningún parámetro». Si los resultados de su estudio son confirmados, Nissen y su equipo creen que podrán salvar la screwball.
Parece claro que el lanzamiento se está extinguiendo sin razón aparente más allá de la naturaleza del juego. En una era en la que los atletas castigan su cuerpo cada día, legal e ilegalmente, para ganar competitividad, aún queda una arma legal que, de dominarla, puede ser decisiva en la carrera de una lanzador: la screwball. Ahora, solo queda esperar que aparezca un pitcher joven que quiera salvar uno de los lanzamientos más bonitos del deporte de la pelota.
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