Los jugadores de béisbol en la High School tienen un 0,005 por ciento de posibilidades de llegar a ser «drafteados» algún día (ya sea desde la misma HS o desde la universidad) y solamente el 5,6% continuará compitiendo en la universidad. Para estos auténticos afortunados que consiguen jugar a nivel universitario, las probabilidades de ser seleccionado en el draft se quedan en el 10,5%. Superar esta fase, sin embargo, no asegura un futuro ligado al béisbol MLB, ya que menos del 10% de los más de cinco mil jugadores que se encuentran en las ligas menores harán alguna vez su debut en una franquicia de la Major League Baseball.
Ya conocemos el béisbol amaetur y estamos enterados de que el draft consta de 40 rondas y que por lo tanto hay una gran cantidad de jugadores compitiendo en equipos afiliados, que pese a no vivir en las condiciones idóneas tienen la oportunidad de crecer en la franquicia y por qué no, pasar a ser la referencia de su club algún día. Con tantos jugadores seleccionados y jugando en las ligas menores, el resultar undrafted resulta aún más doloroso. Los sueños de jugar en el máximo nivel casi se desvanecen al instante. La MLB no gestiona otras ligas, por lo que captar la atención de las franquicias se hace muy difícil y las alternativas fuera de los Estados Unidos no suelen salir a cuenta económicamente.
Todo sea dicho, no podían faltar algunas excepciones que yendo undrafted han llegado a jugar en las Mayores y algunos hasta han sido All-Stars (!!). La mayoría de nombres de la lista son pitchers, entre los que destacan John Axford y Heath Bell. Entre las posiciones de campo, Daniel Nava (quién fue comprado por los Red Sox por solo 1 dólar) y Rod Barajas son los más reconocidos.
La enorme mayoría empezaron jugando en ligas independientes y tuvieron la suerte de ser evaluados por ojeadores. Si de verdad te quieres dedicar a jugar a béisbol y estás dispuesto a tener un salario precario, las ligas independientes son una buena opción. El salario varia según la liga en la que el jugador se encuentra, pero normalmente ronda entre los 600 y 2.500 dólares al mes y nunca suelen haber aumentos de sueldo. Pese a que el dinero da para llevar una vida digna, algunos jugadores tienen que pagarse el alojamiento y hacerse cargo de los gastos durante las estadas fuera de la ciudad.
El nivel de vida puede ser comparable con el de los Minor Leaguers y por lo que respecta el nivel competitivo, las ligas han sido equiparadas mayoritariamente con la categoría Single-A de las Minors, a tres pasos de llegar al Gran Show. Sin embargo, esta comparación no debe sentar nada bien a los jugadores, ya que obviamente no gozan de las mismas oportunidades que un jugador de Single-A y la atención recibida por parte de los aficionados al deporte y de los medios de comunicación es nulo. La movilización que genera la MLB nos hace creer a todos que no existe nada más en el mundo «béisbolístico» y que el nivel de las otras competiciones es incomparable con el suyo y el de sus afiliaciones.
Ser undrafted no es el fin del mundo en ningún deporte, incluso en el béisbol, donde parece imposible hacerse un nombre teniendo en cuenta la extensión del draft y los jugadores que componen los equipos de una franquicia. Las ligas independientes no son de tan bajo nivel como dicen algunos y ahora por fin parece que los cazadores de talento empiezan a darse cuenta de eso. Además, el sueldo no es del todo malo si se considera que muchos jugadores aún están entre los 20 y los 35 años, por lo que su carrera deportiva solamente les abarca una etapa de su vida en la que hacen el trabajo soñado por muchos: cobrar por jugar a su deporte favorito. ¿Acaso hay algo más satisfactorio que ésto?