El año 1994 para los deportes en los Estados Unidos será recordado por siempre por uno de los más memorables en la historia tanto por sus resultados deportivos como por noticias extradeportivas. En hockey sobre hielo los New York Rangers levantaron la Stanley Cup después de 54 años venciendo 4-3 en el Madison Square Garden a los Vancouver Canucks. Los Knicks de New York llegaron a las NBA Finals (la última vez había sido en 1973), pero a la postre cayeron ante los Houston Rockets 4-3. El país recibió a las XV World Cup de fútbol soccer. El juicio al ex-estrella de la NFL O.J. Simpson por doble homicidio que paralizó al mundo deportivo y al país en general. Pero la peor noticia de ese año fue la que afectó al «pasatiempo americano»: el 12 de agosto, la MLBPA (Major League Baseball Players Association), decidió colgar los bates en medio de la temporada regular y se declararon en huelga por estar en desacuerdo con la propuesta de los dueños de MLB sobre el nuevo contrato colectivo de trabajo.
El lockout de los jugadores perjudicó a todas las partes: fans, equipos, jugadores, dueños. En aquella temporada 1994, muchas historias quedaron inconclusas y merecían otro final, entre ellas el equipo más perjudicado por la huelga, los Montreal Expos.
El equipo canadiense terminó líder de la división este de la National League y con el mejor récord en las Grandes Ligas (74-40). Eternamente quedarán las interrogantes: ¿Qué habría pasado si la temporada regular no se hubiera detenido por la huelga? ¿El equipo hubiera podido mantener su paso arrollador hasta el final de la temporada?. Los expertos coinciden que las oportunidades de «llevarse todo» eran grandes y que la terceras World Series consecutivas para un conjunto canadiense era muy factible (Toronto fue el campeón reinante de los años 1992 y 1993).
La temporada

Los Expos dirigidos desde el dugout por Felipe Alou venían precedidos de una gran temporada anterior con 94 victorias, pero sin poder llegar a postemporada; quedaron segundos en los standings de la NL East detrás de los Phillies. Para el año 1994, las expectativas en el equipo eran altas, su roster casi no había sufrido cambios con respecto a la temporada anterior y estaba integrado en su mayoría jóvenes desarrollados en la organización.
En la ofseason, «Les Expos» realizaron un cambio clave para el futuro de la franquicia: enviaron al infielder Delino DeShilds a los Dodgers y recibieron a cambio a un veinteañero pero con mucho futuro llamado Pedro Martínez. El 4 de abril fue el Openning Day, cayeron ante los Houston Astros e iniciaron la temporada 4-9, aunque cerraron el mes con balance positivo (13-10). Para el segundo mes de competencia se empezaron a ver destellos de lo que se vería en el futuro, pero la irregularidad seguía siendo moneda corriente para el equipo canadiense, no podían «enrracharse», ganaban dos seguidos pero perdían los tres siguientes. A pesar de eso, el mes de Mayo lo terminaron con récord positivo.
Junio y julio fueron los meses de despegue para los Expos (37-16 el combinado de ambos meses). El equipo se consolidó, con rachas ganadores de cinco, seis y hasta ocho partidos, y para mediados de julio estaban en la cima de su división. La afición canadiense comenzó a creer y acompañar al equipo, el Olympic Stadium se vistió de fiesta en series contra Braves, Dodgers y Reds promediando entre 34.000 y 44.000 espectadores por partido. El sueño de alcanzar la postemporada después de una sequía de trece años comenzaba a transformarse en una realidad.
La gran primera mitad de la temporada de los Expos se vio reflejada en el All-Star Game. Enviaron cinco jugadores al juego que se disputó en el Three Rivers Stadium de Pittsburgh: Ken Hill (P), Darrin Fletcher (C), Wil Cordero (SS), Marquis Grissom (OF) y Moisés Alou (OF).
Para cuando se produjo la huelga, el equipo estaba «on fire» con un balance de 20-3 en sus últimos 23 partidos, en ritmo a obtener 105 victorias y establecer un récord de franquicia. Finalizaron la temporada seis juegos arriba de los Atlanta Braves en la reconfigurada División Este de la Liga Nacional.
El equipo
El promedio de edad de los Expos en 1994 fue de 26,2 años. Sus core players se habían desarrollado en las fincas de la organización y muchos habían compartido los diferentes niveles de las Minors juntos. Por eso no sorprendió ver la química que había entre ellos. La carta de presentación como equipo era velocidad, defensa y poder ofensivo. Todo esto acompañado por una joven pero eficiente rotación de pitcheo y un bullpen dominante. Todos ellos manejados magistralmente por Felipe Alou, un viejo zorro de las mayores, el que fue para muchos de esos jóvenes jugadores su padre en el clubhouse.
- El bateo: En 1994, la slash line colectiva de los Expos fue de 278/.343/.435 respectivamente para Larry Walker (RF), Marquis Grisson (CF) y Moises Alou (LF), sin duda el mejor outfield de la Liga Nacional y tal vez la Mayores ese año. Se encargaron de generar las carreras para que los lanzadores hicieran su parte cómodos. Entre los tres jardineros sumaron 43 HR, 209 RBI, y 58 bases robadas. El shortstop Will Cordero, con una de las mejores campañas ofensivas de su carrera, complementó a los tres jardineros, finalizando la temporada con un promedio de bateo de .293/16 HR/ 63 RBI y 16 bases robadas.
«Cuando pisábamos el terreno, era como si supiéramos que ibamos a ganar el partido, y los equipos contra lo que jugábamos tenían esa misma sensación» –Larry Walker.
- El pitcheo: Los pitchers de Los Expos lideraron la National League en ERA colectiva (3.56), victorias (74), saves (46) y blanqueadas (2). Los abridores eran liderados por Ken Hill y Pedro Martínez; el récord combinado de ambos fue de 27-10. Una vez que los abridores preparaban el terreno, en los innings finales el equipo tenia el tándem Mel Rojas-John Wetteland para finalizar los partidos, siendo Wetteland el cerrador principal. Entre los dos consiguieron 31 saves.

La huelga
El Acuerdo Colectivo de Trabajo entre los dueños de los equipos y la Asociación de Jugadores expiraba el último día de 1994. Los owners tenían varios cambios en la mente para el nuevo acuerdo. Entre los puntos a tratar estaba instaurar un salary cap en los equipos poniendo piso y tope para el presupuesto anual de cada franquicia. Esta medida estaba orientada a que los equipos de los «mercados chicos» (Oakland, Minnesota, Kansas City) invirtieran mayores sumas de dinero en la composición de la plantilla, y también para limitar el gasto irracional de equipos como Yankees y Red Sox. Otro punto importante a tocar era modificar de las cláusulas del salary arbitration y de la agencia libre, además de evitar la escalada en los sueldos de los peloteros.

El sindicato de jugadores liderados por su director ejecutivo, Donald Fehr, se sintió amenazado por las nuevas medidas que tenían en la agenda los dueños de los equipos. Lo que era un secreto a voces, se cristalizó el 12 de agosto: los jugadores entraban en huelga y el béisbol se detenía en forma indefinida.
Al principio se creyó que la huelga de los jugadores sería solo algunas semanas hasta que las partes lograran ponerse de acuerdo, lo que permitiría reanudar la competición a tiempo para la postemporada. Lo que parecía un conflicto de un par de semanas no se resolvió como las partes esperaban. El 14 de setiembre, en una votación llevada entre los dueños, se decidío poner fin a la temporada regular, Playoffs y Series Mundiales (no se disputó por primera vez desde 1904).
Los efectos colaterales de la huelga para los Expos
En los deportes no hay nada garantizado, menos en el béisbol que es tan parejo. Pero 1994 era el año de Montreal, tenían todos los ingredientes para poder llegar lejos en postemporada y grandes posibilidades de ganar la World Series. Todo quedó truncado por la huelga y, hoy casi 22 años después, las consecuencias fueron mas allá de no poder culminar la temporada regular y acceder a los juegos de campeonato.
Los Expos siempre fueron catalogados como un equipo de «mercado chico», el deporte rey en la ciudad y en Canadá es el hockey sobre hielo sobre cualquier otro. Por eso fue una apuesta fuerte de MLB en 1969 cuando decidió otorgarle a la ciudad un equipo de expansión. No sorprendió que para el año 1994 el payroll del equipo fuera el segundo más bajo en toda la liga, porque su fortaleza y la principal caracteristica de su gerencial general era acertar con la selección de jugadores en el draft, desarrollarlos adecuadamente en su farm system. La mayor parte de su roster estaba integrado por entonces por jugadores de su sistema de ligas menores, e implementando esta estrategia lograron competir con los equipos más poderosos económicamente.
Las consecuencias de la huelga para los Expos fueron mas allá de no poder culminar la temporada regular y acceder a los juegos de campeonato
La organización vivió a posteriori en carne propia lo que les sucede a los equipos de bajo presupuesto. Una vez que se consolidan sus jugadores y se acercan a la agencia libre se les hace financieramente inviable renovarlos y firmarlos a través de contratos multi-anuales. Por eso no soprendió a nadie que en la temporada baja de 1995, «The ‘Spos» empezaran a desmantelarse, como si fuera una subasta, una a una de sus estrellas se fueron yendo de Canadá: Larry Walker firmó como agente libre con los Rockies, Marquis Grisson fue cambiado a los Braves por tres jugadores, Ken Hill se mudó a Saint Louis (vía canje), John Wetteland fue enviado vía trade a los Yankees. La lista siguió creciendo temporada baja tras temporada baja a medida, y para el año 1998 ninguno de los jugadores de posición titulares y los principales lanzadores del equipo del ’94 se encontraban en Montreal. Todos estos beisbolistas triunfaron en sus nuevos equipos y los ayudaron a llegar a postemporada en los años siguientes.
Los Expos nunca pudieron repetir la hazaña de 1994. Al año siguiente quedaron últimos en la división, si bien tuvieron algunas campañas buenas, la mayoría de las mismas fueron mediocres o malas, y se produjo el efecto dominó inevitable: el público canadiense comenzó a darle la espalda al equipo por los resultados y fue moneda corriente que el equipo jugara a estadio semi-vacio (en 1994 promediaron 24.543, para 1995 decayó a 18.189, en 1998 apenas llegaron a los 9.547 espectadores por partido). Sin inversión para el armado de los planteles, con magros resultados deportivos y sin lograr que la ciudad de Montreal contribuyera con fondos para la construcción de nuevo estadio, «Les Expos» entraron en un callejón sin salida el cual terminó en el año 2005 con la mudanza a la capital de Estados Unidos y siendo rebautizados como los Washington Nationals.
Nadie puede predecir el futuro, pero aquella temporada se hubiera completado coronando al equipo como campeón de la World Series, su historia podría haberse escrito con una final feliz, o sin final. Imaginando mucho un escenario sin huelga, los ingresos por participar en juegos de Playoffs o una eventual Serie Mundial habrían alimentado la «fiebre de béisbol» en Montreal. Con dinero fresco para invertir, no sería descabellado pensar que podrían haber retenido la base y piezas claves del equipo que tuvieron que emigrar; aquella plantilla habría tenido por lo tanto talento como para ser contendientes por muchos años en la NL East. Con triunfos y buen rendimiento las tribunas siempre se llenan y posiblemente los inversores habrían aparecido para construir un nuevo estadio. Pero son solo suposiciones y conjeturas, la realidad es que lo que fue un gran año deportivo, por razones fuera del campo terminó con un sabor amargo para los Expos. Fue el inicio del final del béisbol en la nórdica provincia de Quebéc.