Si algo caracteriza al pasatiempo nacional estadounidense es su longevidad comparado con el resto de las grandes ligas deportivas norteamericanas. La primera noticia que se tiene del béisbol es de 1791, pero las ligas, como tales, no empezaron a organizarse hasta mediados del siglo XIX. Aunque en aquella época había multitud de ligas regionales, una de las más importantes fue la que se creó en 1857 denominada en un principio Liga Nacional de Jugadores Profesionales y que posteriormente daría lugar, ya en 1876, a la actual Liga Nacional.
El juego empezaba a regularse bajo la premisa de mantenerlo como un deporte amateur (algo que desaparecería en pocos años), casi siempre bajo los auspicios de esas ligas regionales y de otras Ligas Menores que iban cobrando su importancia como la Asociación Americana, fundada en 1882 y que acabaría fusionándose con la Liga Nacional. Todas estas ligas estaban reguladas por un organismo denominado “National Agreement”.
Una de esas Ligas Menores era la Liga Occidental presidida por Ban Johnson desde 1893, una persona muy crítica con la forma de actuar de la Liga Nacional, muy estricta a la hora de aplicar ciertas normas no solo con los clubes sino también con los aficionados. En contraposición a lo que ésta hacía, Johnson buscaba hacer que el béisbol fuera más tolerante con estos últimos y buscaba que se respetase más a los árbitros, a los que se empezó a proteger de las iras de los jugadores. Estas medidas hicieron que esta liga pronto fuera considerada la mejor de todas las Ligas Menores.

Sin embargo, el plan de Johnson era el de convertirla en otra Liga Mayor y para ello renombró la Liga Occidental como Liga Americana al inicio de 1900. Fue la propia Liga Nacional quien, ese mismo año, le dio la oportunidad de crecer al expulsar de su seno a cuatro equipos de golpe. Johnson vio clara la oportunidad y montó franquicias en tres de esas cuatro ciudades, Baltimore, Cleveland y Washington, para posteriormente declarar unilateralmente a su liga como una igual a la Nacional. Ante la negativa de ésta a aceptarlo, la Liga Americana decidió salirse del “National Agreement” y operar de forma independiente.
Mientras estallaba la guerra entre ambas ligas, la Nacional cometió un nuevo error al establecer un tope salarial de $2.400, una cantidad muy por debajo de los estándares norteamericanos de la época, algo que en un principio parecía muy beneficioso para los dueños de los equipos pero que a la larga perjudicó a toda la Liga. Y es que el movimiento fue aprovechado por la Liga Americana para ofertar mejores sueldos a los jugadores, lo que devino en una fuga masiva de peloteros de una a otra competición y perjudicando así los intereses de la hasta entonces única Liga Mayor.

Durante los siguientes dos años, la Liga Americana tuvo más asistencia a sus partidos que la Liga Nacional, lo que llevó a ésta a buscar un acecamiento que detuviera la sangría financiera que empezaban a notar. En 1903 se llegó a un acuerdo por el que ambas ligas se reconocían iguales derechos como Liga Mayor y creaban una nueva Comisión Nacional formada por los presidentes de ambas ligas y un tercer miembro, que sería el presidente de la misma, cuya principal tarea era la de mediar entre ambas ligas. Desde el principio esta comisión se enfrentó al problema de tomar decisiones que pudieran beneficiar a una u otra liga, lo que llevó a muchas disputas entre los dueños de los equipos, principalmente porque el presidente de la comisión era August Herrmann, dueño de los Cincinnati Reds y, evidentemente, parte interesada en cualquier decisión que se tomase.
En aquella época los clubes tenían todo el poder en sus manos y los jugadores apenas tenían posibilidad de negociar nada debido, principalmente, a la existencia de la cláusula de reserva que los propietarios podían hacer efectiva sobre un jugador y que les permitía retenerle todo el tiempo que quisieran pagándole lo que ellos decidieran. El abuso de esta cláusula llevó a que algunos jugadores estuvieran pagados muy por debajo del salario medio en la MLB. El caso más flagrante era el de los Chicago White Sox, sin duda uno de los mejores equipo de las Grandes Ligas en aquella época pero que acabó sucumbiendo a los cantos de sirena de los apostadores, que ofrecieron dinero a varios jugadores para que se dejasen ganar las Series Mundiales de 1919 ante los Cincinnati Reds. Esto provocó lo que comúnmente se ha conocido como el escándalo de los Medias Negras.

El propietario del equipo de Chicago, Charles Comiskey, y Ban Johnson habían sido grandes amigos en la antigua Liga Occidental, pero su relación se había ido enfriando tanto que en esos momentos había una clara enemistad entre ambos. Eso hizo que Johnson mantuviera una total indiferencia sobre este escándalo, algo que contó con la complicidad del presidente de la Comisión Nacional, que recordemos era August Hermann, propietario de los Reds, que se negaba a aceptar que su equipo no hubiera ganado las Series Mundiales simplemente debido a su rendimiento sobre el campo. Esto provocó que la Comisión Nacional no realizara ningún movimiento sobre este asunto, ni siquiera cuando las claras evidencias de amaño llevaron a que ocho jugadores de los White Sox fueran llevados a juicio.
El enfado de Comiskey provocó que los Chicago White Sox, junto a los New York Yankees y a los Boston Red Sox, solicitaran el ingreso en la Liga Nacional, apoyados por los clubes de esta liga cuya relación con Johnson era muy distante. Ante el riesgo evidente de fractura, los otros cinco clubes de la Liga Americana solicitaron llegar a un acuerdo para reformar una Comisión Nacional que ya se había mostrado ineficaz para resolver las disputas entre clubes.

Los dueños de los equipos estaban convencidos de que lo que se necesitaba era la figura de una persona ajena a los clubes y con conocimientos legales para poder mediar en todos estos litigios interligas, alguien que gobernara el mundo del béisbol en solitario y que pudiera tomar decisiones de forma independiente. Los ojos se pusieron enseguida sobre la figura de Kenesaw Mountain Landis, un juez federal al que muchos ya conocían por haber sido el encargado de juzgar el caso de «Federal League» contra las dos ligas mayores y que precisamente por este caso había tenido que estudiar muy a fondo todo lo relacionado con el mundo del béisbol. Landis aceptó el puesto pero poniendo como condición el no estar sujeto a los dueños de los equipos y tener independencia absoluta a la hora de tomar decisiones. A pesar de algunas reticencias iniciales, el 12 de noviembre de 1920 todos los equipos aceptaron sus condiciones y el 12 de enero de 1921 Landis firmaba el contrato que le ligaba con las dos ligas mayores como su máximo dirigente.
¡Había nacido la figura del Comisionado de la MLB!
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