Candlestick Park. Week 1. El QB 1 de los Green Bay Packers, Aaron Rodgers, salta al terreno de juego para inaugurar la temporada de la NFL y juega un partidazo en el que lanza 350 yardas y logra 3TD, además de correr para 24 yardas y conseguir un TD de carrera. Esta sublime actuación ayuda a que los de Wisconsin se lleven el triunfo por 38 a 7. Week 2, ahora en Lambeau Field. Con Rodgers descansando llega el turno del QB2, B.J. Coleman, que pasa para 186 yardas y 1TD con 1INT y los Packers se llevan el triunfo por un ajustado 7-10. Week 3, Paul Brown Stadium. Los Bengals reciben a los Cheeseheads y le llega el turno de ponerse detrás del center al QB3, Graham Harrell. El jugador tiene un partido nefasto con un 12-de-30 en pase, 150 yardas, 1TD y 3INT. Los Packers pierden en la prórroga, 21-24. Week 5, Lambeau Field tras la Bye Week. El QB4, Jeff Davidson toma las riendas ofensivas del equipo y sus números de 180 yardas y 0TD, no permiten que la franquicia se lleve la victoria y cae 21-17 contra los Lions. Week 6, los de Green Bay viajan a Baltimore para enfrentarse a los Ravens y le toca jugar a su último QB, Anthony Smith, que comete 5 intercepciones y regala la victoria a los vigentes campeones que se llevan el partido por 7 a 35. Una semana después, los Browns llegan a Lambeau para enfrentarse a Rodgers que vuelve a ponerse al mando. Un nuevo partidazo suyo con 380 yardas por el aire con 4TD de pase da la victoria a su equipo por 10 a 35.
¿Os imagináis semejante situación en el football? Pues algo así pasa en la MLB. Se podría decir que la posición más similar a un Quarterback en el mundo del béisbol sería la del pitcher, tanto por notoriedad en los medios, como por importancia en el desarrollo de un partido y por el mero hecho de que ambos se ganan la vida lanzando.
Pues bien, lo que más me sorprendió cuando empecé a seguir el mundo del béisbol fue que ese jugador tan importante para un equipo y que suele estar muy bien pagado (a menudo entre los mejores del equipo) juega como mucho una quinta parte de los partidos de una temporada. Las franquicias suelen tener un mínimo de cinco pitchers titulares en plantilla, que se van turnando para abrir los partidos. Por eso, un position player puede llegar a jugar los 162 partidos; pero un lanzador titular no pasará de los 35. Para alguien que está acostumbrado a seguir deportes en los que las grandes estrellas juegan casi siempre, los turnos en el montículo resultan tremendamente llamativos. Luego te acostumbras y entiendes que, con encuentros prácticamente todos los días y con la enorme exigencia física de la posición, esa es la única opción.
El sistema de rotación hace que el esquema a la hora de configurar la plantilla sea diferente a otros deportes. Tener un QB excepcional que pueda ganar cualquier partido ya no es suficiente. En la NFL, el QB de los Packers es Aaron Rodgers y hay mucha gente que no sabe quien es el suplente porque, a no ser que Rodgers se lesione, no va a jugar. En la MLB, en cambio, no basta con tener un jugador así porque aún hay 130 partidos más por jugar.
¡Ojo! Todos los equipos querrían tener un Kershaw o un Verlander porque sabes que en sus partidos vas a tener una opción de ganar. Es lo que se conoce como el ace de cada rotación; el pitcher estrella de cada club. Pero en el béisbol necesitas tener otros cuatro lanzadores titulares más que estén a la altura. El objetivo es que no te ocurra lo mismo que a los Packers en el ejemplo ficticio que abría esta columna y todos tus titulares sean capaces de jugar partidos decentes, para que tu ofensiva no tenga que anotar 10 carreras por partido para poder ganar.
En mi opinión hay dos franquicias que han hecho un trabajo especialmente bueno este año a la hora de elaborar una rotación consistente, fiable y que siempre te da una opción de ganar. El primero de estos casos es el de los Saint Louis Cardinals. El caso de los de Missouri es excepcional porque, pese a que Adam Wainwright tiene el título de ace, los cinco miembros de grupo de titulares podrían ganarse ese puesto con el rendimiento que están teniendo. Wainwright tiene un record de 10-5, con un ERA de 2.31, logrando 8.2K cada 9 entradas y permitiendo sólo un 0.8 walks por partido. El número dos sería Jake Westbrook. ERA de 1.76 y, pese a malos números en strikeouts (3.7) y walks (3.9), ERA+ de 210. El teórico número tres es Lance Lynn, que pese a su ERA de 3.42, tiene un asombroso record de 10-1 gracias a que logra más de un strikeout por entrada y a su WHIP de 1.163. Jaime García está siendo el pitcher titular más «flojo», si es que se puede calificar así. Su ERA+ de 103, pese a ser el peor de los abridores de los Redbirds, aún está por encima de la media de la NL y tiene un buen record de 5-2. A principios de año, el teórico número cinco era el rookie Shelby Miller. Sin embargo, su rendimiento ha sido tan bueno que, probablemente, a día de hoy estaría bastante más arriba en la rotación. Ha promediado más de 6 entradas en cada uno de los encuentros que ha abierto y sus 9.9K cada 9 entradas y su WHIP de 1.000 le han llevado a un ERA de 2.35 y un record de 8-5.
Otro hecho destacable de esta rotación es que la franqucia tenía la sufieciente profundidad en el banquillo y en el farm system para sobreponerse a las importantes lesiones que han tenido. Chris Carpenter, que fue el gran líder del cuerpo de lanzadores que ganó las World Series de 2011, aún no ha podido debutar y tanto Westbrook como Jaime García han pasado por la DL a lo largo del año (de hecho, García aún está en ella); pero la gerencia y el cuerpo técnico han dado un clase magistral de cómo gestionar una rotación y preparar el futuro con las aportaciones que han tenido los jovenes Tyler Lyons, John Gast y Michael Wacha en el éxito del equipo, que ahora mismo tiene el mejor balance de las Majors.
El otro caso que quería destacar es el de los Detroit Tigers. La composición de la rotación de los de Michigan es un poco distinta a la que tenían los Cardinals porque en este caso sí que hay un ace claro e indiscutible. Si preguntas a cualquier aficionado quién es el mejor pitcher de los Tigers, el 99% te dirán que Justin Verlander y el 1% restante contestará que ese tio alto que es tan bueno (es decir, Justin Verlander). Pese a que el diestro no está teniendo el mejor año de su carrera, sus cinco participaciones en el All-Star Game, su premio Cy Young (además de haber terminado en el TOP5 de la votación en otras tres ocasiones), su MVP y su premio al Rookie del Año en 2006, hacen que nadie le discuta ese puesto.
El número tres sería Doug Fister que, pese a ser una de las pocas piezas de la rotación que no es una máquina de lograr Ks, tiene un ERA de 3.66 y un record de 6-5. El número cuatro es Anibal Sanchez que se ha destapado como lanzador de strikeouts (11.1K/9). Gracias a ese dato y a su WHIP de 1.151 el venezolano tiene el ERA más bajo (2.76) y el ERA+ más alto (154) de la staff titular. El eslabón más débil sería Rick Porcello, debido a su ERA de 4.74. Es un poco difícil saber a que se debe esa estadística tan elevada, ya que no es el peor del equipo en ninguna de las otras categorías estadísticas habituales (excepto el ERA+) como: WHIP (1.171), BB/9 (1.5) o K/9 (7.5). Puede que haya que acudir a un Batting Average of Balls In Play (Promedio de bateo de bolas puestas en juego) de .297, que es bastante alto.
Sin embargo, quería destacar al número dos de la rotación, que es el jugador por el que decidí que el tema de esta semana iba a ser el de las rotaciones. Me estoy refiriendo a Max Scherzer que con su record de 11-0 (!) ha demostrado que no hay porqué ser el ace de una rotación para ayudar a ganar a tu equipo y que tener una rotación completa es tremendamente importante si se quieren sumar W y llegar lejos en la competición. Este lanzador promedia casi siete entradas por partido, lo que es muy importante si se quiere tener un bullpen descansado, y en ese tiempo en el montículo tiene un ERA de 3.05, WHIP de 0.910, 2.1BB/9 y 10.6K/9. Si después de tu ace te viene un pitcher así y a él se le unen otros como Fister o Sánchez puedes estar seguro de que vas a poder ganar cualquier partido y a cualquier rival, como demuestra el record de Scherzer, el balance de 42-32 de los Tigers y su liderato dentro de la AL Centro.
Otros casos de grandes rotaciones son las de Washington Nationals y Los Angeles Dodgers. También tenemos otros casos de rotaciones que han sido poderosísimas en los últimos años; pero que este año están teniendo más problemas, como los Giants y los Rays.
¡Como es el béisbol! Un deporte tan hermoso y, a priori, sencillo; pero que en realidad es como un puzzle lleno de pequeñas piezas que convierten cada equipo en un complejo engranaje. Quizás en eso radique su belleza.
Y ya sabéis, los Mets no tienen la mejor rotación; pero, si queréis saberlo todo sobre ellos, podéis acudir a la cuenta de Twitter @NymetsEsp y al blog www.nymetsnewsesp.wordpress.com.