Recientemente el béisbol, junto al softbol, han sido preseleccionados junto a otros siete deportes: bolos, karate, patinaje sobre ruedas, escalada deportiva, squash, surfing y wushu, de entre los veintiséis que fueron postulados, para formar parte del programa de los Juegos de 2020 a celebrar en Tokio, pasando por delante de deportes como el football, el polo o el sumo.
El béisbol es favorito para encontrarse en la selección final que determinará el propio comité organizador en el próximo septiembre. Pero ello no es definitivo, y deriva del simple hecho de que tras la reforma normativa operada en diciembre pasado, el COI permite que los comités organizadores propongan deportes que integren el programa oficial.
Obviamente, los nipones, como no podía ser de otro modo, han propuesto el deporte más popular en su país, incluso por delante del sumo. Pero la decisión final la tomará el COI en Río de Janeiro en agosto de 2016, con lo que no resulta fácilmente entendible el optimismo que ha generado la noticia de la preselección en el mundo del béisbol.
El espíritu de St Louis 88 años llamando a la puerta

Nuestro deporte apareció por primera vez en las Olimpiadas de St. Louis 1904, pero ni siquiera como deporte de exhibición. No hay que olvidar que los Juegos Olímpicos formaban parte de la Exposición Universal que se celebraba aquel año en la ciudad de Missouri y las pruebas deportivas quedaron difuminadas en dicha exposición llevándose a cabo a lo largo de cuatro meses, lo que permitió innumerables excentricismos.
Se refiere por las crónicas la indignación que causó en Pierre de Coubertain el ensalzamiento del racismo que se vivió en aquellos juegos, calificando la ceremonia inaugural, convertida en un acto de comparación de razas, de espectáculo bochornoso. Se rumoreó en aquellos tiempos la identificación que ejecutó el padre del olimpismo entre aquella ciudad y el béisbol, lo que le llevó a jurarse que el deporte más complejo y apasionante que existe no integraría jamás el programa oficial.
Pero lo indudable y fundamental es que en los inicios del olimpismo, el béisbol además de ser el deporte con unas estructuras más sólidas y consolidadas de todos los que se practicaban en el globo terráqueo, era el máximo ejemplo de deporte profesionalizado. En aquellos tiempos, el espíritu olímpico venía inspirado por el amateurismo, y se mostraba en oposición frontal a que cualquier profesional interviniese en sus Juegos. Nadie duda de que para los dirigentes del movimiento olímpico en sus inicios, el béisbol era el máximo ejemplo de profesionalismo y el deporte por esencia menos compatible con el espíritu olímpico.
Sería a partir de las Olimpiadas de Estocolmo de 1912 cuando el béisbol participaría como exhibición. Volvería a ser deporte de exhibición en los Juegos de Berlín 1936 (en los que solo el deterioro de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Alemania impidió que se pudiese disfrutar en el coso olímpico de Babe Ruth, cuya presencia había sido anunciada por las propias Mayores).
De hecho, el auge del béisbol en los años 30, sin lugar a dudas su época dorada, permitió que integrara el programa oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio 1940 en un torneo que abarcaría a nueve equipos, juegos que el estallido de la Segunda Guerra Mundial impidió que se celebraran. Posteriormente intervendría el béisbol como deporte de exhibición en Melbourne 1956, (100.000 personas presenciaron un Australia vs Estados Unidos), Tokio 1964, Los Ángeles 1984 (formando parte del combinado americano Barry Larkin y Mark McGwire) y Seúl 1988.
El béisbol en el programa oficial de los JJ.OO

El béisbol entraría en la programación oficial a partir de Barcelona 1992 y hasta Pekín 2008, resultando claro dominador, como no podía ser de otro modo, el combinado cubano, país con mayor potencial beisbolístico fuera de las Grandes Ligas. Su calendario, no lo olvidemos, coincide con el de los Juegos Olímpicos de verano. Los cubanos, en las cinco ediciones disputadas, obtuvieron tres medallas de oro y dos de plata. Ningún otro país llegó a disputar más de una final.
Eso sí, la única final entre Cuba y Estados Unidos, disputada en Sidney 2000 fue ganada por las barras y estrellas, equipo entrenado, ni más ni menos, que por Tommy Lasorda, convirtiéndose en el único entrenador en ser campeón olímpico y de las Series Mundiales; esto último en 1981 y 1988 con Los Ángeles Dodgers.
¿Por qué se excluyó al béisbol del programa oficial?
Lo realmente relevante es determinar porque desapareció de dicho programa tras la cita de Pekín en 2008. Con la excusa de que había que reducir el número de deportes olímpicos a 28 y a “alguien le tenía que tocar”, fue el béisbol el designado en votación secreta.
Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional por aquel entonces, manifestó sobre la eliminación del béisbol del programa oficial de los Juegos Olímpicos que: “El COI desea deporte limpio, los mejores atletas y universalidad”.

En cuanto a un deporte limpio, el doping en el béisbol olímpico fue nulo. En cuanto a la universalidad, estamos ante uno de los deportes con más federaciones asociadas, y con un deporte que en los años en que se integró en el programa oficial dobló el número de federaciones nacionales, algo absolutamente insólito si tenemos en cuenta que se pasó de 60 a 122. Y en cuanto a la concurrencia de los mejores atletas, cabría preguntarle al Sr. Rogge, por qué el boxeo, o el soccer cuentan con tan buena salud en el programa olímpico. Destacable fue el comunicado de la MLB calificando de grave error la desaparición del béisbol en el programa olímpico ante la decisión tomada por los mandamases del COI en 2005.
Es notorio que la causa real de tal exclusión y de las reticencias a la recuperación del béisbol en el programa oficial, la encontramos en que, en ningún caso, puede permitir el politburó olímpico que existan organizaciones deportivas en el mundo que no se plieguen a sus deseos y los de las federaciones europeas o internacionales con arraigo en Europa. Esto es que se puede respetar a la NBA o la NHL porque sus jugadores forman parte de las selecciones participantes en las citas olímpicas. En el fútbol no acuden los mejores, pero por las clásicas limitaciones del reglamento olímpico y porque, al fin y al cabo, la FIFA, que domina el fsoccer de manera absoluta, es una federación europea. La MLS no es equiparable a MLB, NFL, NHL y NBA, y es objeto de supervisión por la USSF. Y respecto al boxeo, ¿qué decir? La atomización de federaciones y el tratarse de un deporte individual provoca que el COI no se acompleje ante nadie.
El COI y su egocentrismo no pueden permitir que la MLB resulte la organización más importante en el mundo del béisbol no solo no sometiéndose a las federaciones internacionales o actuando de forma independiente ante organizaciones de menor envergadura, sino incluso colaborando con IBAF y federaciones nacionales y organizando torneos como el World Baseball Classic, que sí cuentan con jugadores de Las Grandes Ligas. Es el torneo referencia en lo relativo a selecciones nacionales, para muchos creado en reacción a la exclusión de nuestro deporte de los Juegos Olímpicos, o, entre otros muchos, y ya en nuestro país el torneo que bajo los auspicios de Los Angeles Dodgers se celebra en Valencia, en la cancha en la que disputa sus partidos CBS Piratas.
En este sentido, Juan S. García Puig, ojeador en Europa de Los Angeles Dodgers y organizador del torneo celebrado en Valencia, es optimista en cuanto a la posibilidad de que el béisbol integre el torneo olímpico en Tokio 2020, Manifestaba en declaraciones a Sportsmadeinusa.com que “existe una buena sintonía entre la MLB, la IBAF y demás federaciones continentales y nacionales, especialmente desde la elección de Riccardo Fraccari como presidente de la IBAF. Se han estrechado cada vez más los lazos de colaboración y es cada vez mayor el entusiasmo de las Mayores por iniciar proyectos en Europa y especialmente en España”. Así mismo y en relación a la posibilidad de que algún día concurran las figuras de las Grandes Ligas en los Juegos Olímpicos, recordemos que la MLB ya ha manifestado que no va a modificar el calendario aunque se produzca la inclusión del béisbol en el programa oficial. Además de los factores que se vienen mencionando como la circunstancia de que una modificación del calendario llevaría a que se tuviesen que disputar partidos de las Grandes Ligas en marzo y noviembre, meses en que la climatología no permite la práctica del béisbol en muchos hogares de las franquicias de las mayores. O que un torneo dividido en dos partes generaría un descenso en las audiencias, y un problema en la preparación de los equipos y jugadores. Para García Puig: “hay un factor que es fundamental y del que no se habla tanto y es el hecho de que los lanzadores son un recurso finito. Todo lanzamiento que efectuaran para sus selecciones nacionales es lanzamiento perdido para sus franquicias MLB, que les abonan sus contratos millonarios.”
Así pues y teniendo en cuenta el optimismo del ojeador internacional de los Dodgers que es quien realmente sabe de esto y sin que sea incompatible con ello, ninguna duda nos cabe que el Comité Olímpico Internacional hará todo lo que esté en su mano para evitar la inclusión del béisbol en su programa oficial. Pese a la buena y sintoísta voluntad del comité organizador de Tokio 2020.
https://www.youtube.com/watch?v=DjkkMtc4rSk