El Mercury ganó, goleó y gustó en una noche mágica para el fanático como fue el primer partido. El juego dos de las finales de la WNBA rompió récords y dejo casi sentenciada una definición que en los papeles, ya estaba anticipada.
No cabía un alma más en el US Airways Center de Phoenix. Mas de trece mil personas se acercaron a ver el triunfo del equipo de Sandy Brondello por 97 a 68, rompiendo el récord de mayor diferencia en una final, 29 puntos.
El juego no fue para nada limpio. La gran arma defensiva Brittney Griner fue victima de dos incidentes que bien pudieron haber llamado la atención de los líneas. Primero, Sylvia Fowles, quien tuvo 4 puntos, le da un “arañazo” al ojo derecho, lo que provocó su rápida salida de la cancha. Luego, recibió un codazo lo que le produjo la rotura de uno de sus dientes. Sin embargo, se recuperó y siguió jugando.
El primer cuarto finalizó 14 a 21 con una gran tarea de DeWanna Bonner con 15 puntos, y Candice Dupree con 10. El Mercury era más agresivo y jugaba con la inexperiencia del Sky que, a diferencia del primer juego, la presión de jugar su primera final, había desaparecido.
El regreso de Elena Delle Donne fue muy importante animicamente para Chicago. Recordemos que soló jugo diez minutos el juego pasado por sus problemas en la espalda. Después de una terapia para calmar la tensión muscular, volvió por la revancha y en 28 minutos se cargó con 22 puntos. Ese segundo cuarto fue importantísima, pues por primera vez, el Sky había pasado al frente. Sin embargo, sobre el final apareció la fortaleza de las locales que dieron vuelta el tanteador y se fueron al vestuario arriba 51 a 36.
En el tercer cuarto empezó el dominio del Mercury luciéndose desde todos los costados de la cancha con pantallas y rotación de la pelota. Ante una defensa tímida, joven e ingenua, el Phoenix siguió sacando diferencia cuando Diana Taurasi penetraba el área rival. La jugadora que va por su tercer campeonato registró 18 puntos en 25 minutos. La ventaja, 74 a 51.
El último cuarto fue un monólogo de dos partes. El primero, una exhibición de las titulares que seguían sumando en efectividad en tiros de campo. Todo lo que lanzaban, entraba. El segundo, el equipo suplente que entró en los últimos cinco minutos para aguantar el resultado. Lo mismo que en el banco continuo. Un marcador final de 97 a 68.
Difícilmente el Sky pueda revertir la historia. La diferencia es enorme a simple vista. Un equipo consolidado como el Mercury y la “cenicienta”, Chicago, quien no le a encontrado la vuelta al juego y cada vez que Sylvia Fowles desaparece, cae en rendimiento. El tercer juego será este viernes 12 en la ciudad de los vientos. Un triunfo del Mercury le permitiría levantar su tercer anillo en la WNBA, tras lo logrado en 2007 y 2009.