El camino para alcanzar un título deportivo importante es lo más parecido que puede existir a una contienda bélica. Además de controlar y dominar el campo de batalla, son necesarias unas lineas de actuación trazadas desde las altas esferas en las que la estrategia de dominio mental de tu oponente es una pieza clave. Buscar y lograr que tus oponentes piensen de una manera determinada hace que puedas adelantarte a sus movimientos y seas capaz de tomar una ventaja que suele resultar capital para hacerte con la victoria. En los despachos de los general managers de la liga se utiliza mucho el factor psíquico. Los hay mas o menos hábiles, pero si este año tuviéramos que elegir a un ganador en lo que respecta a guerra psicológica ese no sería otro que Sam Presti. El GM de los Thunder ha sabido difuminar la presión por el titulo que se cernía sobre sus jugadores y provocar que el nombre de OKC se colocara en un segundo plano al comienzo de temporada. Ha conformado una plantilla que esta demostrando día a día su enorme dimensión, cuando a comienzos de temporada a todo el mundo le parecía que este año no podrían luchar por el título y que franquicias como los Spurs o Clippers, e incluso Houston o Golden State, partían muy por delante de ellos en el Oeste. El resultado de su plan son dos meses de competición extraordinarios con un balance espectacular (24-5) que sitúa a día de hoy a los del «estado llano» como uno de los grandes favoritos a la victoria final, desplegando uno de los mejores baloncestos que se pueden ver este año en Estados Unidos.
Son varias las claves que nos descifra el porqué del dulce estado que está atravesando actualmente el equipo. Por un lado, como estamos comentando, la actuación de Sam Presti. Cuando el equipo cayó con estrépito en Playoffs, la gente esperaba que el verano fuera un autentico trasiego de traspasos. En contraposición, el equipo solo firmó dos nuevos contratos: El del alero Ryan Gomes y el del rookie neozelandes Steve Adams. En lugar de realizar grandes incorporaciones, confió ciegamente en el bloque que existía y siguió la hoja de ruta que ha regido su gestión basada en dar continuidad a desconocidos jugadores jóvenes en los que él confía. Presti considera que sin minutos y sin peso en el equipo los jugadores jóvenes no pueden crecer. Los casos de Harden, Westbrook o Ibaka, sin muchos focos sobre ellos en su etapa juvenil, son el mayor aval para seguir creyendo en su modelo. Tiene una radar increíble para detectar talento donde otros no lo ven y saber como se deben desarrollar de la forma idónea esas aptitudes. Su sintonía con Scott Brooks hace que esta tarea se pueda desarrollar de una forma consensuada entre la dirección de operaciones y la de juego. El mayor activo de este equipo es la plantilla que posee y la mayor parte del éxito viene de la posibilidad de contar con grandes jugadores que en su mayoría todavía no han alcanzado su plenitud baloncestística, algo que hace que el equipo no pare de crecer. Presti valora mucho la aportación que pueden dar a los jóvenes talentos la experiencia de hombres como Derek Fisher, Thabo Sepholosha o el discutido Kendrick Perkins. Por ello, siempre busca confeccionar una plantilla muy joven pero reforzada con veteranos que ayuden a los jóvenes a ser más competitivos.
La lesión de Westbrook en Playoffs encendió la luz de alarma y pudimos constatar lo importante que es este jugador para el equipo. Criticado por muchos, es cierto que no es un distribuidor de juego y que en muchos momentos se comporta como una auténtica «escopeta de feria» pero su facilidad anotadora resulta básica en un bloque donde no predominan los jugadores de esta naturaleza. Durant se vio sobrepasado llevando todo el peso en ataque durante el enfrentamiento del curso pasado en semifinales de conferencia frente a los Grizzlies y no contó con la ayuda de jugadores como Ibaka o Kevin Martin que debieron dar un paso adelante. El poder contar con Russell casi al comienzo de temporada supuso una descarga de responsabilidad para Kevin Durant y un quebradero de cabeza más para las defensas rivales. Con Durant y Westbrook juntos en la cancha, la defensa del equipo rival debe estar pendiente de dos amenazas que bien pueden penetrar como tirar desde 4, 5 o 6 metros. Son los grandes líderes del equipo y este año están dando su mejor versión. Durant sigue al nivel que nos tiene acostumbrado con números de MVP: Máximo anotador de la competición con más de 28 puntos por partido y reboteando más que nunca (más de 8 rebotes por encuentro). Como dato curioso, ha anotado más de 30 puntos en 14 de los 29 partidos que se llevan jugados hasta la fecha. Westbrook por su parte anota un promedio de 21 puntos por partido y da 7 asistencias. Pero el dato más impactante es el referente a su capacidad reboteadora: Se encuentra entorno a unos 6 rebotes cada partido, unos números muy parejos a los de jugadores como Chris Bosh y superiores a los de otros con mucha mayor envergadura que él como Nowitzki. Su capacidad de salto es sencillamente bestial.
Dos superestrellas para liderar un modelo que cada año nos deja una sorpresa. Y este año dos. Y es que no hay mal que por bien no venga. El no poder contar con Westbrook en las primeras jornadas hizo que Brooks alineara de inicio a un jugador que llevaba dos temporadas en la disciplina de los Thunder evolucionando en la sombra y sin ninguna presión sobre su hombros. Su irrupción y rendimiento fue tan buena que ocupó el vacío que había dejado Westbrook de manera magistral y se ha convertido en la gran revelación de esta temporada. Reggie Jackson es ese sexto hombre que en la franquicia del Chesapeake se buscaba desde que Harden abandonara el equipo. Nacido en Italia y con 23 años, este antiguo alumno de la Boston College ha pasado de jugar 14 minutos la pasada temporada anotando 5’3 puntos y dando 1’7 asistencias a participar en el juego de la presente regular season durante casi 25 minutos y promediando entorno a los 13 puntos y 4 asistencias. Pero el descaro juvenil no solo aparece en el backcourt del equipo sino que también en la zona. Steve Adams es otra de las sorpresas agradables que nos deja la competición en este año. Neozelandés de nacimiento y procedente de Pittburgh, fue una elección del último draft que pasó inadvertida pero que parece que va a tener mucho recorrido en la liga. Dos veces titular esta temporada, el center rookie parece el relevo generacional de un Perkins que aglutina casi todos los puntos negativos del juego del equipo. Aunque juega solamente unos 16 minutos por partido, ha tenido grandes aportaciones y ha demostrado que es un jugador de mucho carácter.
El paso adelante de otros jugadores como Jeremi Lamb o Perry Jones, apuestas personales de Presti, han ayudado a incrementar el nivel del equipo con respecto al año pasado. Pero si hay un jugador que este año ha dado un gran salto cualitativo ese no es otro que Serge Ibaka. El español aglutina todas las connotaciones positivas de la palabra profesional. Es un gran amante de este deporte y haber firmado un contrato de estrella NBA no ha hecho más que incentivar sus ganas de mejorar. Por ello, estamos hablando de un jugador que cada año que pasa mejora en sus estadísticas y en alguna faceta del juego. Si sus detractores siempre le han reprochado su poca aportación en ataque y no ser un defensor completo mas allá de realizar muchos tapones, este año el salto ha sido muy grande. Se muestra mucho más contundente en defensa y, lo que es más importante, se ha convertido en una alternativa solida para Durant y Westbrook en el ataque. El gran trabajo de tiro que ha realizado durante el verano y gran parte de la temporada pasada está teniendo sus frutos y se está mostrando como un gran lanzador desde todas las distancias, incluso desde la linea de tres puntos siendo su lugar preferido el tiro desde la esquina.
En definitiva, Sam Presti ha creado entorno a Kevin Durant una gran plantilla de jugadores jóvenes fruto del trabajo de scouting de muchos años, el cual sigue ejerciendo él mismo. Viaja por todo el mundo para detectar talento y vigilar a los jugadores que ya tiene en cartera, como el alero del Barcelona Alex Abrines. Es importante destacar que esta política es también resultado de la necesidad de hacer en Oklahoma una plantilla que no resulte cara. El pequeño mercado que supone una ciudad de apenas 500.000 habitantes frente a gigantes como Los Angeles o New York provoca que el ingenio haga su aparición. Nadie sabe si dentro de unos años su jugador franquicia abandonará el equipo en busca de un equipo que tenga mayor dimensión o si se tendrán que desprender de ciertos jugadores en algún momento, lo único que sabemos es que este año tienen una gran plantilla para hacer frente a las fieras que se encontrarán en su camino. Porque el trueno se ve capaz de todo.