Lockout
El año comenzó de una forma atípica, ya que entrábamos en Enero con apenas un par de semanas de competición disputadas y no dos meses como es habitual. Todo ello fue debido al lockout que mantuvo parada la NBA durante todo Noviembre y parte de Diciembre, en donde se canceló toda la pretemporada y 16 partidos de liga regular por franquicia. Esto repercutió en una locura de calendario, con más partidos en menos días y un elevado número de lesiones. Aún así, se pudo celebrar el fin de semana del All-Star y los Playoffs fueron de lo más emocionante pese a empezar un poco más tarde que otros años.
Un final de regular season de locura
La paradoja fue que uno de los equipos más veteranos como los Spurs enlazasen una racha de 36 victorias y 10 derrotas después del All-Star de Orlando hasta la Final de Conferencia ante los Thunder, en una temporada tan densa como es una de lockout. Barrieron a Jazz y Clippers en las primeras rondas y tras ponerse 2-0 frente a Oklahoma City, se derrumbaron de forma inexplicable perdiendo 4 partidos consecutivos que le dieron el pase a los Thunder a la Final. En el Este, todo hacía presagiar una lucha entre Bulls y Heat que se vio “chafada” cuando Derrick Rose se lesionó en el primer partido ante los Sixers, que a la postre acabarían pasando de ronda.
Memphis se apeó de la competición antes de lo esperado tras haber cuajado una enorme temporada regular, los Magic no fueron rival para los Pacers con la ausencia de Dwight Howard por lesión y los Bobcats de Michael Jordan registraron el peor récord de la historia (7-59) con un 10,6% de victorias.
LeBron por fin consiguió su anillo
Miami Heat se proclamó campeón de la NBA por segunda vez en su historia al ganar a Oklahoma City Thunder por 4-1 en las Finales. Esta victoria no sólo sirvió para desquitarse de la derrota de la Final de 2011, sino también para que LeBron James obtuviera su ansiado anillo. De este modo, tanto los de Florida como el propio James se quitaban un peso de encima al ver materializado un proyecto que había comenzado en el verano de 2010 para ganar el Larry O’Brien Trophy a toda costa. El de Ohio redondeaba así un curso en el que también fue nombrado MVP de la liga regular y de las propias Finales. La guinda a un año de ensueño la pondría posteriormente obteniendo el oro olímpico con Estados Unidos en Londres.
Howard a Lakers
El culebrón del verano culminó el 10 de agosto en un multi-traspaso a cuatro bandas, con el principal movimiento de Dwight Howard a Los Angeles Lakers. El resto de equipos implicados fueron los Orlando Magic, los Denver Nuggets y los Philadelphia 76ers. Los rasgos principales de esta operación fueron la marcha de Iguodala a Denver; la de Andrew Bynum y Jason Richardson a Philly; y la de Afflalo, Harrington y Vucevic a Orlando.
Dwight había estado forzando su salida desde que acabó el curso 2011/2012 y pese a que su deseo principal era el de ir a Brooklyn, acabó recalando en los Lakers. Los Magic se querían deshacer de su estrella, pero tenían que moverse estratégicamente para recibir a cambio buenos jugadores con los que reconstruir la franquicia. El efecto dominó provocó que Denver y Philadelphia formasen parte del proceso para encajar un rompecabezas de lo más complejo para todas los equipos implicados.
Mike Brown y D’Antoni
Los Lakers presentaban una de las mejores plantillas sobre el papel con Kobe, Pau, Howard, Nash y Jamison. De nada valía agrupar esos nombres si luego no daban resultados en la cancha. Había dudas de si Mike Brown era el head coach adecuado para llevar el timón de la nave y tras un 0-8 en pretemporada y un 1-4 de comienzo en la regular season, los Lakers le despidieron y trajeron a Mike D’Antoni de recambio.
En estos momentos el equipo ha mejorado ligeramente pero aún no se posiciona en un porcentaje superior al 50% de victorias. Los rumores sobre el rol y el futuro de Pau Gasol están acaparando más atención a veces que el propio baloncesto. Aún así, todavía hay tiempo para mejorar la situación y llegar en mejores condiciones a los Playoffs.
La vuelta de Ricky
Una de las noticias más positivas para cerrar el año ha sido la vuelta a las canchas de Ricky Rubio tras una larguísima lesión de rodilla que se hizo en el mes de Enero tras un choque con Kobe Bryant. Tras perderse lo que restaba de temporada y los Juegos Olímpicos, ha vuelto a jugar demostrando que, aunque tiene que coger ritmo de juego, no ha perdido las ganas ni la calidad que atesora el joven catalán. A día de hoy, Ricky y Minnesota luchan por colarse entre los mejores del Oeste y devolver los Playoffs a sus aficionados casi nueve años después de jugar los últimos.