A estas alturas de la pretemporada en la que la atención mediática se centra en las grandes estrellas de la agencia libre, en especial en la vuelta de Lebron a Cleveland y el traspaso de Pau Gasol a los Chicago Bulls, nos parece buen momento para analizar la situación de los Indiana Pacers, equipo que ha dominado la división Central de la Conferencia Este en los últimos años. Precisamente, la división Central es la que más se ha reforzado para la próxima campaña.
Con la perspectiva que da el tiempo, a la temporada de los Indiana Pacers, a pesar de repetir presencia en la final de la Conferencia Este, no se la puede etiquetar como exitosa. El curso baloncestístico 2013/2014 de los Pacers ha estado salpicado de constantes altibajos, una trayectoria irregular en la que la falta de confianza y los problemas internos, han llevado a la franquicia de Indianápolis de un arranque espectacular a rozar el ridículo en postemporada.
A la decepción de perder dos años seguidos la final de Conferencia contra Miami Heat, los Pacers respondieron con el mejor arranque de temporada de la historia de la franquicia. Apoyado en su gran defensa y en la irrupción de Paul George como gran estrella emergente, los discípulos de Frank Vogel se colocaron, primero, como mejor equipo del Este, y enseguida, con el mejor récord de la liga. Antes del parón del All-Star, el equipo había pasado de candidato al anillo, a favorito.
En aquellos meses felices los elogios no solo se dirigieron a jugadores y cuerpo técnico, sino que se hacían extensibles a un tal Larry Bird, a la sazón, presidente de operaciones de la franquicia. Allá por el año 2000, Larry Bird, fiel a su palabra, abandonó el banquillo de los Pacers para nunca jamás volver a ser entrenador. Ni qué decir tiene que Bird es mucho más que un directivo para los aficionados y seguidores de los Pacers, es un símbolo. Y es que existen dos lugares en que la admiración por Larry se convierte en veneración. Por un lado está, evidentemente, Boston. A los Celtics llegó para rehabilitar el orgullo de una franquicia en horas bajas y engrandecerla hasta lo que significa hoy en día; aún perduran en la memoria sus duelos con “Magic” Johnson. Aparte de Boston, el otro lugar donde Larry es sinónimo de leyenda es Indiana. Allí creció en un pequeño pueblo hasta convertirse en la estrella de la modesta universidad de Indiana State. Tras sus años de profesional, una vez desvinculado de los Celtics, volvió para hacerse cargo del banquillo de los Pacers. Sin experiencia previa, llevó a aquel equipo liderado por Reggie Miller a pelear el anillo frente a Los Angeles Lakers.
Volviendo al presente de los Pacers, y en relación a Bird, no se puede obviar que la buena marcha del equipo se vio empañada por su decisión de traspasar a Danny Granger a cambio de Evan Turner y Lavoy Allen justo después de la celebración del All-Star Weekend. Este cambio de cromos produjo malestar en algunos jugadores veteranos que consideraron poco honrosa la marcha de otro veterano como Granger. Más aún, la llegada de Turner provocó en aquellos jugadores que buscaban una mejora de contrato, véase Stephenson, un cambio de actitud en favor de priorizar sus actuaciones individuales por encima del trabajo colectivo. Sin duda, la marcha de Granger marcó el cambio de tendencia en la temporada de los Pacers.
Era evidente que algo había pasado o pasaba en el vestuario, a pesar de que tanto jugadores como cuerpo técnico se afanasen en negarlo. Aparte de rumores de tipo sexual de dudosa veracidad que involucraban a dos de las estrellas del equipo (George y Hibbert) y con los que la prensa amarillista se cebó, lo que era evidente es que la complicidad del grupo había volado por los aires. Paul George bajó su acierto en el tiro exterior, al mismo tiempo que la aportación en ataque de Roy Hibbert se volvió inexistente. A la falta de confianza se le debía sumar la lucha de egos en el vestuario entre un grupo de estrellas jóvenes sumidas en la frustración.
Aun así el equipo se mantuvo con el primer puesto en la Conferencia Este, más por demérito de los Miami Heat que por méritos propios. El título de campeón del Este no hacía justicia a lo visto en los últimos meses, por lo que muchos analistas pronosticaron una caída prematura antes de la previsible final contra Lebron y compañía. No sin apuros y gracias a David West y Luis Scola, el equipo logró colarse en la final de Conferencia, sin embargo, no pudo presentar batalla ante la franquicia de Florida.
Una vez terminada la temporada, muchas de las interrogantes han quedado resueltas, pero la incertidumbre se sigue cerniendo sobre el futuro de los Pacers y la viabilidad de su proyecto. Frank Vogel ha sido ratificado en el cargo, si bien, no pocas voces se cuestionan el acierto de esta decisión al atribuirle tanta culpa como responsabilidad en la desintegración del espíritu del equipo.
En cuanto a los jugadores, las salidas de los más díscolos estaban cantadas. A Turner no se le ha ofrecido la renovación dado el fiasco de la temporada pasada y Stephenson buscaba un contrato que Indiana no iba a ofrecerle. Al neoyorquino se le consideraba uno de los males a erradicar en el vestuario, por lo que la noticia de su firma con los Charlotte Hornets no ha sorprendido entre los seguidores de Indiana. Así las cosas, todo pinta que las opciones pasan de nuevo por el núcleo duro del vestuario, apoyado en los veteranos George Hill y David West. Tanto Paul George como Roy Hibbert firmaron en su momento suculentos contratos multianuales, por lo que la dupla seguirá junta al menos dos años. Fuera de los titulares, la cosa no está tan clara, ya que hasta 7 jugadores llegarán a su último año de contrato en la próxima temporada.
Y como decíamos al comienzo de este artículo, el destino ha deparado que la división central haya sido la gran protagonista de esta offseason. La vuelta de Lebron a Cleveland convierte a los Cavaliers en justos aspirantes a todo, al igual que la aportación de Gasol a unos siempre competitivos Bulls puede causar un efecto inmediato en las aspiraciones de los de Chicago. Sumemos a ellos que dos de los peores equipos de la NBA, Pistons y Bucks, no van a robar muchas victorias a los candidatos a llevarse la división. Así las cosas, en este nuevo escenario, los Pacers intentarán ser el reflejo del equipo que lograron ser la temporada pasada antes que las luchas interinas y la falta de confianza pusieran en peligro la trayectoria del equipo.