En plena pre-season, el interés que suscitan los múltiples partidos que se desarrollan en este periodo se centra, básicamente, en ver con su nueva camiseta a las incorporaciones que cada franquicia NBA ha realizado en la offseason. Son partidos para coger el ritmo competitívo e ir completando la preparación física necesaria para afrontar la enorme carga de partidos que se producen en un periodo tan corto de tiempo, por lo que disfrutar de las novedades de que nos deja una nueva temporada es una de las carácterísticas de las semanas que estamos viviendo. Ver a LeBron y a Love con la camiseta ´Cav´, a Pau con el blanco y rojo de Chicago, o situar a cada uno de los rookies en su destino final y comenzar a testar su influencia en el equipo. Pero también en estas semanas nos embarga un sentimiento melancólico por aquellos que por una razón u otra no estarán. Jordan Crawford, Andray Blatche, Carlos Delfino… son algunos de los jugadores que no pisarán las canchas este año. Pero si existe una baja realmente importante, de alguien que acumula en su persona infinidad de records de la liga y con una brillante trayectoria, no debemos buscar en ninguno de los rosters.
El árbitro más legendario de la historia del baloncesto americano este año no volverá a pitar. Richard T. «Dick» Bavetta anunció su retirada este pasado verano y comunicó que no emprendería su 40ª temporada en la NBA. Habeis oído bien. 39 cursos baloncestísticos vividos sobre el parqué de manera ininterrumpida ya que ha abandonado su tarea sin nunca haber faltado a ninguno de los partidos en los que se le ha requerido, un total de 2.905 encuentros seguidos (2.635 de temporada regular y 270 de Playoffs) que lo convierten en árbitro o jugador que más apariciones consecutivas ha realizado en la historia de las cuatro grandes ligas deportivas profesionales de Estados Unidos. Por ello, acercar la figura de este leyenda a todos nuestros lectores es de obligado cumplimiento.
Dick Bavetta nació hace 75 años en Brooklyn en el seno de una familia estándar americana. Madre ama de casa y padre ‘cop’. El alto rango del cabeza de familia posibilita que los dos hijos del teniente Bavetta puedan vivir una infancia muy tranquila para la época. El joven Dick con los años crece, finaliza con éxito sus estudios de instituto e ingresa en la universidad donde se licencia en Económicas. Su enorme habilidad con los números lo catapultan a La Meca del capitalismo, Wall Street. A comienzos de los años 70, Dick Bavetta era el nombre de un reputado broker del parqué bursatil más famoso del mundo. Y la pregunta es, ¿por qué un tiburón financiero termina su vida arbitrando partidos de baloncesto?. Muy sencillo, persiguió su pasión. Un dato que no habíamos apuntado era que Dick fue jugador de baloncesto durante su etapa escolar y también en su periodo universitario. La pasión por el basket le hizo unirse a uno de los equipos que formaban la liga de baloncesto de Wall Street. Una liga amateur al estilo de las múltiples ligas de empresas que copan nuestro país tanto en baloncesto como en fútbol. Y en esta liga ejercía de árbitro Joe Bavetta, el hermano de Dick, que tras seguir los pasos de su padre y llegar a ser oficial de la policia de New York, mataba el gusanillo del deporte de esta forma. Un gusanillo, el del arbitraje, que poco a poco le fue entrando a nuestro protagonista y no fue otro que su hermano el que se lo inculcó de manera involuntaria y le invitó a probar esta nueva faceta.
Una vez que soltó el balón con la intención de encestar no lo volvió a coger con ese cometido. Pasó a formar parte del cuerpo de árbitros de esta liga amateur para pasar a arbitrar en varias ligas semiprofesionales del Este norteamericano. Lo que comenzó como una afición comenzaba a resultar un modo de vida. De esta forma, en la extinta CBA, donde permanece durante nueve años, comienza su primer periplo serio en este campo. Una etapa llena tanto de satisfacciones como de problemas y frustaciones. ¿Su mayor frustación? No acabar de conseguir su ingreso en la NBA. Y no fue porque no lo intentara. Se presentaba a las pruebas y era denegado. Pero era su sueño. Llegar a la NBA. Un broker de Wall Street centrándose en preparar las pruebas para llegar a ser árbitro profesional. Era un loco a la vista de cualquiera, mejor dicho, a la vista de alguien que no tuviera el valor de luchar por su sueño. Y al final lo logró. Una oportuna jubilación le llevo a convertirse en parte de la liga en la temporada 1975/76 estrenándose un 2 de diciembre arbitrando un Knicks-Celtics en el Madison. Se estrenó en una NBA bastante diferente a la actual, un campeonato que todavía no había absorbido a la ABA, que no contaba aún con ni un solo minuto de la genialidad de jugadores como Jordan, Bird o Magic Johnson y que se desarrollaba en unos años en los que la última gran estrella que ha vivido, LeBron James, no había ni nacido.
Sus comienzos no fueron fáciles ya que su nivel como árbitro en su primera época era mas bien mediocre. Durante sus primeras diez temporadas no fue llamado para dirigir ningún partido de Playoffs, Así que buscó la receta para llegar a ser tenido en cuenta para la postemporada: trabajo. Durante estos años pasaba los veranos haciéndose cargo de partidos de categorías inferiores y machacando su condición física, algo que mantuvo durante toda su carrera. Que un hombre alcance los 75 años corriendo mas de 10 kilómetros por partido requiere de mucho sacrificio y esfuerzo aunque para él la solución era sencilla: ponerse cinco pares de calcetines y correr al día entre tres y seis millas. De esta forma se convirtió en los 80 en uno de los árbitros más importantes y año a año iba acrecentado su buena fama. El paso del tiempo hizo que su leyenda se fuera haciendo más y más grande dentro de la liga hasta que llegó el momento de decir adiós. Querido por todos los estamentos de este deporte, Dick Bavetta es algo más que un árbitro de leyenda al que difícilmente alguien pueda alcanzar. Se trata de un hombre que vivió su sueño durante casi cuarenta años y no perdió la pasión. Y a buen seguro que desde su retiro dorado en Florida seguirá viviendo el baloncesto con la misma intensidad que demostraba en la cancha.