Quien ríe último ríe mejor. Eso es lo que debió pensar Gail Goodrich al finalizar su carrera y al demostrar a todo el mundo que le había infravalorado lo equivocado que estaba. Que si era pequeño (medía 1,85m), que si no valía para este deporte, que por qué intentaba destacar en una disciplina sólo para altos, etc. Lo que les faltaba conocer no era su aspecto físico exterior ni su apariencia, sino su interior, su capacidad de trabajo y de superación y su calidad jugando al baloncesto.
Sólo había que darle unas pocas cosas: el balón, confianza y minutos. Poco pudo demostrar en sus primeras tres temporadas lo que era capaz de hacer si le mantenían sistemáticamente en el banquillo. Es verdad que le fueron dando galones paulatinamente desde su temporada de rookie hasta su tercer año en la liga, pero no lo suficiente.
Así, fueron los Phoenix Suns los que se hicieron con sus servicios en 1968 para aprovecharlos durante los dos años siguientes. Y bien que vieron sus resultados: de promediar 12 o 13 puntos y unas 2 asistencias por noche en California, pasó a registrar más de 20 puntos y entre 6-7 asistencias cada partido con el conjunto de Arizona. Si le daban minutos, confianza y no le discriminaban por su altura era capaz de hacer cosas increíbles sobre el parqué en los partidos.
Con este panorama, Los Angeles Lakers volvieron a repescarle en el verano de 1970 para, esta vez ya sí, darle confianza como titular y de estrella de la liga. Más de 30 minutos por encuentro y una gran fe en que podía hacer las cosas bien hicieron de su ‘corta’ estatura un recurso magnífico para guiar a los de oro y púrpura a dos Finales y un título ante los New York Knicks en 1972.
Su constancia y perseverancia dieron al final sus frutos y, desde entonces, es uno de los jugadores de los Lakers más queridos y recordados de la historia. Cuatro apariciones consecutivas en el All-Star Game (1972-1975) coincidiendo con su mejor etapa en Los Ángeles, seleccionado para el All-NBA First Team de la temporada 1973-74, miembro del Hall of Fame desde 1996 y el ya mencionado anillo de 1972. Como venimos contando en las últimas semanas en Sportsmadeinusa.com, estos logros permitieron que el 20 de noviembre de 1996 los Lakers retiraran su dorsal ‘25’ y se uniera a un elenco privilegiado de jugadores al que se sumará al final de esta temporada, si nada cambia, Kobe Bryant, motivo por el que estamos haciendo este serial de dorsales retirados de la franquicia californiana.
Su mejor temporada, en 1972
Compartir vestuario y años de baloncesto con jugadores de la talla de Wilt Chamberlain o Jerry West seguro que en la época ayudaba bastante a hacer un mejor trabajo y a poder llegar más lejos en la temporada. Y así lo hizo Goodrich, concretamente en el año 1972, ya que hizo de esa campaña la mejor de su carrera vestido con los colores de los angelinos.
Fue el año en que se retiró Elgin Baylor por lesión (también con dorsal retirado en los Lakers), pero el final de la temporada fue al final histórica para la franquicia. Ese año encadenaron una racha que hoy en día sigue vigente, la de las 33 victorias consecutivas y consiguieron ganar a los New York Knicks en las Finales después de haber caído derrotados en las siete anteriores apariciones que habían hecho en la ronda por el título.
En cuanto a los números personales de Gail, cualquiera puede llegar a entender la calidad que atesoraba el jugador y lo que era capaz de hacer si se le dejaba trabajar. Esa temporada anotó 2.127 puntos, lo que supuso una media de 25,9 puntos por partido y un acierto del 48,7%. En los Playoffs de aquel año también batió su récord de anotación total en una postemporada con 357 puntos en total.
Sus últimos coletazos en los Jazz
Los conjuntos que tuvieron el privilegio de contar con Goodrich en sus filas no fueron solamente Los Angeles Lakers y los Phoenix Suns, sino que Gail finalizó su carrera en la franquicia de los Jazz pero cuando aún jugaban en New Orleans. Lo interesante de este fichaje por la franquicia entonces de Louisiana son dos cosas: lo complicado que fue y lo que supuso tres años después.
Las negociaciones para que Gail saliera de los Lakers y pudiera jugar en New Orleans no fueron nada fáciles pero llegaron a un acuerdo: Goodrich iba a los Jazz a cambio de que los Lakers tuvieran dos elecciones de primera ronda y una de segunda en los próximos drafts. Así fue y en 1979 los angelinos eligieron en el número uno a Magic Johnson, un movimiento que acabó por cambiar la historia de la NBA.
Casualidades o caprichos del destino aparte, Goodrich no tuvo suerte en su primera temporada en los Jazz. Se lesionó en el tendón de Aquiles y no pudo realizar una temporada en condiciones ni llevar continuidad hasta que estos problemas le hicieron tomar la decisión en el mes de enero de descansar el resto de la campaña. Jugó 27 encuentros y firmó 12,6 puntos y 2,7 asistencias por partido. La siguiente temporada ya la jugó completa, mejorando sus registros (16,1 puntos y 4,8 asistencias) para finalizar ya en el curso 1978-79 su carrera deportiva con 12,7 tantos y 4,8 repartos de media en 74 partidos.
Lo que es seguro es que él puede estar tranquilo por todo lo que demostró y por lo mucho que hizo disfrutar a la gente con su baloncesto. Demostró que ningún sueño es imposible y que no tener una estatura muy destacada es un impedimento para poder rendir al máximo, y como una auténtica estrella, en el mejor baloncesto del mundo. Tres son los equipos que le han disfrutado y que ahora se sienten orgullosos de haber contado con Goodrich en sus filas. Agradecidos de haber tenido a alguien que empleaba tanto esfuerzo esfuerzo e ilusión en su trabajo como para acabar convirtiéndose en una leyenda del baloncesto.