Harvard University es una universidad privada situada en Cambridge, en el estado de Massachusetts. Recientemente situada en el número 4 en el ránking QS de mejores universidades del mundo de 2014, Harvard ha sido el “alma máter” de 7 presidentes de los Estados Unidos y por sus aulas han pasado hasta 150 premios Nobel, ya sea como estudiantes o profesores. Además, Harvard posee el sistema bibliotecario académico y privado más grande del mundo. $32.600 millones provenientes de donaciones hacen que sea la universidad líder en el mundo en ese apartado. Cuenta con más de 21.000 estudiantes, y sus equipos deportivos reciben el nombre de los Harvard Crimson. Los Crimson compiten en 42 disciplinas deportivas y forman parte del ámbito de la Ivy League en todos ellos. También conocida es la rivalidad con Yale, trasladada a los apartados de football y remo, donde se celebra desde 1852. Las rivalidades baloncestísticas de Harvard son las de la propia conferencia (Yale, Princeton, Brown) además de las “pipeline”, o universidades aledañas a Harvard como pueden ser Holy Cross, Massachusetts o Boston College. Como deportistas famosos que hayan sido alumnos de Harvard se encuentran Ryan Fitzpatrick, quarterback de los Houston Texans de la NFL, y Matt Birk, offensive lineman que pasó por Vikings y Ravens, además de ser nombrado 6 veces para el Pro Bowl.
Históricamente, un mal programa de baloncesto
Pero en lo que se centrará este artículo no es en la excelencia académica de Harvard, sino en la excelencia baloncestística de la universidad, campeona de la Ivy League 4 veces consecutivas, desde 2011, y con tres apariciones seguidas en el torneo de la NCAA (2012, 2013 y 2014). Gran parte de culpa del éxito de los Crimson viene de la mano del head coach Tommy Amaker. Este entrenador, quien dirigió a Seton Hall 4 años (1997-2001) y a Michigan 6 (2001-2007), antes de ser entrenador principal, fue jugador y asistente de Mike “Coach K” Krzyzewski. Como jugador, tiene el récord de Duke de partidos consecutivos siendo titular (138) además de ganar la medalla de oro con EE.UU en el Mundobasket 1986. En su salto al profesionalismo, fue drafteado por los Sonics en 1987 y cortado posteriormente, pero rápidamente finalizó su carrera como jugador y vuelve a Duke como asistente. En su estancia en Duke haciendo dichas funciones (1988-1997), ganan dos Campeonatos Nacionales (1991, 1992). Amaker recibe múltiples ofertas de Division I para ser entrenador oficial, de colleges como Marquette, Alabama, USC o Northwestern, pero finalmente se decanta por Seton Hall en 1997. Con Amaker, los Pirates disputaron tres veces el NIT (1998, 1999, 2001) y una vez el torneo de la NCAA, en el 2000, donde alcanzaron el Sweet Sixteen, con jugadores como el lituano Rimantas Kaukenas o el pívot canadiense Samuel Dalembert. Posteriormente firmó por Michigan, donde ganó el NIT una ocasión (2004), pero fue incapaz de llevar al equipo al torneo de la NCAA en ninguna de sus seis temporadas en Ann Arbor. Esto hace que su contrato fuera rescindido en marzo de 2007 y en abril de ese mismo año firmó con Harvard.
Los Crimson llevaban 5 años consecutivos sin récord positivo, y 15 temporadas con récord de conferencia negativo en 16 años con su anterior entrenador, Frank Sullivan. La primera temporada fue paupérrima, con un récord de 8 victorias y 22 derrotas, una de ellas ante Stanford por 55 puntos. En la 2008-09, Harvard finalizó con un récord de 14-14, además de conseguir la primera victoria contra un equipo rankeado (Boston College, #17) en la historia del programa. Sin embargo, la temporada 2009-2010 rompió la tendencia perdedora de los Crimson, con Jeremy Lin, el base-escolta de los Lakers, como principal referencia del equipo. En 2011 comenzó su dominio en la Ivy League, siendo co-campeones y perdiendo contra Princeton (63-62) para dilucidar al campeón final. Princeton acudió al torneo de la NCAA y Harvard al NIT, donde fue derrotado por Oklahoma State por 71 a 54. A partir de ahí, se alzaron con el título de la Ivy League las siguientes tres temporadas, en 2012, 2013 y 2014. Con las victorias de conferencia se aseguraron el puesto en el torneo de la NCAA.
En 2012 se fueron en el primer enfrentamiento en 2ª ronda contra Vanderbilt (70-79) y, en 2013 y 2014, ganaron los dos primeros partidos de la historia del programa en el torneo, primero ante New Mexico (68-62) y en 2014 contra Cincinnati (61-57), en uno de los mayores upsets del torneo del año pasado. Los Bearcats estaban liderados por Sean Kilpatrick, All-American la pasada temporada y titular en sus cuatro temporadas allí. A pesar de sus 18 puntos y los 13 de su compañero Justin Jackson, no fueron capaces de parar al quinteto de los Crimson, quien anotó 48 de los 61 puntos de Harvard. En estas dos últimas temporadas, fueron eliminados en tercera ronda, primero por Arizona (51-74) y posteriormente por Michigan State (73-80). Es impresionante la progresión de Harvard, de pasar a ser un programa olvidado y paupérrimo, a ser la referencia de la Ivy League desde hace cinco años y continuar siéndolo. En gran medida se debe a los jugadores que reclutan, como Jeremy Lin, pero tienen más.
Un equipo bien construido
El senior Wesley Saunders y el junior Siyani Chambers son los líderes este año y ya llevan siéndolo mucho tiempo en su periplo en Harvard. Saunders fue nombrado Jugador del Año por la Ivy League el año pasado y también recibió una mención honorífica como All-American. Chambers fue Rookie del Año por la Ivy League en 2012. Entre ambos, suman más 17 premios semanales de conferencia. Estos dos jugadores son excelentes y se les augura un futuro prometedor en Europa o, con suerte, una buena carrera en la NBA.

Sin embargo, es de extrañar que Harvard tenga éxito cuando en la Ivy League no se permite conceder becas deportivas. Esta norma es muy estricta y las universidades deben seguirla a rajatabla para evitar cualquier tipo de multa. La raíz, el germen de su éxito consiste en un programa de ayudas que la universidad ha creado, no sólo para deportistas, sino para estudiantes de todas las especialidades, que consiste en que los estudiantes con aptitudes cuyas familias no tengan ingresos superiores a $60.000 puedan estudiar gratis y las familias cuyos ingresos no superen los $180.000 reciben el 10% de lo que ingresan para que los alumnos puedan entrar en Harvard. Esto hace que el programa sea muy atractivo para los jugadores de baloncesto del estado y zonas cercanas además de las que recluta el Coach Amaker.
Ex Crimsons como Brandyn Curry, Kyle Casey, Andrew Van Nest y Keith Wright están labrándose carreras en Europa tras haber jugado 4 años y haberse graduado. El éxito, tanto académico como baloncestístico, está garantizado. Y el coach Amaker se lo plantea así a los jugadores a los que intenta acoger en Harvard. La temporada 2014-2015 ha comenzado y Harvard ha sido situada en el #25 del ránking AP, la primera vez que sitúan a un equipo de la Ivy League en el ránking AP previo al comienzo de la temporada desde la 1974-75, cuando Penn fue situada en el #20. Tres temporadas antes, Harvard entró por primera vez en su historia en el Top 25 en medio de la temporada. El entrenador Amaker goza de muchísima seguridad en el cargo tras ocho años, y ya ha recibido ofertas de colleges importantes como Miami o Boston College, e incluso se especula que suceda al que fue su mentor, Mike Krzyzewski, como entrenador en Duke cuando éste se retire. De momento, él es feliz en Cambridge, y su esposa forma parte del staff médico de la universidad.