Según la Real Academia Española (RAE), el verbo «fraternizar» tiene dos significados distintos. La primera entrada lo define como «unirse y tratarse como hermanos»; la segunda lo opta por «tratarse amistosamente». Quizás algunos os estéis preguntando porque os defino esta palabra, «fraternizar», y no otra, ya que en principio, ¿qué relación tiene con nuestro deporte, que es la razón por la cual os encontráis aquí ahora?
Pues bien, la respuesta a vuestra pregunta (y mia también hasta hace poco, hay que reconocerlo) se encuentra en el reglamento oficial de la Major League Baseball, en el punto tres, noveno apartado. ¿Fácil, verdad? Lo típico que miras una tarde de otoño porque sí. Al grano, la regla dice así en castellano: «Los jugadores uniformados no se dirigirán o se mezclarán con espectadores, ni se sentarán en las gradas antes, durante, o después de un juego. Ningún entrenador o jugador se dirigirá a los espectadores antes o durante un partido. Los jugadores de equipos contrarios no fraternizarán en cualquier momento mientras se encuentren uniformados».
Vamos a analizar esta norma parte por parte: «Los jugadores uniformados no se dirigirán o se mezclarán con espectadores, ni se sentarán en las gradas antes, durante, o después de un juego». Parece lógico, ¿verdad? Quizás no haría falta mencionarlo pero por si algo destaca la MLB es por querer tenerlo todo controlado, absolutamente todo. Así que gracias, de verdad, ahora ya sabemos que un jugador debe quedarse en el terreno de juego y no salir de éste.
Continuamos: «Ningún entrenador o jugador se dirigirá a los espectadores antes o durante un partido». Esto ya empieza a irse de la manos. Si se me permite la opinión, veo lógico que se prohiba la interacción durante el partido, pues sería una clara muestra de poca profesionalidad; durante el juego o bien se está en el dugout o bien sobre la hierba pero antes del partido creo que la última palabra la deberían de tener los mismos jugadores, pues hay algunos que pierden la concentración con más facilidad y necesitan aislamiento y hay otros que prefieren pensar en todo menos en béisbol, quedándose en la clubhouse con otros compañeros.
Terminamos con la última parte que incluye esta polémica norma: «Los jugadores de equipos contrarios no fraternizarán en cualquier momento mientras se encuentren uniformados». ¿Y por qué no? ¿Qué tiene de malo? Si algo puedo afirmar con certeza habiendo seguido todo tipo de deportes es que el béisbol es algo más que un deporte de equipo, va más allá de solo eso. Realmente me gustaría saber si hay otro deporte donde los jugadores de un equipo se encuentran más unidos que en el nuestro. No resulta nada sencillo con 25 personalidades diferentes pero la duración de la temporada los convierte en «hermanos». El problema reside en que esta fraternidad debe quedarse en los vestuarios y una vez salen los jugadores de éste se prohíbe cualquier postura de afecto hacia el contrario. Da igual si lesionas a un bateador con un pelotazo, no debes acercarte a él, de esto se encargarán sus «hermanos» y tu no lo eres, así que mejor mantente alejado de la jugada. Por si no fuera poco, este punto de la norma deja claro también que los dos equipos no deben darse la mano antes o después de finalizar el encuentro.
Después de este pequeño análisis puede surgir una duda: ¿Si esta regla parece tan dictatorial por qué existe? Tiene una explicación: se dice que nació con la intención de contener casos de corrupción y conspiración en el juego tal y como sucedió el año 1919 en el conocido como Black Sox Scandal o con la leyenda de los Reds Pete Rose. La regla, por lo tanto. intenta mantener la integridad competitiva del deporte.
No obstante, pese a estar en el reglamento y haberle dado gran importancia en este artículo, la verdad es que los jugadores a la hora de salir al terreno de juego hacen lo que quieren y la norma solo es para ellos pura formalidad. Es comprensible, debido al proceso de agencia libre y traspasos los jugadores se mueven frecuentemente de franquicia a franquicia. Tienen tantas amistades con ex-compañeros que es casi imposible impedirles socializar sobre el campo. Aunque conocen la existencia de la regla, nadie tiene intención a llevarla a cabo. Joe Torre, vicepresidente ejecutivo de operaciones de béisbol de la MLB, quiere de todos modos que su aplicación se convierta una prioridad y ya en 2011 hizo llegar una carta a cada uno de los treinta equipos para recordarlos que la no-fraternización es otra regla más del juego y que por lo tanto, deben velar por el cumplimiento de esta.