La noticia saltaba a mediados del pasado agosto. El año que viene Michael Waltrip Racing dejaría de operar como equipo a tiempo completo en la máxima categoría de NASCAR. Un eufemismo para decir que salvo milagro de última hora, MWR cerrará sus puertas en 2015 y desaparecerá. Si, el mismo equipo MWR que en 2012 consiguió clasificar a dos de sus pilotos para «The Chase» y donde uno de ellos, Clint Bowyer, llegaría a ser subcampeón ese mismo año.
¿Pero qué ha pasado para que un equipo totalmente competitivo caiga en desgracia de esta manera en solo tres años? Pues simplemente una serie de factores voluntarios e involuntarios que han creado una tormenta perfecta que ha arrasado el equipo en muy poco tiempo.
Hay que decir que MWR no empezó con muy buen pie su andadura a tiempo completo en NASCAR. En 2007 se estrenaban como uno de los tres primeros equipos Toyota (el único que queda ahora mismo) con problemas desde el primer día. Un aditivo encontrado en la gasolina en las inspecciones técnicas para Daytona 500, supuso una dura sanción económica para el equipo y la inhabilitación para varios de sus miembros. Después de este magnífico comienzo, el resto del año no es que fuese un camino de rosas precisamente. Varias no calificaciones y la pérdida de patrocinadores dejaban al equipo muy tocado.
Pero todo parecía que podía cambiar con la llegada del millonario Rob Kauffman como inversor al año siguiente. Kauffman inyectó el capital necesario para atraer personal nuevo (incluso a un ingeniero con más de 15 años de experiencia en F1 con McLaren) y el barco empezó a dar signos de poder reflotarse. En 2009 consiguen su primera victoria con David Reutimann. Y en 2010 con el fichaje de Martin Truex Jr. para el nº56, más la llegada de Clint Bowyer al nº15 en 2012, por fin se empieza a vislumbrar un futuro brillante en MWR. Ya que además de estos dos pilotos de primera fila, cuentan con el experimentado Mark Martin en el nº55 realizando un calendario parcial.
Pero es a partir de aquí cuando todo empieza torcerse. MWR trató de meter a Truex en «The Chase» de 2013 en la última carrera en Richmond mediante una serie de órdenes de equipo (órdenes completamente prohibidas en NASCAR). El asunto daba bastante «el cante» y NASCAR tuvo que intervenir y sancionar duramente al equipo. $300.000 de multa, sanción indefinida para el vice presidente de operaciones Ty Norris y la pérdida de puntos necesaria para que Truex no entrase en «The Chase». Ante este escándalo, el patrocinador principal de Truex, NAPA, decidió dar por finalizada su relación con el equipo por lo que Waltrip tuvo que despedir a Truex y dar por cerrado el equipo nº56 ante la imposibilidad de encontrar un nuevo patrocinador.
La marcha de Truex del equipo se trató de suplir con la llegada a tiempo completo al equipo nº55 de un Brian Vickers que por fin parecía recuperado de sus problemas de salud. Pero la recaida de Vickers ha obligado al equipo a tener que sustituirlo con varios pilotos hasta que por fin David Ragan se ha quedado con el volante. Demasiada inestabilidad en el equipo a la que hay que sumar las dificultades de Bowyer para mantenerse competitivo en 2015. De momento se encuentra en la última posición de cara a entrar en «The Chase» pero con pocas posibilidades de hacer algo relevante una vez dentro de esta.
Toda esta inestabilidad y falta de resultados han terminado por agotar la paciencia de Kauffman que ha decidido llevarse su dinero para invertirlo en el equipo de Chip Ganassi a partir el año 2016. Sus declaraciones al anunciar su decisión lo dejaban claro: «No se puede tener un presupuesto y recursos para estar entre los diez primeros y no estar en el top 10 durante un periodo de tiempo tan largo». Esta noticia ha dejado a Waltrip sin capacidad de respuesta para suplir su marcha y le ha obligado a tomar la decisión de cerrar el equipo.
Así que a partir del año que viene tendremos un equipo menos en NASCAR. Todavía no se sabe cual va a ser el destino de Bowyer y Ragan ahora que se han quedado sin equipo. Y si esto no fuese suficientemente malo, lo peor puede ser que con más tiempo libre, Michael recupere su vocación perdida de bailarín.
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