Aún sorprende hoy en día que los ‘Nats’ no fueran capaces de ganar unas World Series entre 2012 y 2014, cuando dispusieron de unas plantillas aparentemente preparadas para hacer historia. Parecía que el destino por fin iba a sonreír a una franquicia con cero campeonatos que empezó en Canadá como los Montreal Expos en 1969 y que se trasladó al Distrito de Columbia en 2005 para convertirse en los actuales Washington Nationals.
El equipo estaba en boca de todos los aficionados y diversos medios de comunicación los daban como favoritos para alzarse con el preciado título año tras año incluso antes de haberse jugado un mísero partido. La presión fue muy alta durante las tres campañas pero había razones de sobras para creer en las predicciones. Ryan Zimmermann, Ian Desmond, Adam laRoche, Jordan Zimmermann, Jayson Werth y Wilson Ramos entre otros ya eran conocidos y temidos por el resto de la liga y los complementos que el equipo añadió al largo del período solo mejoraron la alineación. El abridor zurdo Gio González fue traspasado desde los A’s antes de finalizar 2011 en lo que ha terminado siendo un auténtico robo, el fenómeno Bryce Harper debutó con el equipo de la capital norteamericana a finales de abril de 2012 y Stephen Strasburg se consolidaba como un verdadero ace mientras recibía su primera y de momento única selección para el Juego de las Estrellas. Más tarde, en 2013, los Nationals adquirieron al outfielder Denard Span para que bateara leadoff, posición que necesitaban cubrir urgentemente con un jugador de calidad contrastada, firmaron al closer Rafael Soriano viniendo de una temporada estelar con los Yankees y además subieron al primer equipo a segunda base Anthony Rendón durante el primer mes de competición. El año pasado obtuvieron al abridor Doug Fister en un traspaso con los Detroit Tigers y la rotación consiguió el mejor ERA en toda la Major League.
Finalmente, pese a los esfuerzos realizados por la gerencia y el inevitable talento de su plantilla, los Nationals no solamente no llegaron ni un solo año a las Series Mundiales sino que en 2013 quedaron fuera de la postseason y las dos otras temporadas cayeron eliminados en las Series Divisionales. El destino aun le debe una a los Nats pero nos encontramos a finales de 2015 y podemos afirmar con total seguridad que esta temporada tampoco van a convertirse en los campeones del mundo.
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No queriendo tentar a la suerte, la franquicia decidió a principios de este año añadir más pitcheo dándole un gran contrato al ganador de un Cy Young, Max Scherzer. Dice Mickey Rivers que esta faceta del juego representa un 80% del partido y el otro veinte por ciento se lo reparten la ofensiva y el fielding. Para reforzar el bullpen, durante el trade deadline se hicieron con los servicios del cerrador de los Phillies, Jonathan Papelbon, dando una alternativa a Matt Williams, el entrenador, para la novena entrada. Bien es cierto que el que fuera su closer, Drew Storen, estaba marcándose un año estupendo pero sobre sus espaldas cae gran parte de la responsabilidad de los colapsos en la postseasons de 2012 y 2014.
Teniendo en cuenta que la faceta ofensiva no era nada mala sino todo lo contrario, todo hacía indicar (esto se parece a la película de El día de la marmota) que ahora sí que sí los del distrito federal iban a poder vengarse por los últimos colapsos. La teoría siempre es perfecta y pinta un final de cuento de hadas pero todos sabemos bien como les están saliendo las cosas a los Nationals; se acercan a los .500 y ven como los Mets de Nueva York se escapan con el liderato de la NL East. Bajo el papel, la plantilla de la temporada 2015 es una de las mejores, por no decir la mejor en la historia de la franquicia pero aun así el equipo está casi descartado incluso para llegar a los Playoffs. El manager ha sido cuestionado y con razón, no solamente por los malos resultados desde que empezó el mes de julio (van 21-27 a día 30 de agosto) sino por sus a veces no tan acertadas decisiones durante el transcurso de los partidos. Williams no está haciendo demasiado bien su trabajo y muchos piden su cabeza pero, ¿cuánto se le puede exigir a un entrenador que literalmente ha jugado dos partidos (¡DOS!) con la alineación titular? Quizás (siempre nos quedarán las hipótesis) si jugadores como Span, Rendón, Ryan Zimmermann y Werth se hubieran mantenido sanos otro gallo cantaría y los de DC estarían ahora mismo arriba en la división y siendo favoritos a ganarlo todo.
Sin embargo, el fracaso de este año puede terminar pasando factura y no aprovechar el hecho de encontrarse una división asequible en 2015 puede provocar un giro dramático de los acontecimientos. Durante estos cuatros años los Mets han construido un candidato al título que ya no es ninguna broma y se podrían mantener arriba durante los años venideros, por lo que es improbable que los Nationals vuelvan a tener otra oportunidad de oro como la de esta campaña. Podrían haber terminado perfectamente con el mejor récord de la Liga Nacional, pues los otros tres equipos de la división no aspiraban a competir después del mes de mayo. Los Braves y los Phillies se encuentrán en modo rebuilding y en unos cinco años podrían estar compitiendo, aunque los de Atlanta quieren estar listos en 2017 coincidiendo con la apertura de su nuevo estadio. Los Marlins siguen siendo la eterna incógnita pero con Giancarlo Stanton en su equipo nada es imposible.
El día 31 de julio fue el principio del fin para estos Washington Nationals. Se encontraban en primer lugar con una ventaja de tres partidos sobre los Mets. Nada espectacular pero sí digno de reconocimiento teniendo en cuenta las lesiones de jugadores claves mencionadas más arriba. Venían de vencer el día 30 por 1-0 a los Marlins con siete entradas en blanco de Scherzer y dos más que se repartieron Storen y Papelbon en su debut. Los Metropolitans por su parte acababan de perder un partido loco ante los Padres en el Citi Field en el que Jeurys Familia desperdició una ventaja de dos carreras en la novena entrada para luego permitir un homerun de tres carreras con dos outs a Justin Upton cuarenta y cinco minutos después que los umpires decidieran aturar el partido a causa de la lluvia sin tener en cuenta que los Mets estaban a un solo eliminado de la victoria. No obstante, el día siguiente algo sucedió con los de Nueva York. Yoenis Céspedes pisaba el Citi Field para debutar luego de ser traspasado por los Tigers a falta de unos diez minutos para que cerrara el mercado de fichajes. No han vuelto a ser los mismos. Su pésimo ataque se ha convertido en el mejor de la National League y aunque su bullpen no esté pasando por su mejor momento la balanza está totalmente equilibrada. Los Nationals, por contra, han bajado increíblemente su nivel ofensivo (undécimos por la cola este mes) y su pitcheo no se encuentra en el top 10. Este equipo no estaba diseñado para tener una ofensiva como la que tienen ahora los Blue Jays pero sí que parecía suficiente para ganar muchos partidos jugando con una rotación llena de estrellas. Solamente Bryce Harper (el alma de la ofensiva, quien tira del carro) ha estado por sobre de la media y en los momentos en que se enfría el ataque no es digno de competir en las Mayores. Todo sea dicho, merece una mención especial Yunel Escobar, que está sorprendiendo a muchos en su primer año con los de la capital pero no llega a ser un All-Star.
En el pitcheo sorprende que Strasburg y Gio González tengan un ERA idéntico de 4.11 (aunque estadísiticas como el Fielding Independent Pitching prometen una recuperación), cifras muy por encima de su media habitual y típicas de un cuarto o quinto abridor en una rotación medianamente buena. Doug Fister ha sido reemplazado por el joven talentoso Joe Ross y por si no fuera poco, Scherzer ya ha perdido once decisiones, y es que es difícil salir a lanzar con la mentalidad de tener que bordarlo para que se pueda ganar el encuentro por la mínima. Jordan Zimmermann está siendo el mejor abridor más constante esta temporada pero se encuentra en su último año de contrato.
Para que podáis ver con más claridad el declive que muchos de los jugadores están sufriendo esta temporada os recomiendo que le echéis un ojo al siguiente gráfico, pues vale mucho más que lo que yo os pueda contar.
Las múltiples lesiones en los peores momentos, el cuestionable trabajo de Matt Williams al frente del equipo y los acertados movimientos de sus rivales de Nueva York son las causas principales del declive de los Nats pero esta vez pueden haber agotado su última oportunidad porque al fin, después de cuatro años, los Washington Nationals han jugado con fuego y se han quemado. ¿Se recuperarán en 2016 o ha terminado definitivamente su reinado en la División Este?