Todo es nuboso, dubitativo y difícil de predecir a la hora de hablar de los New Orleans Saints en la nueva temporada que arrancará de aquí a dos meses. Tras un 2014 muy duro en el que no fueron capaces de ganar una NFC Sur, que fue de largo la peor división de toda la NFL, tras caer en la penúltima jornada en casa contra su máximo rival los Atlanta Falcons, en un partido que parecía marcar el final de muchos jugadores ganadores de aquella Super Bowl en 2010 y dejaba muchas dudas en la continuidad de Sean Payton como entrenador jefe de la franquicia.
Pasaron los días, y poco a poco se fue confirmando la marcha de jugadores emblema de los Saints como el corredor Pierre Thomas o el guardia Ben Grubbs. Lo que no esperaba nadie era lo que iba a suceder el primer día de la apertura de la agencia libre, cuando los Saints mandaban a su mejor jugador ofensivo, el tight end Jimmy Graham y una cuarta ronda del draft de 2015 a los subcampeones los Seattle Seahawks, a cambio del center Max Unger y la primera ronda del draft 2015 de los Seahawks. El trade en un primer momento fue un boom absoluto para aficionados y jugadores, como el propio Brees que tuiteaba una foto de uno de sus hijos con la camiseta negra y oro de los Saints con el dorsal 80 y el nombre de Graham. Tras este movimiento, se produciría horas después el traspaso de Kenny Stills, el mejor receptor de los Saints en 2014, mandando a éste a los Miami Dolphins a cambio de una tercera ronda del draft de 2015 y el linebacker Dannell Ellerbe.
— Drew Brees (@drewbrees) marzo 11, 2015
Con la pérdida de sus dos mejores receptores en 2014, y con la contratación del running back C.J. Spiller y el cornerback Brandon Browner, dos fantásticos jugadores sin duda, el giro de los Saints de ser un equipo casi en su mayoría pasador (algo normal teniendo a Brees) a ser un equipo balanceado e incluso más propenso a la carrera parecía estar iniciándose. Aunque en declaraciones a medios del propio Brees y de Payton ambos están de acuerdo en que el equipo siempre tendrá en el pase su mayor aliado, las elecciones en el draft de 2015 por los de Luisiana no han hecho más que confirmar que el giro anteriormente mencionado sera una realidad en los próximos meses.
Un tackle como Andrus Peat elegido en el número 13, y el ansiado pass-rusher que tanto necesitaban en el número 31 y elección obtenida via Seattle, Stephon Anthony, dan mayor validez al discurso de mejorar y potenciar tanto la carrera como la defensa. En segunda ronda un linebacker como Hau’oli Kikaha y las elecciones de tercera empleadas en un cornerback del que se están escribiendo maravillas sobre su rendimiento, y barbaridades sobre su vida privada (por eso cayó tanto en el draft) P.J. Williams. Y la esperada desde semanas antes del draft de un quarterback como Garret Grayson, pensando quizás en los 36 años que tiene el bueno de Brees, dejaba de lado las elecciones de receptores tanto abiertos como cerrados tras las salidas de Graham y Stills.
La renovación a la baja de Colston, todo un emblema Saint, el ascenso de Benjamin Watson a tight end titular y el mayor protagonismo que tendra Josh Hill en el puesto. Y en especial, entregar a Brandin Cooks y a jugadores no drafteados o de fondo de armario el año pasado como Toon, Coleman, Morgan o Saunders la responsabilidad de ser los receptores principales del equipo esta temporada, recuerda mucho al proyecto de los Saints el año de su Super Bowl. Una secundaria y una línea de linebackers muy potente y larga, dos running backs multiusos como Ingram y Spiller (recordando a Bush y Thomas) y muchas dianas pero ninguna por encima de otra para recibir los lanzamientos del pistolero Brees, buscarán repetir la fórmula y llevar a los de Nueva Orleans a los más alto.
Puede ser la última oportunidad del tándem Payton-Brees, el que levantó a un equipo y lo llevó a la cima tras el huracán Katrina, de conseguir algo grande en la NFL. Pero la dureza de la NFC y lo bien que se han reforzado dentro de su propia división equipos como los Bucaneers o los Falcons con unos draft de altura, también pueden provocar que el año no sea fructífero y el giro hacia convertirse en un equipo más rocoso. Con mayor protagonismo en la carrera y la potencia de su backfield acaba por ser una traición a sus juego de los últimos años y un fallido intento en intentar llegar lejos esta próxima temporada. La línea que separa el éxito y el fracaso como ya saben es muy pequeña, la incógnita de como será la temporada de los Saints, es muy grande.