La temporada de los Flames ya ha acabado después de caer en las semifinales de la Conferencia Oeste frente a los Anahiem Ducks por 4-1. Cómo es lógico, hubieran preferido dar la sorpresa y seguir adelante en estos Playoffs, pero ni mucho menos se van con la sensación de haber decepcionado, y es que, después de mucho tiempo, la ilusión vuelve a la ciudad de Calgary. La ciudad canadiense vio a un equipo que, tras perder la Stanley Cup en 2004 frente a los Tampa Bay Lightning, no volvió a conseguir pasar de primera ronda pese a la gran plantilla de la que disponían. Y, tras estos intentos fallidos todas las estrellas empezaron a irse y en 2009 comenzó una reconstrucción que les mantendría alejados de la postemporada. Las sensaciones eran tan malas que hasta el propio Jarome Iginla, en el año 2013, buscó un traspaso para conseguir la primera copa en su palmarés, dejando el equipo tras 17 años.
Pero esta época tan mala por fin ha llegado a su fin y, a partir del próximo año, los Calgary Flames van a ser un equipo a tener muy en cuenta y, por qué no, uno de los principales aspirantes al título. Y esto se debe al gran trabajo de reconstrucción que se ha hecho consiguiendo un talento joven que ha encajado perfectamente con los fichajes veteranos del equipo. Juntos, han sido capaces de hacer importante a la franquicia canadiense y si siguen con esta dinámica, los Flames pueden estar en las quinielas para ser campeones durante unos cuantos años. Lo más ilusionante de esta plantilla es que ha conseguido pasar de primera ronda y pelear todos los partidos en segunda sin su máxima estrella y su líder Mark Giordano, un jugador tan importante para los Flames que la gerencia ya quiere atarle pese a que su contrato termina la próxima temporada.
Evidentemente, Giordano solo no puede revertir la dinámica de un equipo él solo y ahí intervienen los nuevos jugadores, los novatos, la sangre joven de este equipo. El nombre más destacado es Johnny Gaudreau, o «Johnny Hockey» como ya se le conoce, un jugador explosivo que ha aportado mucho talento ofensivo al equipo y una velocidad de juego endiablada, cosa que le hace estar entre los tres nominados al novato del año, junto con Aaron Ekblad y Filip Forsberg. Pero Gaudreau no es el único novato llamado a tener una carrera legendaria. A su lado, se encuentra Sean Mohanan que para el año que viene tendrá una férrea disputa con Sam Bennett para hacerse con la posición de center en la primera línea de los Flames. Junto a estos tres, aparecen muchos otros jugadores jóvenes que deben formar parte del futuro de la franquicia de Calgary.
Quizá el punto más débil de estos Flames sea la defensa, ya que pese a que Mark Giordano se espera que vuelva al 100% y otros jugadores como Kris Russell o Dennis Wideman estén dando lo mejor de sí, a la franquicia canadiense le vendría bien que aparecieran nuevos talentos jóvenes que no pasen de los 30 años. Con T.J. Brodie evolucionando de forma correcta, los dos defensas que mejor pinta tienen para ser importantes son Patrick Sieloff y Tyler Wotherspoon. El primero es un jugador bastante ofensivo mientras que el segundo es el clásico defensa defensivo, valga la redundancia. Ahora mismo ambos tienen 22 años de edad y poner a dos jugadores jóvenes sin experiencia en la misma línea puede salir mal, pero si aprenden correctamente de los veteranos podrían formar una de las mejores parejas defensivas de la liga en el futuro.
Para cerrar el círculo, hay que mirar la portería, dónde el entrenador Bob Hartley tendrá un dilema que todos los técnicos querrían: elegir el guardameta titular. Pese a que Jonas Hiller empezó como número 1, en los Playoffs tuvo mucho más protagonismo Karri Ramo, de 28 años, una edad muy joven para la posición de portero. Sin embargo, puede que Ramo no vuelva la próxima temporada ya que es agente libre sin restricciones y podría ir en busca de un contrato mejor al que Calgary le pueda ofrecer. Pero eso no debe preocupar a los aficionados de los Flames ya que tienen dos guardametas brillantes preparados para dar el salto. Estos son Joni Ortio, que ya debutó esta temporada y Jon Gillies. También será muy interesante ver la pelea entre estos dos cuando la gerencia de Calgary decida que ya no se necesita más a Hiller.
Como se ha visto, los aficionados de los Flames tienen motivos suficientes para ilusionarse con este equipo que se está construyendo. Unos jóvenes que llegan con ganas de comerse el mundo y que cuentan con un talento inacabable y jugadores aun por estrenarse que llegarán con muy buenas sensaciones al equipo. Unos veteranos que están ejerciendo de líderes del equipo, además de conectar estupendamente con los novatos y siendo sus mentores para convertirles en mejores jugadores. Atrás quedan ya estos últimos 10 años en los que la franquicia canadiense se ha ido apagando y parecía que nunca volvería a resurgir. Ahora los Calgary Flames tienen calidad, y mucha, así que las otras franquicias deberán andarse con ojo porque este equipo lo tiene todo de cara para volver a la élite y mantenerse allí durante muchos años.