…al menos este año.
Como un aficionado más a la NASCAR, debo confesar la admiración y profundo respeto que siento por Jimmie Johnson. En más de sesenta años de historia de la competición, ningún otro piloto ha conseguido lo que el californiano ha logrado, y menos en apenas una década. Richard Petty necesitó 35 años para lograr 7 campeonatos, los mismos que Dale Earnhardt alcanzó en 27 y que, siguiendo la lógica matemática, Jimmie Johnson conseguirá, probablemente, en 14; teniendo en cuenta que los dos anteriores son considerados los mejores pilotos en la historia del deporte, entonces ¿qué es Johnson? Algunos como Mark Martin le llaman «Superman», mientras que otros se empeñan en buscar excusas en su estilo de conducir para no reconocer la realidad, pero lo que sí es cierto es que, desde 2006 en adelante, de una manera o de otra siempre ha acabado como el primero, y ya van cinco años consecutivos.
Sin embargo, y pese a que confío firmemente que el sexto, séptimo e incluso octavo títulos llegarán algun día, estas son mis cinco razones para creer que 2011 no será el año de JJ:
1. La familia es la familia; todo Hyde tiene su doctor Jekyll, aunque algunos tienen que encontrarlo. Kyle Busch y Carl Edwards los han encontrado en los últimos meses: el pequeño de los Busch vivió unas navidades muy ajetreadas en las que contrajo matrimonio con Samantha Sarcinella, la mujer llamada a cambiar el rumbo en la carrera del jóven de Nevada, a quien su loco temperamento le ha impedido hacer florecer su inmenso talento; la sra. Busch tiene que ser el punto de inflexión que convierta a Kyle en el mayor peligro para el título de «Doble J», y estoy convencido de hasta el punto de arrebatárselo. Por su parte, Carl Edwards vive una situación similar: su mujer, Kate Downey dio a luz el año pasado a su primera hija, Anne Katherine, lo que debe finalmente centrar al eterno candidato y colocarle definitivamente en la lucha por el campeonato. Jimmie ya se casó, tuvo a su primera hija, y pasó su momento de gloria familiar. Los esposos y padres primerizos van a dar el salto este año.
2. El enemigo en casa; Kyle Busch (en sus inicios), Casey Mears y Mark Martin, estos han sido los últimos tres pilotos que han compartido edificio con Jimmie Johnson desde su primer campeonato en 2006. Entre los tres suman 7 victorias en tres años, de las cuales 5 las consiguió Mark Martin él solo en 2009. Teniendo en cuenta que a este último llevan queriéndolo jubilar desde que entró en el equipo, eso deja a Johnson como el centro de atención absoluto en su garaje y la puerta abierta de la victoria en el equipo más potente de la competición. Ahora bien, el cambio radical que se llevó a cabo en el cuartel de HMS la última off-season acabó con Dale Earnhardt Jr. como nuevo compañero de Johnson y con Mark Martin haciendo las maletas e instalándose con Jeff Gordon, el otro veterano del grupo. ¿Cómo competir con la eterna promesa de la NASCAR, el piloto más popular y el que más dinero recauda para el equipo, reunidos en una sola persona? Es literalmente imposible evitar que los galones y el protagonismo no se traspasen al nuevo y desde hoy mayor enemigo del cinco veces campeón.
3. Nunca mosquées al jefe; eso debería ser un máxima en la vida y un mandamiento en el deporte. Si el hombre que toma las decisiones sobre tu propio coche es a la vez un rival en la pista, ya puedes andarte con pies de plomo, y eso es precisamente lo que no hizo Jimmie Johnson, que se vió envuelto el año pasado en más de una situación comprometida con Jeff Gordon, co-propietario de su coche número 48. Primero, los «roces» en la carretera que cuestionaron la paciencia de Gordon, y por si no fuera suficiente, a final de año el Jefe de Equipo de Johnson, Chad Knaus, decide intercambiar los mecánicos del propio Gordon con los del 48 para favorecer los intereses de «Doble J» por encima de los del 24. Como para tener alguna opción con tu jefe mosqueado…
4. Con los números en la mano; si nos ceñimos a un tema más objetivo como son las estadísticas, apreciamos claramente una caída del rendimiento de Jimmie Johnson en este inicio de año con respecto a los anteriores: tan sólo el inicio de 2009, e incluso el de 2008 si me apuráis, los podríamos comparar al de 2011, y no precisamente por lo buenos que fueron. Para un piloto acostumbrado a ganar pronto, el accidente de Daytona y el ir tan por detrás (siendo incluso doblado) en Las Vegas, dejan mucho que desear, por no hablar de su falta de competitividad en los segmentos finales de la carrera de Phoenix. Queda mucha temporada, y seguro que le caerá más de una victoria pero hasta el momento no me gusta lo que veo.
5. Pregúntale al homólogo alemán; hasta hace poco la Fórmula 1, igual que el fútbol, era un deporte de 22 tíos en los que siempre ganaba el alemán. Con todos mis respetos hacia Vettel, el alemán no era otro que Michael Schumacher quien, tras ser campeón por quinta vez consecutiva y ser favorito para un más que probable sexto título, sería vencido a la postre por todos sabemos quien. El final no fue muy feliz para Schumacher, como tampoco lo fue para Roger Federer tras ganar su quinto US Open consecutivo que resultaría ser el último hasta la fecha. Por suerte para Jimmie Johnson, ni él es alemán ni los españoles competimos en la NASCAR, pero me se de un tocayo suyo, apodado «Magic», a quien le sobraron muchos dedos tras el quinto anillo… lo siento Jimmie, no es nada personal, pero la historia no está de tu lado.